Casi sin saberlo, el fundador de ALPINA Burkard Bovensiepen KG, Burkard Bovensiepen consiguió hace más de 50 años –fundada el 1 de enero de 1965 en Kaufbeuren– algo que parece que a BMW se le pasó por alto, exprimir sus modelos desde un principio, eso sí, guardando las apariencias y, como no, la calidad y las garantías.
El fundador de la ya legendaria Alpina empezó trasteando con su propio BMW 1500. Reemplazó el carburador Solex por un doble carburador Webber y voila!, aquí empieza la historia de la marca, una historia que a día de hoy nos ha dejado modelos únicos que en algunos casos ocupan el lugar de esas variantes ‘M’ que los bávaros no tienen intención de sacar.
Lo que empezó siendo un preparador muy unido a BMW finalmente fue reconocido por el Ministerio Federal Alemán de Transporte como un fabricante de automóviles independiente gracias a las buenas relaciones con BMW y al reconocido prestigio que ganó durante los primeros años de historia.
Orientado para un público que busca unos acabados más exclusivos y unas prestaciones más elevadas, los modelos Alpina pueden ser adquiridos en concesionarios BMW –no en todos pero casi- y pueden ser revisados y reparados a través de la red de concesionarios del grupo alemán que ha integrado esta marca dentro de sus líneas de producción.
La producción de la compañía supera ya las 2.000 unidades y, seguramente, en alguna ocasión te hayas preguntado por qué este fabricante alemán no ofrece en su cartera de productos ningún modelo MINI, ya que al fin y al cabo comparten base con BMW. Para hallar la respuesta hemos de irnos a una reciente entrevista de Autocar con Andreas Bovensiepen, gerente de Alpina.
BMW incluso pidió ayuda a ALPINA para crear el legendario BMW 3.0 CSL.
Lo cierto es que, a comienzos de la década de los 2000, después de que BMW relanzara la marca MINI, Alpina consideró añadir el hatchback a su oferta como modelo de acceso. Llegó incluso a desarrollar y probar un prototipo, pero convertirlo en un modelo de producción en serie era más complicado y costoso de lo que valdría el automóvil en el mercado.
Bovensiepen asegura que dudaron durante mucho tiempo si llevarlo finalmente a producción, pero los problemas de costes y complejidad se vieron agravados por el hecho de que el Mini original nunca formó parte del patrimonio de Alpina. Tiempo después, la llegada del BMW Serie 6 de segunda generación lanzado en 2003 clavó el último clavo en el ataúd del Alpina MINI.
Incorporar el Serie 6 a la familia Alpina tenía mucho más sentido desde el punto de vista financiero y de imagen. Desde entonces, la compañía no se ha vuelto a plantear crear un MINI bajo su marca, al igual que otros modelos como el Serie 1, el Serie 2 o el híbrido i8 quedan fuera de sus límites. Y ojo, porque este último caso también es especial.
En realidad, Alpina fabricó y probó en carreteras abiertas al público un BMW i8 con motor de cuatro cilindros y un total de 460 CV, sin embargo, BMW no permitió que el fabricante continuara con el proyecto por problemas de identidad de marca. Un Alpina i8 hubiera competido contra los BMW M, algo que la compañía bávara intenta evitar.
En palabras del propio Bovensiepen, «BMW nos dijo que no estaba de acuerdo con que la división M o Alpina desarrollaran proyectos tomando como base modelos de la gama ‘i’. BMW i trata de dar una imagen respetuosa con el medio ambiente, por lo que en esta rama de productos no encajan los llamativos tubos de escape y las sobredosis de potencia«.
Y así fue como también murió el proyecto del BMW i8. Al fin y al cabo, recordemos que, aunque hoy en día la empresa se centra en gran medida en los coches de carretera, su fama deriva de décadas de éxitos en las carreras. Curiosamente con ALPINA han corrido pilotos como Derek Bell, James Hunt, Jacky Ickx, Niki Lauda, Brian Muir o Hans Stuck.