Han pasado ya unos años desde que la firma de origen alemán lanzase al mercado el Opel Grandland. Ahora, el SUV compacto recibe una nueva generación mucho más avanzada, pero hasta que llegue al mercado, la actual entrega es una apuesta muy interesante. Hoy nos ponemos al volante del Opel Grandland Hybrid 1.2T 136 CV con acabado GS.
Derivado del anterior Peugeot 3008, ambos cuentan con numerosas similitudes. Los chicos de la compañía gala han querido apostar con mayor contundencia por el diseño y las sensaciones. Por ello, estamos ante productos claramente diferenciados. En este sentido, el Grandland es algo más sencillo en el exterior y el interior. También cuenta con un precio inferior.
Disponible con motores gasolina, gasolina MHEV, diésel e híbrido enchufable, tiene una gama muy completa. Destaca en el segmento por capacidad de maletero y habitabilidad. Además, el equipamiento puede ser abundante, lo que le sitúa en una posición ventajosa frente a algunos de sus muchos rivales en el segmento C-SUV.
Pensemos que el Grandland está destinado a competir contra grandes modelos como los SEAT Ateca, Ford Kuga, Mazda CX-5, Nissan Qashqai, Škoda Karoq, Peugeot 3008, Hyundai Tucson, Toyota Corolla Cross, Toyota RAV4, VW Tiguan, MG ZS, SsangYong Tivoli Grand o Renault Austral, entre otros. Por precio, es una opción intermedia.
Diseño exterior
El diseño del Opel Grandland se remozó profundamente en su último restyling. En un segmento C-SUV en el que uno de los principales motivos de compra es el atractivo visual, era un cambio necesario. Como ocurre en otros modelos de la gama, recibe la nueva cara Opel Vizor. También el nuevo habitáculo totalmente digital Opel Pure Panel.
Con las bonitas llantas de aleación de este GS y una pintura exterior a contraste, el conjunto resulta bastante pintón. Lo bueno es que desaparecen los acabados más sencillos en estos últimos meses de comercialización. Además, todos los elementos de la carrocería importantes van pintados, no dejando superficies plásticas sin terminar.
El frontal se caracteriza por los faros matriciales IntelliLux LED adaptativos opcionales. Quedan conectados por una moldura en negro brillante en la que se inserta el logo oscurecido. Vemos pequeñas luces antiniebla integradas en la gran toma de aire inferior. Para potenciar su deportividad, hay tomas laterales que dirigen el flujo de aire a las ruedas.
La luna delantera tiene buen tamaño y el capó destaca por sus marcados nervios. Se ve futurista y robusto a partes iguales. No faltan los sensores de aparcamiento delanteros y el radar de los ADAS. Visto de perfil, los pilares y el techo en color negro opcionales resaltan con el llamativo color Arktis White de la carrocería. Los rieles de techo también van en negro.
No falta una moldura plástica inferior para proteger la parte baja. La carrocería luce diversos detalles en negro. En total hay cuatro colores para la carrocería, con tonos clásicos; así como varios acabados. Las llantas pueden ser de 18 o de 19 pulgadas. En esta unidad, calzan gomas Michelin ePrimacy en medidas 225/55 R18 102V XL.
Las dimensiones exteriores se mantienen intactas con respecto a su predecesor. Se queda en 4.48 metros de longitud, 1.86 metros de anchura y 1.61 metros de altura. La distancia entre ejes es de 2.675 milímetros. Los anchos de vía delantero y trasero se sitúan en 1.579 y 1.587 milímetros. Opel no ha facilitado los datos aerodinámicos de este modelo.
Destacan los marcados pasos de rueda y la generosa superficie acristalada.
En la zaga destaca la horizontalidad. Las ópticas son LED de serie y destaca la denominación del modelo en el centro del portón manual. La luna es amplia y ofrece buena visibilidad. Sobre ella hay un marcado alerón con la tercera luz de freno. Sobre el techo descansa una antena de tipo aleta de tiburón también en negro. No se ofrece techo solar.
