Es evidente que a Gordon Murray nunca le tembló ni la pluma ni el pulso cuando concibió el F1, el deportivo que probablemente haya escrito una de las mejores historias del motor; un deportivo que, hasta la fecha, ha sembrado precedentes. De hecho, según Murray y su equipo ,el F1 nació para ser 39 veces mejor que un F40, el último Ferrari de Enzo, una anécdota que dibujaba el panorama de rivalidad entre ambas marcas.
De sus 106 unidades producidas entre 1992 y 1998, solo 64 de ellas se destinaron a versiones de calle. ¿Sabes qué peculiaridad podía esconderse bajo el capó? Pues no solo un V12 de BMW con más de 600 CV, sino también un motor con recubrimiento de oro, una curiosidad que muchas personas pasan completamente por alto. ¿Te han contado el porqué?
El McLaren F1: una auténtica leyenda
El McLaren F1 es tan icónico porque logró convertirse en el deportivo más rápido del mundo en los años noventa, desbancando al Jaguar XJ220. Llegó a alcanzar los 391 km/h, un logro que años más tarde superarían los todopoderosos Bugatti. Aún así, el McLaren F1 sigue siendo el deportivo con motor atmosférico más rápido de la historia.
Sus tres puestos en el habitáculo, con la plaza central para el conductor, no son para nada casualidad. El equipo de Murray determinó que colocar el conductor en el medio evitaría descentrarse de los pedales, con lo que el puesto de conducción de esta joya evocaba a un monoplaza de Fórmula 1. Además, el interior sigue la misma línea de un monoplaza, con prestaciones muy austeras y pocos lujos al volante.
“El McLaren F1 fue el coche más rápido de los noventa. De hecho, gran parte de sus prestaciones recuerdan a un fórmula 1”.
El empleo de oro en el motor era solo una de sus singularidades. El McLaren F1 fue el primer automóvil en utilizar fibra de carbono en su monocasco, además de materiales poco frecuentes en la automoción, tales como el titanio, el magnesio y el kevlar, componentes que convertían al McLaren F1 en toda una rareza para la época.
Un coche inglés de corazón BMW
Así es. Ni Honda ni Isuzu pudieron materializar los deseos de Murray, así que el diseñador más famoso de McLaren decidió montar artillería alemana. El F1 equipa el mismo motor del BMW 850i (E31), un motor V12 de 6.0 litros con la denominación interna S70/2. Sus características constructivas eran un doble árbol de levas, cuatro válvulas por cilindro y el sistema de distribución VANOS.
Este V12 rendía 627 CV de potencia y 651 Nm de par, cifras de ensueño para un automóvil de los noventa. De hecho, dada la posición central del motor, producía tanto calor en el habitáculo que el aire acondicionado venía de serie, aún primando la austeridad en los interiores.
La capa de oro que custodia el motor
Literalmente, este V12 de BMW vale su peso en oro, de manera más concreta, en oro de 24K. El calor que desprendía el motor durante el funcionamiento era un gran obstáculo para los ingenieros. Además, algunos materiales de constitución, tales como la fibra de carbono, eran susceptibles de descomponerse con el paso del tiempo, así que Murray decidió cubrir de oro parte del motor y su compartimento.
El oro es un metal precioso que puede funcionar como un gran aislante, por lo que en condiciones de temperatura extrema controla el calor disipado. Aunque pueda parecerte anecdótico, recubrir las piezas del motor en oro evita alcanzar altas temperaturas, una solución inteligente frente a la tecnología de materiales de por aquél entonces.
De entre todas las unidades producidas, solo ocho de ellas lucen el recubrimiento de oro, lo que las convierten en las ediciones de McLaren más caras del mundo. ¿Te has preguntado el precio? En 2019 se subastó una de ellas cifrando un precio de unos 20 millones de euros, una de las subastas de vehículos más caras de la historia.
Artículo de Joan Bassa Moragues
Deben aclarar que el que se subasto por 20 millones fue el de mismo que los creo