Bien es sabido por todos que BMW tiene varios rasgos de diseño característicos que lucen todos sus modelos, como la curva Hofmeister que da forma a la las ventanillas traseras, la mirada “de cuatro ojos” (actualmente con diferentes diseños y formas) y, sobre todo, la parrilla de doble riñón que hace perfectamente reconocible a cada BMW.
La inmensa mayoría de los modelos que BMW ha diseñado a lo largo de su historia tienen el denominador común de su inconfundible parrilla frontal, unos riñones cuyo diseño ha evolucionado con el paso de los años, influido por las tendencias de cada época y por los avances en la aerodinámica y la refrigeración de los motores. Sin embargo, en la última entrega de modelos de la firma bávara se han convertido en objeto de controversia.
El objetivo principal de la parrilla es canalizar aire fresco hacia el radiador para refrigerar el motor, siendo muchos los que piensan que sus generosas proporciones en los nuevos BMW Serie 7 y BMW X7 se deben a la presencia de poderosas motorizaciones que necesitan grandes bocanadas de aire, pero nada más lejos de la realidad, únicamente se trata de una cuestión de estatus.
No es posible entender la razón de ser de los generosos riñones de BMW actuales sin antes conocer su evolución, desde las estrechas, esbeltas y sencillas parrillas frontales con su rejilla metálica de los primeros BMW a las actuales, con un diseño complejo, asimétrico, tridimensional y personalizable que alcanzan el pináculo de la exclusividad gracias a la iluminación independiente en el nuevo BMW X6.
Como anécdota, cabe mencionar que solo se fabricaron tres modelos de BMW antes de que se introdujera la icónica parrilla. Dos de ellos fueron los Dixi 3/15 PS y Dixi 3/15 PS DA, construidos bajo la licencia de Austin Seven. El tercero es el BMW 3/20 PS, primer y único automóvil totalmente fabricado por la marca sin su característica rejilla. Tras ellos nace, en 1933, el BMW 303, que ya incorporaba la famosa parrilla.
Pero los primeros BMW que utilizaron este icónico elemento de diseño lucían una parrilla muy distinta a la que conocemos hoy en día. Los dos riñones con marcos cromados y una rejilla metálica en el interior lucían un diseño alargado y estrecho, ocupando todo el frontal de cada modelo. Hubo que esperar a conocer el BMW 315/1 de 1934 para ver una parrilla frontal más inclinada y aerodinámica.
Pero la primera gran evolución de este elemento llegó con el elegante BMW 328 roadster (1936), diseñado por Peter Szymanowski. Mostraba un diseño curvo, influido por el diseño aeronáutico y los avances de la aerodinámica, con marcos cromados más enrasados con la carrocería y una rejilla interior con una trama más elaborada y cinco grandes barras verticales por riñón.
Ya en 1962 se inicia el lanzamiento de la “Nueva Clase” de BMW. El BMW 1500, el primero de ellos, presentaba un diseño marcado por las tendencias de los años sesenta y la ancha parrilla delantera ocupaba todo el frontal e incluso alojaba los faros, pero los riñones seguían siendo estrechos, alargados y con cinco barras en su interior, por lo que ocupaban un espacio muy reducido.
El carismático BMW 2002 refinó ese diseño, al tiempo que la nueva serie de coupés diseñada por Karmann a finales de los sesenta (BMW 2800 CS, BMW 3.0 CS…) lucieron, por primera vez, la mirada de “cuatro ojos” que marcó el diseño de las siguientes décadas.
Por otra parte, el prototipo BMW Turbo de Paul Braq presentado en 1972, además de inspirar el diseño del brutal BMW M1 de 1978, llevó a los BMW Z1 (1988) y BMW Serie 8 (1989) dos riñones más integrados en el diseño del frontal, con una rejilla negra. Mientras tanto, los modelos de gran producción de los años setenta lucían un frontal más clásico -Serie 5 (1972), Serie 3 (1975) y Serie 7 (1977)-.
