La Gran Manzana es impactante incluso para aquellos que vivimos en grandes ciudades, y es inevitable que se te dibuje una sonrisa en la cara la primera vez que pones un pie en sus calles. Hayas visitado o no Nueva York, probablemente conozcas muchos de los elementos clave de la ciudad por las múltiples fotografías y películas en las que ha sido protagonista: Central Park, el One World Trade Center, el Metro de NYC, el Rockefeller Center, el Empire State… y cómo no, los taxis.
Nos guste o no, la imagen de Nueva York va ligada a los taxis amarillos que circulan por sus calles. Los míticos Yellow Cabs ya no sólo forman parte del paisaje urbano de Nueva York, sino que además se han convertido en todo un símbolo de la ciudad. A diario, 13.000 taxis neoyorquinos recorren las avenidas y calles de Manhattan, Brooklyn o el Bronx de forma tan natural como lo haría un taxi en Madrid o Barcelona, sin embargo, probablemente alguna vez te hayas preguntado porqué los taxis de la «capital del mundo» son amarillos.
Pues bien, la historia de los taxis de Nueva York comienza en 1897, cuando nace la primera empresa de taxis de la ciudad con una flota de 12 coches de caballos. Poco después, a comienzos del siglo XX, la Electric Vehicle Company contaba con mil coches eléctricos circulando por la Gran Manzana, pero desgraciadamente, en 1907, nada menos que 300 vehículos ardieron en un incendio, lo que llevó a la bancarrota de la compañía a causa de la gran crisis financiera conocida como ‘el Pánico de 1907’.
Ese mismo año, Harry N. Allen quedó sorprendido por una carrera de cinco dólares tras recorrer tan sólo 1,21 kilómetros hasta su casa, lo que equivaldría a unos 125 dólares actuales o 102 euros al cambio. Puede que caminar algo más de un kilómetro por la Nueva York de principios del siglo XX no fuese tarea fácil por la ausencia de pavimento y la suciedad, pero nadie en su sano juicio pagaría semejante cantidad por recorrer poco más de un kilómetro en taxi en una época en la que convivían en la vía pública la tracción animal y la motorizada.
El precio de la carrera dependía de la buena voluntad del chófer. Tal fue su indignación que Allen creó una empresa de taxis que cobrara un precio fijo por milla, la New York Taxicab Company. Antes de finalizar el año, Harry N. Allen había importado 65 vehículos con motor de gasolina de Francia y su empresa estaba en funcionamiento, naciendo con ello el primer servicio moderno de taxis profesionales de los Estados Unidos. Es más, incluso instaló en sus coches taxímetros con tarifas unificadas y redactó un protocolo de actuación y cortesía de sus chóferes.
Harry N. Allen repintó sus flota de taxis de color amarillo y en 1908 ya había 700 taxis amarillos recorriendo las calles de Nueva York. Podía cobrar un precio fijo, pero sus tarifas no eran baratas: 50 centavos por milla.
Sin embargo, ¿cómo podía hacer sus taxis más visibles e imponerse a la competencia? Sencillo, pintándolos de amarillo, pues según múltiples estudios el amarillo es el color que más fácilmente percibe el ojo humano. Sí, la razón no es otra que el marketing puro y duro, una cuestión de visibilidad. Pero, sin darse cuenta, nuestro protagonista había tenido una idea brillante que, seis décadas después, marcaría tendencia. En 1967, el consistorio de la ciudad decidió adoptar el amarillo como color oficial y obligatorio de todos los taxis neoyorquinos.
A pesar de tratarse de un servicio prohibitivo para la mayoría de ciudadanos, el éxito de los taxis fue inmediato y pronto le surgió competencia a la compañía de Allen, siendo la más dura la liderada por John Hertz. Sí, tal y como estas pensando Hertz es el mismo que años después fundó la compañía de alquiler de coches que lleva su nombre, una idea que nació del hecho de permitir a los clientes conducir ellos mismos los taxis en la ciudad de Nueva York.
De qué marca son los taxis de Nueva York
En los inicios del servicio de taxis en la ciudad, Ford y General Motors coparon rápidamente el mercado, pero en 1922 nacía la Checker Cab Manufacturing Company en Michigan gracias a Morris Markin, un joven emigrante ruso. Este fabricaba solamente taxis y sus recambios, y en apenas cinco años los Checker amarillos se convirtieron en los protagonistas de las calles neoyorquinas. Su diseño era sobrio, cómodo y extremadamente sólido, pues Markin pensaba en todo. Por ejemplo, eran suficientemente altos como para poder viajar sin quitarse el sombrero y tan espaciosos como para que cupiese un carrito de bebé en los asientos traseros.