Diseño interior
En el interior, Opel ha trabajado sobre la calidad percibida y el diseño, que se muestran correctos. Quedan algo por detrás de modelos más recientes. Hereda también numerosos rasgos de otros modelos de Stellantis, haciendo un mayor uso de materiales acolchados en el salpicadero. Combina materiales blandos y plásticos rígidos.
Todos ellos tienen buen aspecto, un tacto agradable y unos ajustes aparentemente sólidos. En el lado menos positivo está el abuso del tedioso negro brillante. Este material, muy sensible a la suciedad y los arañazos, predomina en la consola central y parte del salpicadero. Para los tapizados, tenemos tela o una opción Alcantara Sport.
En la parte central del salpicadero, la pantalla táctil de 10 pulgadas es el centro neurálgico. Puede equiparse con un paquete que incluye navegador, instrumentación digital de 12 pulgadas y base de carga inalámbrica para el smartphone. Los gráficos, respuesta y fluidez son meramente correctos, aunque es un sistema sencillo en su uso.
La conectividad está garantizada gracias a la compatibilidad con MirrorLink, Apple CarPlay y Android Auto. Eso sí, funcionan solo mediante cable. Las tomas USB son convencionales, no C. Me ha gustado que los controles principales del climatizador bizona no se integren en la pantalla. Solo algunas funciones, como el flujo de aire, se reservan a esta.
En términos de espacio de almacenaje, los huecos portaobjetos de las puertas son limitados. La consola central cuenta con un hueco con tapa, dos posavasos y una pequeña guantera bajo el reposabrazos central. Este es regulable longitudinalmente. Destacar que los cinturones delanteros tienen regulación en altura.
Las manos se posan cómodamente sobre un volante de diseño similar al del resto de modelos Opel. Cuenta con levas solidarias y tras él hay un cuadro de instrumentos digital de 12 pulgadas. Ofrece cierta personalización, con varias vistas predeterminadas. Sus gráficos y fluidez son normales, con buen aporte de información.
Respecto a la habitabilidad, el Opel Grandland está homologado para cinco ocupantes, aunque cuatro personas viajarán con mayor comodidad. Se queda algo justo para cinco adultos por anchura. Resulta cómodo el acceso a la segunda fila de asientos por altura y grado de apertura de las puertas. Por altura, hasta los hasta 1.95 metros de altura se viaja cómodo.
En las plazas delanteras hay abundante espacio y todo queda al alcance de la mano. Los asientos deportivos pueden ser AGR y tienen ajuste lumbar y calefacción. Son cómodos, brindan una sujeción buena y tienen una extensión de la banqueta. El volante es calefactado y va forrado en cuero. Tiene la base ligeramente achatada.
El maletero cubica 514 litros, pudiendo ampliarse al abatir la segunda fila -60:40- a 1.652 litros. Está en la media del segmento. Tiene unas formas muy regulares, ganchos e iluminación. La boca de carga es generosa, con un portón manual. Podemos equipar una rueda de repuesto y el borde de carga queda a 790 mm. El piso puede colocarse a dos alturas.
Motorización Opel Grandland Hybrid
Según el configurador de la marca, la gama mecánica del Opel Grandland se reduce estos últimos meses a dos opciones. Se trata de los 1.2T de 130 CV y 1.2T Hybrid de 136 CV. Ambos gasolina. El primero se asocia a una caja manual de seis relaciones y, el segundo, a una automática con el mismo número de marchas. La tracción es delantera.
Comparten el motor de tres cilindros fabricado en aluminio. Cuenta con dos árboles de levas en la culata, inyección directa, turbo, geometría variable e intercooler. En el Hybrid, entrega una potencia de 136 CV (100 kW) a 5.500 vueltas y 230 Nm de par desde las 1.750 rpm. Son cifras algo justas para su tamaño y peso si sueles viajar cargado.
Salvo en ese caso, es un modelo adecuado para aquellos que practican una conducción sosegada. La entrega de potencia es progresiva y requiere de cierto tiempo a la hora de llevar a cabo maniobras rápidas, como adelantamientos en vías secundarias. El pequeño motor eléctrico de 29 CV (21 KW) y 55 Nm apenas aporta brío adicional.
