Estamos todos o al menos la gran mayoría confinados en casa y como no hay movimiento, no hay demanda de combustibles.
Si a esto le sumamos aspectos como que las aerolíneas tienen la gran mayoría de sus flotas en tierra, no hay apenas movimiento a nivel global, China, la fábrica del mundo, está cerrada y Rusia mantiene una lucha invisible con la OPEP y se niega a recortar la producción sobreabasteciendo un mercado sin apenas demanda, la ecuación está servida.
El confinamiento y las tensiones geopolíticas han hecho que el barril de crudo se desplome a niveles no vistos desde hace 18 años. En países como Estados Unidos, el precio del barril apenas supera los 20 dólares y como no podría ser de otra forma, los precios de los combustibles han sufrido un auténtico descalabro.
Curiosamente, los precios han caído tanto que en algunos mercados como el canadiense, un barril de petróleo cuesta menos que una pinta de cerveza.
Según ha informado la CNBC el Western Canadian Select, un crudo pesado extraído de sedimentos ahora cuesta 4.18 dólares el barril. Si tenemos en cuenta que un barril equivale a 42 galones y que esto son 159 litros podemos decir efectivamente que el petróleo ya cuesta menos que la cerveza y si me apuras, casi que el agua -aunque es una trampa, porque este crudo como norma general es muy barato por su calidad-
Una pinta en Canadá ronda los 5 dólares y por ese precio podemos adquirir 159 litros de crudo barato aunque ojo, porque si hablamos del Brent la cosa no mejora mucho y es que hablamos de poco más de 20 dólares el barril, vamos, un drama…
Curiosamente, esto choca con lo que vivimos en nuestro mercado, donde la brutal carga impositiva sobre los hidrocarburos elevan el precio del combustible notablemente y nos hace casi imposible ver precios por debajo del euro el litro de combustible cuando en otros mercados podemos adquirir el litro del combustible a escasos céntimos.