Ya os he hablado en algunas ocasiones de la viabilidad del hidrógeno en la movilidad del futuro e incluso os he contado los planes del algunas grandes compañías al respecto, por lo que hoy vamos a darle todo el protagonismo a Toyota y sus planes de futuro en relación a este combustible alternativo.
Como sabéis, no es el único fabricante de automóviles centrado en el desarrollo del hidrógeno, ya que recientemente Hyundai nos mostraba su nuevo Nexo como uno de los primeros modelos de la estrategia de la marca para introducir 18 vehículos ecológicos de cara al año 2025, y no es de extrañar, pues tal y como vaticina Toyota, las ventas globales de vehículos eléctricos de pila de combustible —Fuel Cell Electric Vehicles (FCEV)— aumentarán sustancialmente a partir de 2020 hasta las 30.000 unidades al año, frente a las 3.000 actuales.
En los vehículos FCEV, el sistema de pila de combustible es el que genera la electricidad a bordo a partir de hidrógeno y oxígeno, a fin de propulsar este tipo de vehículos sin emisiones, y los depósitos almacenan el hidrógeno. Es por ello que la fabricación a escala de ambos componentes es crítica para reducir los costes del sistema y ampliar su disponibilidad para potenciar el crecimiento y las ventas de los FCEV, así que la producción de los mismos se trasladará -previsiblemente en 2020- de la planta de Honshaa una nueva línea específica en la planta nº 3 de Shimoyama, en Miyoshi City.
Una vez incrementada la producción de estos componentes, la compañía planea continuar con la expansión de su Toyota Mirai, un modelo cuyas ventas anuales se han ido incrementando año tras año desde su llegada en 2014, pasando de unas 700 unidades en 2015 a las 2.000 unidades de 2016 y, más recientemente, alrededor de 3.000 unidades en 2017. El Toyota Mirai se comercializa actualmente en 11 países: Japón, Estados Unidos y nueve países europeos, pero en un futuro no muy lejano planea llegar a más países y regiones como Australia, Canadá, China o los Emiratos Árabes Unidos.