Va asociado a una batería de iones de litio de 0,49 kWh útiles. En situaciones concretas, este sistema de 48V nos ayuda a reducir los consumos. También apoya al motor de combustión. Lo que no me ha gustado especialmente es su excesiva retención al dejar de acelerar. No nos permite avanzar por inercia. Eso sí, nos brinda la pegatina ‘ECO’.
El motor tricilíndrico no se muestra ruidoso ni molesto en términos de vibraciones, girando a 2.200 rpm a 120 km/h en sexta. Solo en aceleraciones intensas es más perceptible. Si hablamos de cifras, el Grandland acelera de 0 a 100 km/h en 10 segundos. Recupera de 80 a 120 km/h en 7.7 segundos (en D) y alcanza una velocidad máxima de 200 km/h.
Se puede elegir entre tres modos de conducción: Normal, Eco y Sport. Afectan a la rapidez con la que el acelerador y la caja de cambio responden, aunque en la práctica las diferencias no son abismales. Por otra parte, los consumos son ajustados y, si no te pesa el pie derecho ni viajas muy cargado, permite hacer buenos consumos.
La marca nos habla de un consumo combinado de 5,5 l/100 km en ciclo homologado WLTP. En nuestro caso, ha rondado los 7 l/100 km en ciudad, bajando hasta los 6.2 l/100 km en autopista. Tras la semana de pruebas, el consumo medio ha sido de 6.6 l/100 km, cifras muy parejas a las del 1.2T de 130 CV sin micro-hibridar.
El depósito de gasolina tiene una capacidad de 53 litros.
Respecto al cambio automático de doble embrague y seis velocidades, este goza de una suavidad y una rapidez acordes a una conducción tranquila. Si se le exige una rapidez adicional, como al pisar a fondo el acelerador, se muestra más perezoso y un poco brusco. En modo manual, utilizando las levas, tampoco es especialmente rápido.
Version | 1.2 T Hybrid GS - 3 cilindros en línea |
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Cilindrada | 1.199 cm³ |
Potencia | 136 CV (100 kW) @ 5.500 rpm |
Par | 230 Nm @ 1.750 rpm |
Peso | 1.536 kg |
Dimensiones Lar/An/Al mm | 4.477 / 1.856 / 1.609 mm |
Volumen Maletero | 514 (1.652) litros |
Aceleración 0 a 100 km/h | 10 segundos |
Recuperación 80 a 120 km/h | 7,7 segundos |
Velocidad máxima | 200 km/h |
Consumo homologado | 5,5 / 4,7 - 5,2 - 4,9 - 6,5 l/100 km (Comb. / vel. baja - media - alta - muy alta) |
Emisiones CO2 por km | 124 g/km |
Pegatina de la DGT | Eco |
Precio de partida | 37.700 euros (este motor y acabado sin descuentos ni extras) |
Comportamiento Opel Grandland Hybrid
Al igual que ocurre en la gran mayoría de modelos del segmento C-SUV, moverse en el tráfico urbano con el Grandland no entraña ninguna complicación. Ofrece buena visibilidad en todos los ángulos. Mejor incluso que en el caso del 3008, que tiene las ventanillas más pequeñas. El diámetro de giro es de 10,67 metros entre bordillos y 11,05 metros entre paredes.
Incluye la posibilidad de incorporar tanto sensores de aparcamiento delanteros y traseros como cámara de visión trasera. Como ya he comentado, la calidad de la cámara es bastante pobre, algo habitual en los modelos que formaban parte de PSA. En cualquier caso, siempre nos vale como referencia a la hora de llevar a cabo maniobras de aparcamiento.
En carretera, hablamos de un vehículo cómodo, un gran rutero. El asilamiento es bueno y las suspensiones presentan una dureza intermedia en el segmento. Hay modelos con las suspensiones más blandas, como puedan ser el Renault Kadjar o el Citroën C5 Aircross, pero en el caso del Grandland no son tan firmes como, por ejemplo, las del Peugeot 3008.
Es por ello por lo que el modelo de Peugeot muestra un comportamiento más dinámico a la hora de afrontar curvas con cierta agilidad. Pese a ello, el Opel no muestra balanceos de la carrocería acusados y la sensación de seguridad es elevada. No hay movimientos bruscos si buscamos los límites ni reacciones inesperadas.
