No es ningún secreto que en París se están poniendo realmente estrictos con el tema de la contaminación y las emisiones. Hace ya tiempo que oímos que los coches más antiguos no podrían circular por la ciudad (a excepción de los clásicos) y, para ello, la ciudad gala ha decidido despojarse de la actual prohibición en función del número -par o impar- de la matrícula de los coches en episodios de alta contaminación para dar paso a las etiquetas de color que identifican a cada vehículo según la polución que emita.
Este sistema, bautizado como CRIT’Air y cuyo funcionamiento es muy similar al de nuestras famosas pegatinas de la DGT, cuenta con una clasificación compuesta de seis etiquetas. Pero ojo, que esto no es solo para los nacionales, también es obligatorio para los automóviles con matrícula extranjera que, al igual que los parisinos, pueden solicitar la etiqueta en la web del Ministerio de Ecología del país.
La primera de todas ellas es la de color verde, reservada para los vehículos eléctricos o propulsados con hidrógeno. Posteriormente y comenzando por el número 1, cuyo color es el violeta y se corresponde con los coches que cumplen las normas Euro 5 y Euro 6, las pegatinas van avanzando hasta un total de ‘5’. Esta última es de color gris y es para los vehículos más contaminantes, los que solo cumplen la norma Euro 2. Y si tienes pensado viajar a París y moverte en coche, deberías tener esto en cuenta, porque desde ayer son necesarias para todos los vehículos y motocicletas que quieran circular por la capital gala entre las 8:00 y las 20:00 horas de lunes a viernes.
Según informan desde el Ministerio de Ecología francés, los parisinos ya han pedido 2,5 millones de etiquetas,. Estas tienen un precio de 4,18 euros, una cifra equivalente a su coste de impresión.
Lógicamente, hasta la entrega de todas las pegatinas la Administración gala dará a los usuarios un período de adaptación sin denuncias, salvo para todos aquellos vehículos anteriores a 1997 cuya entrada a la capital los días laborables está prohibida desde julio de 2016, así como a los camiones pesados y autobuses desde antes de 2001. Las multas van desde los 65 euros a turismos hasta los 135 euros para estos últimos. A todo ello se une el propósito de expulsar los vehículos diésel de la ciudad para 2020 y la extensión de estas pretensiones a otras regiones francesas.