Imagina que estás al volante de tu coche circulando por una carretera a una velocidad de unos 90 kilómetros por hora, cuando de repente algo se cruza en tu camino y pisas a fondo el pedal del freno recorriendo una distancia de unos 60 metros. ¿Cuál es la distancia que deberías recorrer para frenar si circulas a unos 120 kilómetros por hora? La lógica nos dice que la velocidad y la distancia deberían ser proporcionales, pero la física nos dice que no.
Podrías pensar que al aumentar un tercio la velocidad la respuesta correcta es un tercio más distancia, pero si tenemos en cuenta algo como la energía cinética observamos que estamos equivocados. Hemos aumentado un 30% la velocidad aproximadamente, pero la distancia de frenado no será proporcional a esta y ahora necesitaremos alrededor del doble de distancia entre un caso y otro.
¿Cómo actúa la energía cinética en nuestro coche?
Podemos comprar entre algunos de los últimos superdeportivos del mercado, deportivos, vehículos nuevos o antiguos más o menos asequibles, rápidos o lentos que hay una cosa que no cambiará nunca, aunque tengamos unos enormes frenos carbocerámicos a nuestro alcance. La distancia de frenado a 120 kilómetros por hora será aproximadamente un 50% mayor que circulando a 90 kilómetros por hora. La energía cinética tiene la respuesta a nuestro interrogante, y es que un vehículo al frenar convierte esta en energía térmica, consecuencia del calor generado por los frenos. A medida que aumentamos la velocidad, la energía cinética aumenta, pero no de forma proporcional, donde C (energía cinética) es igual a un medio por la masa y la velocidad al cuadrado (esta es la clave de este fenómeno).
Además debemos saber que existe una multitud de factores que afectan a la distancia de frenado, como pueden ser las condiciones del asfalto, de nuestros neumáticos, las condiciones climatológicas o el estado del conductor. Una combinación de aspectos que determinan en muchas ocasiones si conseguiremos frenar a tiempo en una situación de emergencia o por el contrario, chocaremos con el obstáculo que ha producido esa frenada. Debemos entender en primer lugar que la distancia que tardamos en detenernos se compone de dos variantes, la distancia de reacción como aquella que se recorre en el tiempo que tardamos en percibir el peligro y la distancia de frenado, la que transcurre desde que hemos pisado el freno hasta que el vehículo se detiene por completo.
El consumo de alcohol y drogas es uno de los factores más determinantes a tener en cuenta para la distancia de frenado, ya que nuestros reflejos y sentidos reaccionan de una forma más lenta y descoordinada que cuando lo hacemos en un estado normal.
La distancia de reacción
Esta depende esencialmente del conductor, de los reflejos que tenga para percibir un peligro y reaccionar en el menor tiempo posible. Un conductor veterano y más experimentado empleará alrededor de 0,75 segundos para pisar el freno a fondo, mientras un conductor novel suele dudar más hasta que finalmente pisa el freno para detenerse totalmente. Los reflejos y nuestro estado de ánimo son dos factores clave para la distancia de reacción, los cuales son totalmente alterados con el consumo de drogas y alcohol, de ahí que sea tan importante no consumir ningún tipo de sustancia tóxica al volante.
Por poner un ejemplo, si circulamos a 50 km/h recorrerás unos 10 metros antes de empezar a frenar, mientras que a 120 km/h la distancia recorrida ascendería a 25 metros. Si añadimos alcohol a esta ecuación, la distancia de reacción aumenta aún más pudiendo producir trágicas consecuencias para el conductor y sus ocupantes.
La distancia de frenado
Aquí es donde entran en juego una serie de factores como la masa del vehículo y cómo esté distribuida, el estado de los frenos, neumáticos y amortiguadores, los diferentes sistemas de asistencia a la frenada, las condiciones de la vía y las condiciones del entorno. Todo esto puede variar la distancia de frenado de una forma drástica dependiendo del buen estado de cada uno de ellos y de su buen funcionamiento. Debemos tener en cuenta que algunos elementos como los frenos pierden efectividad con el paso del tiempo debido al desgaste que pueden sufrir. Está claro que a mayor velocidad la distancia de frenado será mayor, y como hemos dicho no proporcional a la velocidad a la que circulamos en cada momento.
El mantenimiento correcto de tu vehículo es una de las claves para disminuir la distancia de frenado, y es que cada uno de los componentes y piezas que intervienen en el proceso de frenado sufren un desgaste con el paso del tiempo que muchas veces no se tienen en cuenta.
Pero además, debemos sumar que a mayor velocidad la capacidad de anticipación es menor, y si un vehículo realiza una maniobra inesperada la dificultad para reaccionar será mayor. Sumado a que conducir durante mucho tiempo a una velocidad elevada aumenta la fatiga y las posibilidades de sufrir una distracción fatal, que en muchos casos puede llegar a ser mortal.