Porsche no va tan bien como dicen ni como ellos querrían. Las repetidas caídas en bolsa del fabricante son una clara advertencia de los inversores de la confianza que tienen en la empresa y su estrategia de futuro.
Hoy hemos sabido que uno de los fabricantes de automóviles deportivos más prestigiosos del mundo, atraviesa una de las crisis más graves de su historia reciente.
Su ambiciosa estrategia de electrificación, que proyectaba que el 80 % de sus vehículos nuevos serían eléctricos para 2030, enfrenta serios problemas. Las ventas no cumplen las expectativas, especialmente en China, y hasta 8.000 empleos podrían estar en riesgo, según fuentes de la propia marca.
Los problemas de Porsche: caída de interés en china y unos eléctricos poco competitivos
El mercado chino, clave para Porsche, ha mostrado una fuerte contracción. En los primeros nueve meses de 2024, las ventas cayeron un 30 %, con solo unas 43.300 unidades vendidas. Si la tendencia continúa, el total anual no alcanzará las 60.000 unidades, un desplome significativo frente a los 95.671 vehículos vendidos en 2021. China, que alguna vez fue el principal mercado de crecimiento para la marca, ahora se ha convertido en una fuente de preocupación.
La competencia local en el segmento eléctrico es feroz, con fabricantes chinos ofreciendo vehículos eléctricos a precios significativamente más bajos.
Mientras un modelo de Porsche en el segmento premium cuesta entre 70.000 y 80.000 euros, los competidores chinos ofrecen opciones de similares prestaciones y tecnología por apenas 30.000 euros.
En Europa y Estados Unidos, la transición eléctrica de Porsche también enfrenta dificultades. Modelos como el Taycan no logran atraer suficiente demanda, y problemas en el desarrollo del Macan eléctrico han retrasado su lanzamiento hasta dos años. Otros proyectos, como la electrificación del 718 Boxster y Cayman, están plagados de retos técnicos, como la compleja integración de baterías.
Como respuesta a la disminución de la demanda, Porsche está reestructurando sus operaciones. En su planta de Zuffenhausen, la producción del Taycan podría trasladarse a Leipzig, dejando espacio para un posible aumento de la producción del icónico 911. Este cambio no solo afecta la producción, sino también al personal: hasta 1,000 contratos temporales ya no han sido renovados.
A nivel global, la empresa está adaptando su estructura de costes para adaptarse a un volumen de producción anual de 250.000 unidades, una cifra muy por debajo de las expectativas. Esto podría traducirse en la pérdida de hasta 8.000 empleos, aunque no se han anunciado planes concretos de despidos.
Por otro lado, el consejo de administración de Porsche está considerando retrasar la transición hacia la electrificación y extender la vida útil de las plataformas de combustión interna. Modelos como el Cayenne y el Panamera podrían recibir nuevas versiones con motor a combustión incluso después de 2030, mientras que el proyecto K1, un SUV eléctrico de lujo, podría incluir una variante con motor de combustión.
Fuente | Automobilwoche