Después de más de 30 años de ausencia, Porsche vuelve a las carreras de monoplazas y lo cierto es que lo hace de la mejor forma posible. La entrada en la Fórmula E y la consiguiente reestructuración de la participación en los deportes de motor se derivan de la estrategia Porsche 2025, y junto al lanzamiento de su primer eléctrico, el Porsche Taycan, la firma nos presenta el Porsche 99X eléctrico.
Junto a los tradicionales deportivos GT de carretera, los deportivos 100% eléctricos también están firmemente implicados en esta estrategia y veremos ambos modelos en las futuras competiciones en las que participe Porsche. Pero centrémonos ahora en el 99X que marcará la entrada de la compañía en el apasionante mundo de la Fórmula E.
En palabras de Porsche, el modelo emplea un doble nueve en su denominación para enfatizar la «importancia del proyecto de Fórmula E» para la compañía, ya que el monoplaza de carreras servirá como plataforma de desarrollo para futuros vehículos eléctricos de producción. En términos de diseño, no hay mucho de lo que hablar, pues el modelo se hace eco de los automóviles de la competencia.
El modelo competirá en el Equipo TAG Heuer Porsche Fórmula E.
Sí que destaca la librea tradicional de Porsche en el automovilismo, con colores negro, blanco y rojo; así como diversas insignias de la marca y de numerosos patrocinadores. A nivel técnico, ya sabéis que las regulaciones de Fórmula E estipulan un chasis y una batería estandarizados, dejándose únicamente el sistema de transmisión en manos de los fabricantes.
Como resultado, Porsche ha desarrollado un tren motriz E-Performance que aprovecha su experiencia en LMP1 y produce hasta 340 CV (250 kW), pero está limitado a solo 272 CV (200 kW) en el modo carrera y 320 CV (235 kW) en modo ataque. Sin restricciones, el monoplaza es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 2.8 segundos y de alcanzar una velocidad máxima de 280 km/h.