Se volvieron todo un emblema de la Gran Manzana y probablemente te suenen por su característica banda lateral ajedrezada. Durante medio siglo, la fábrica Checker de Kalamazoo estuvo fabricando los míticos taxis a un ritmo imparable, pero en abril de 1982 un desacuerdo con los sindicatos llevó la factoría al cierre. Años más tarde, el 26 de julio de 1999, fue retirado del servicio el ultimo taxi de marca Checker en Nueva York por no cumplir la nueva legislación de emisión de gases. Se trataba de un Checker Marathon con 994.050 millas -1.599.768 kilómetros- en su contador que fue vendido por 134.500 dólares.
A los Checker les sucedió el también conocido Ford Crown Victoria, un modelo de 1991 que fue originariamente concebido como vehículo de policía. Por esa razón, escondía en sus entrañas un poderoso bloque V8 de 4.6 litros con 220 CV, lo que unido a su gran resistencia, su bajo coste de mantenimiento y sus generosas dimensiones (más de cinco metros de largo y un maletero que superaba los 700 litros) rápidamente le llevó al éxito. Sería en septiembre de 2011 cuando saldría de la factoría Ford en St. Thomas el último Crown Victoria tras más de 9,6 millones de unidades fabricadas.
Los taxis de Nueva York son de propiedad privada, la mayoría pertenecientes a empresas. La licencia para un taxi amarillo puede alcanzar actualmente un millón de dólares (frente a 6.000 dólares de los taxis verdes), por lo que los vehículos se exprimen al máximo haciéndolos funcionar las 24 horas.
A comienzos del nuevo milenio, la administración municipal de Michael Bloomberg pidió propuestas a los fabricantes de automóviles para tratar de uniformizar los taxis de la ciudad y adaptarlos a las necesidades actuales con la iniciativa del «Taxi del Mañana». En 2009, la ciudad decidió sacar a concurso la adjudicación del nuevo modelo de taxi que debía reemplazar a toda la flota antes de 2018, siendo Nissan y su NV200 la ganadora. Fue como una bomba: ¿un coche japonés como taxi de NY con un contrato de exclusividad de 10 años? La polémica estuvo servida e incluso varias compañías de taxi denunciaron al Ayuntamiento de Nueva York por «restringir su libertad de optar por otros modelos«.
El modelo carece de todo carisma posible y todavía a día de hoy sigue siendo el gran enemigo de la mayoría de taxistas de la ciudad, aunque por suerte, en octubre de de 2013 un juez federal determinó que no podía obligarse a los profesionales a comprar un único modelo de coche, así que el consistorio tuvo que habilitar otras alternativas. A pesar de todo, las autoridades esperan que a la larga hasta el 80 % de los más de 13.000 taxis de la ciudad se correspondan con el Nissan NV200.
Los taxis verdes de Nueva York
Junto a los Yellow Cabs, desde 2013 recorren las calles de la Gran Manzana algunos taxis de color verde, también conocidos como Boro Taxis (por «borough», distrito o municipio en inglés) o Green Cabs. Hay algunos barrios de la ciudad que no suelen frecuentar los taxis amarillos, por lo que el consistorio decidió mejorar el servicio en estas zonas con más vehículos –8.000 licencias– de esta tonalidad que, igualmente, son taxis oficiales de la NYC Taxi & Limousine Commission. Estos taxis sustituyeron a los anteriores, de color negro, los cuales no disponían de taxímetro y sólo podían ser contratados (teóricamente) por teléfono.
La elección de este curioso tono verde manzana es puramente visual, se trata de un color atractivo, agradable a la vista y fácil de distinguir entre el denso tráfico neoyorquino.
Así, en el norte de Manhattan (Upper Manhattan) y en los barrios del Bronx, Brooklyn, Queens y Staten Island circulan taxis de color verde, pero estos no recorren los principales sitios de la ciudad. Es más, los Green Cabs solamente pueden recoger pasajeros al norte de la calle 110 Oeste y de la calle 96 Este de Manhattan, así como en cualquier punto de los cuatro barrios antes mencionados, salvo en los dos aeropuertos que podemos encontrar en estas zonas (JFK y La Guardia). Eso sí, pueden dejar a los pasajeros en cualquier lugar de la ciudad, Manhattan y los aeropuertos incluidos.