El ABS (Antiblockiersystem) es un gran invento alemán de la firma Bosch, patentado en 1936 que significó un gran avance en seguridad de toda la industria del motor. Este sistema que impide el bloqueo de las ruedas tras una frenada es muy popular en los coches desde hace ya varios años, ha salvado un número incontable de vidas y es quizás uno de los mejores elementos de seguridad y más efectivos que tiene cualquier vehículo.
Sin embargo hoy nos preguntamos porqué no ocurre lo mismo en las motocicletas, las cuales ven de forma mucho más lenta su implantación, cuando precisamente sería mucho más lógico en un vehículo de dos ruedas.
Si conducimos una motocicleta y frenamos bruscamente una de las ruedas puede bloquearse, por lo que perderemos inmediatamente el control y lo más seguro es que acabemos por los suelos con importantes heridas y numerosos rasguños (En el mejor de los casos). Y dado que subidos sobre un vehículo de dos ruedas somos la única carrocería existente, hay una mayor probabilidad de salir peor parados que si ocurriera lo mismo en nuestro coche.
Aún así, hoy en día solo las motos de gama más alta llevan equipado ABS como un sistema de seguridad más. La primera en llevarlo fueron los modelos de BMW K-100 allá por 1988, y 16 años más tarde se sumó la firma japonesa, Honda. Ya en el 2003 BMW Motorrad dio un paso muy importante al incorporar este sistema en toda su gama de productos.
Hoy en día incluso un número elevado de modelos de gama alta tampoco equipan el ABS, cuando han pasado nada menos que 81 años desde su descubrimiento y su funcionamiento está más que probado sobre todo tipo de vehículos. ¿Pero porqué sigue pasando esto? Una de las principales respuestas con las que nos hemos topado es el tamaño, así es, mientras que la Comisión Europea aprobó en el 2012 una nueva ley que obliga a todas las motocicletas por encima de 125cc a equipar ABS, aquellas que quedan por debajo de esta cilindrada quedaron totalmente olvidadas.
De esta forma ciclomotores que no tienen una masa suficiente o velocidad para garantizar la instalación de estos sistemas quedan abandonados a su suerte. Además, estos modelos que resultan más baratos en su fabricación y venta verían afectado su precio al añadir el ABS, y por ello los fabricantes no lo ven factible, ya que disminuiría los beneficios y ventas. También importa y mucho la finalidad o propósito de cada modelo, no es lo mismo una moto orientada hacia el circuito o el campo que otra diseñada exclusivamente para entornos urbanos.
Dependiendo de dicho factor el ABS puede resultar una gran obstáculo más que una ayuda, no todas las motocicletas son iguales y las características de cada una determina en mayor medida la implantación o no de dicho sistema de seguridad. Asimismo, fuera de la Unión Europea otros países permiten a los fabricantes decidir qué modelos equipan ABS, y el precio, función o segmento del mercado determinan finalmente la inclusión de este. Un buen ejemplo es la WR250R de Yamaha, una motocicleta destinada a pasar más tiempo fuera que dentro del asfalto y por ello el ABS sería un error.
Ya para acabar y como factor determinante encontramos el precio, aunque en la actualidad no es tan desorbitado como años atrás, pero todavía significa un aumento del coste final. El sistema de ABS añade un peso extra al conjunto, y también modifica la estética de las motocicletas, una suma de factores que finalmente hace que esté solo al alcance de unos pocos sobre las dos ruedas.