Puede que alguna vez te hayas preguntado cuáles son el parabrisas más grande y el más pequeño del mundo de cuantos se montan en un automóvil de producción. Es más, puede que incluso alguna vez lo hayas llegado a buscar en Google. Ya sabéis que me gusta traeros curiosidades sobre el mundo de la automoción, y a raíz de una nota de prensa de Carglass, hoy voy a resolveros este peculiar interrogante.
El coche con el parabrisas más grande
Lejos de los enormes parabrisas que podemos encontrar en los vehículos de alto tonelaje como camiones o autobuses, el automóvil que monta el parabrisas más grande del mundo para un vehículo de producción es el Tesla Model X, un poderoso SUV al que cada vez le van a salir más rivales, como es el caso del recién estrenado Jaguar I-PACE, al cual incluso se ha enfrentado en el Autódromo Hermanos Rodríguez de Ciudad de México.
En su versión más potente, recordemos que el Model X 100D es un SUV 100% eléctrico de 2.5 toneladas, con una autonomía NEDC de 565 km, la característica enorme pantalla en el salpicadero y una aceleración de 0 a 100 km/h en solo 4,9 segundos. Además, este modelo lleva el concepto de parabrisas panorámico -aquellos que se extienden y cubren parte del techo del vehículo- a otro nivel.
Ya en su día el Citroën C4 Grand Picasso nos sorprendió con su parabrisas extensible, pero el bautizado como parabrisas “Big Sky” por la firma de Palo Alto le supera con creces. Gracias al mismo se consigue una gran visibilidad, además de un habitáculo muy luminoso y con una enorme sensación de espacio. Podéis verlo en la imagen inferior.
De hecho, el propio Elon Musk, CEO de Tesla, asegura que “este parabrisas ofrece una experiencia de conducción única, similar a la que se experimenta en la cabina de un helicóptero”. Adicionalmente y, para evitar los deslumbramientos por el sol, dispone de un tintado doble inteligente, que no tiene elementos metálicos para mejorar la conectividad del coche.
En cifras, el parabrisas panorámico del Tesla Model X tiene nada menos que tres metros cuadrados de superficie y está fabricado por el especialista American Glass Products (AGP), que dispone de una tecnología propia para la conformación de elementos de vidrio de hasta cuatro metros cuadrados de superficie. Ahí donde lo veis, conformar un elemento de vidrio para automoción de una superficie tan grande supone un reto tecnológico.
El coche con el parabrisas más pequeño
En el lado opuesto, el Mercedes-Benz SLR Stirling Moss tiene el parabrisas más pequeño -por llamar de alguna manera a ese ínfimo trozo de cristal- de cuantos se han fabricado en los últimos años, un honor que comparte con algunos deportivos artesanales británicos, que también optan por una configuración de doble deflector frontal.
Y sí, hablamos de un parabrisas, pues según la definición de la RAE, un parabrisas es un “bastidor con cristal que lleva el automóvil en su parte delantera para resguardar a los viajeros del aire cuando el vehículo se pone en movimiento”, y los pequeños deflectores que incorpora este modelo están diseñados para desviar el flujo de aire y que éste pase por encima de la cabeza de los dos ocupantes.
Si bien no hablamos de un deportivo de fabricación en masa, sino más bien de una edición limitada a 75 ejemplares, este speedster es un automóvil de producción, más concretamente uno con el que los ingenieros de Mercedes-Benz revivieron una leyenda dentro de los coches de competición de la marca como el 1955 Mercedes-Benz 300 SLR con el que Sir Stirling Moss consiguió en 1955 el récord en la Mille Miglia.
En el vano motor se esconde el poderoso bloque V8 de 5.5 litros y 650 CV de potencia que también equipa el Mercedes-Benz SLR McLaren 722 Edition, pero gracias al empleo de fibra de carbono en su carrocería, el aluminio en sus entrañas y otros elementos ligeros, es capaz de declarar un 0 a 100 km/h en menos de 3,5 segundos, así como una velocidad máxima de 350 km/h a cielo abierto.
Cada uno de los minúsculos parabrisas del Mercedes-Benz SLR Stirling Moss tiene una superficie aproximada de 300 cm2, es decir, 0,030 m2.
Eso sí, estos pequeños parabrisas no ofrecen ninguna protección en caso de vuelco, como sí lo hace un parabrisas convencional, que aporta hasta el 30% de la resistencia de la estructura del vehículo y es un elemento clave para evitar el hundimiento del techo en caso de vuelco. De la misma manera, tampoco sirven como apoyo del airbag del acompañante cuando éste se despliega.