Todos ellos mantenían la ancha rejilla negra frontal, con el doble riñón cromado más integrado y destacando en el centro. En su siguiente generación “ochentera”, las parrillas de riñones de las tres series siguieron una tendencia similar, con un diseño más ancho y redondeado, así como con un marco cromado más fino, pero todavía les quedaban unos cuantos años para empezar realmente a crecer desmesuradamente.
Hubo que esperar hasta el BMW Serie 3 de los años 90 para ver una nueva interpretación de este elemento que marcó el diseño de los riñones hasta la actualidad. Presentaban un diseño trapezoidal, con la parte superior más ancha que la inferior. Además, eran más anchos, tenían los bordes muy redondeados y sobresalían del frontal con un efecto tridimensional.
El BMW Serie 5 de 1996 inauguró otro recurso de estilo empleado hasta hace poco por la mayoría de los modelos de la marca: la “kidney grille”, que se integraba en una prolongación del capó y descendía hasta tocar el paragolpes. Desde esos años, hasta ahora, se han seguido tres claras tendencias:
- La parrilla ha ido ganando tamaño y protagonismo en el frontal de todos los BMW, como ya vimos en su evolución en el BMW Serie 7.
- Los diseños son cada vez más elaborados, con formas más complejas y asimétricas que se extienden hacia los flancos (esta idea nació en realidad en el BMW 507 de 1956).
- El nuevo BMW Z4 rompe todos los esquemas en este sentido, adoptando una parrilla en forma de malla. Esta tendencia la han continuado los BMW M340i xDrive y BMW M135i xDrive, aportando un nuevo estilo para ciertos modelos deportivos de la compañía.
De entre todas ellas, vamos a centrarnos en la primera, pues el protagonismo de los buques insignia de la marca es precisamente el quid de la cuestión. Para que os hagáis una idea, la parrilla del nuevo BMW Serie 7 ha ganado un 40 por ciento de tamaño respecto a su predecesor, lo que ha llevado a que su ubicación esté “incrustada” entre el capó y el paragolpes delantero.
Adrian van Hooydonk, jefe de diseño de BMW, defiende los enormes riñones de la parrilla como elemento de diferenciación entre los BMW Serie 5 y BMW Serie 7 de actual generación. Como hemos visto a lo largo del texto, la evolución de la calandra de los automóviles de la marca responde en gran parte a las tendencias del mercado y a las exigencias de los clientes.
Si bien en el mercado europeo los clientes de este tipo de modelos son bastante discretos en términos generales y buscan pasar desapercibidos, en otros mercados como China y Oriente Medio los clientes buscan ese punto de diferenciación. Quieren que se sepa que van a bordo de un BMW Serie 7, no de un Serie 5, y aumentar el tamaño de los riñones es una buena forma de conseguirlo.
Como declara van Hooydonk, “el Serie 7 siempre ha sido el modelo más difícil de conciliar con las expectativas del mundo entero. Los clientes son muy, muy diferentes en China, Estados Unidos, Medio Oriente y Europa. En Europa la gente no quiere hacerse notar, pero en el resto del mundo ocurre todo lo contrario. Tratamos de darles a los europeos lo que quieren, pero el mercado más fuerte en ventas para el Serie 7 no es Europa«.
“En Europa, el mercado más pequeño, los compradores son subestimados, pero en Estados Unidos y China, donde se venden la mayoría de los Serie 7, son más jóvenes y más extrovertidos. Cuando lanzamos el último Serie 7 –2015–, fue criticado por no tener un aspecto lo suficientemente diferente, por lo que el mensaje para el lifting facial fue claro: hacer que se destaque. Y ahora lo tenemos”.
Respecto al BMW X7, van Hooydonk también apunta que es proporcional a las dimensiones del modelo. Además, si la comparamos con la parrilla de algunos de sus rivales, nos daremos cuenta de que, en realidad, es una de las más pequeñas, por mucho que nos llame la atención frente a otros vehículos de la firma germana.
Ahora la pregunta es, ¿qué ocurrirá en los próximos modelos? Según van Hooydonk, ese gran tamaño de los riñones no lo heredarán los modelos de clases inferiores ni probablemente la veamos en los próximos BMW Serie 7 y X7. La controversia se desvanecerá con la evolución en los gustos de los clientes en los mercados en los que se reclamaba esta gran parrilla.