Es en curvas algo más lentas donde sale a relucir el enfoque familiar del Opel Grandland. Está pensado para viajar cómodamente, no para irse de tramo. Por eso, sus cambios de apoyo son tranquilos y los sistemas de asistencia actúan con rapidez y eficacia. Mantiene todo bajo control desde el primer momento en el que tratamos de buscarle las cosquillas.
Como os decía, aquellos que busquen un plus de dinamismo, quizás deberían plantearse optar por el 3008 y con algo más de potencia. El Grandland monta un esquema de suspensiones McPherson en el eje delantero y un eje rígido en el trasero. La dirección, por su parte, cumple con gran eficacia, precisión y feedback para un uso sosegado del SUV.
Respecto al equipo de frenos, monta discos ventilados en el eje delantero y discos macizos en el trasero. Su eficacia y resistencia a la fatiga son normales para un uso no intensivo. El tacto del pedal es cómodo, pero requiere de un período de adaptación debido a la presencia de la frenada regenerativa. El propio coche retiene más de lo que esperamos.
A nivel de asistencias a la conducción y de seguridad, el Grandland puede equipar aviso de ángulo muerto, ayuda al aparcamiento, frenada de emergencia en ciudad con detección de peatones y ciclistas, sistema Highway Integration Assist (programador de velocidad activo y sistema de mantenimiento automático en el carril), visión nocturna por infrarrojos…
Equipamiento y precio
El Opel Grandland ya solo se ofrece con acabado GS. De serie incluye faros LED, control y limitador de velocidad, aire acondicionado, climatizador automático, cuatro elevalunas eléctricos, freno de mano eléctrico, asiento posterior abatible, asistente al arranque en cuestas, alerta y asistente de carril, sensores de aparcamiento perimetrales…
También de serie son el detector de fatiga y peatones, sistema multimedia con pantalla de 10 pulgadas, bluetooth, radio DAB, USB, Apple CarPlay, Android Auto, lector de señales de tráfico, apoyabrazos central delantero, asientos deportivos con ajuste lumbar eléctrico, cámara de visión posterior, cristales tintados y llantas de 18 pulgadas, entre muchos otros.
Los precios recomendados de la gama Opel Grandland 2024 arrancan en 34.000 euros sin descuentos ni promociones. En el caso de la versión micro-híbrida como la de la prueba, el precio de partida es de 37.700 euros.
Diseño/Estética
Calidad de acabado
Equipamiento de serie
Equipamiento opcional
Habitabilidad
Maletero
Motor/Refinamiento
Prestaciones
Consumos
Transmisión
Dirección
Frenos y neumáticos
Comportamiento
Calidad de rodadura
Relación valor-precio
7.5
Notable
La nueva entrega del Opel Grandland está a la vuelta de la esquina. Si bien el modelo actual es algo más conservador que este en términos de diseño y calidad, cuenta con un equipamiento y un precio imbatibles, grandes dosis de espacio y una puesta a punto muy equilibrada. Se ofrece con mecánicas de gasolina, gasolina MHEV, diésel e híbridas enchufables.
Lo bueno
- El espacio de carga es amplio y cuenta con dos alturas.
- La chapa de la puerta protege los bajos en los laterales, por lo que no te mancharás al acceder o salir del habitáculo.
- Ofrece gran equipamiento de serie, a un precio razonable.
- Los faros adaptativos Full LED son de los mejores del mercado generalista.
- Espacio interior adecuado con excelente cota de altura en todas las plazas.
- Buen equilibrio prestaciones-consumos para una conducción tranquila.
- El equilibrio dinámico es su punto fuerte.
Lo mejorable
- Interior algo sobrio y con materiales adecuados, pero no destacables.
- La percepción táctil, los gráficos y la fluidez de la pantalla son mejorables, al igual que la resolución de la cámara de marcha atrás.
- No hay banqueta trasera deslizable.
- Ya hay una nueva generación que está al llegar.
- Pierde dinamismo en pro del confort.
- La micro-hibridación retiene en exceso al levantar el pie del acelerador.