Motorización y mecánica:
El Mitsubishi Outlander pasa de estar disponible con dos motores diésel (2.2 de 156 cv y 2.2 de 177 cv) a montar un único propulsor 2.2 diésel de 150 cv en todas sus versiones. Es el mismo motor que antes rendía 177 cv pero que se ha evolucionado para que ofrezca el mismo rendimiento con menos potencia y menor consumo. Se trata de un 2.2 de inyección directa sobrealimentado con turbocompresor que, según datos oficiales, reduce el gasto de combustible en más de un litro cada 100 km.
Nosotros no tenemos la referencia del modelo antiguo, pero os podemos decir que los consumos oficiales para el Outlander son 4’7 en carretera, 6’5 en ciudad, y 5’4 en combinado. Lo cierto es que estos datos están bastante alejados de los que refleja nuestra prueba, en la que el Outlander se movió siempre alrededor de los 7,5 litros haciendo una conducción cotidiana, mayoritariamente en carretera, a velocidad legal, con momentos puntuales de aceleración más brusca para adelantamientos o incorporaciones, sin buscar en ningún caso un consumo especialmente bajo (recordemos que es la versión 4WD).
Como ya avanzábamos al comienzo de nuestro análisis, el Mitsubishi Outlander es más un rodador que otra cosa. Se encuentra cómodo tanto en asfalto –mojado o seco- como pistas del estilo a la de nuestras fotos, pero no es un coche apropiado para hacer 4×4 puro. En carretera, pese a mostrarse estable y ágil, puede transmitirnos cierta sensación de balanceo cuando le llevamos más al límite en algún viraje, pero nada extraño en un coche de sus características (peso, altura, etc.).
La plataforma del Outlander es la misma que la del modelo de 2007, aunque en este caso no parece que vaya a ser compartida, al menos a priori, con los vehículos del grupo PSA, como ya ocurriera con el 4007 o el C4 Aircross en el anterior modelo. Misma suspensión de tipo McPherson en el eje delantero y de paralelogramo deformable en el trasero. Debemos tener en cuenta que a nivel de agarre y estabilidad, nuestro vehículo de prueba se veía condicionado por unos neumáticos que no estaban en el mejor estado posible, a pesar de lo cual con una conducción normal no tuvimos ningún sobresalto, incluso sobre pavimento mojado.
El Outlander nos permite cambiar el modo de control de tracción por el que queremos optar en función de las condiciones del terreno por el que circulemos. Un botón ubicado junto al freno de mano nos permite elegir entre 4WD Eco, 4WD Auto o 4WD Lock:
– 4WD ECO: Modo de alta eficiencia de combustible. Este modo generalmente funciona en el 2WD eficiente y proporciona las prestaciones del 4WD en condiciones de deslizamiento de las ruedas.
– 4WD AUTO: Modo normal. Este modo obtiene un rendimiento 4WD adecuado en diversas condiciones, pavimento seco, carreteras mojadas, carreteras con nieve, etc.
– 4WD LOCK: Modo de alta tracción. Este modo destaca en conducción en carreteras difíciles y para escapar de situaciones en las que el vehículo queda bloqueado; asimismo, permite una enérgica conducción 4WD desde bajas velocidades hasta altas velocidades en carreteras ordinarias.
Un aviso en el cuadro de esferas nos indica la tracción seleccionada durante unos breves instantes. En líneas generales nos ha parecido un sistema efectivo, aunque no le hemos exigido en exceso al modo de alta tracción.
Para ir terminando con nuestro particular vistazo al Outlander, si configuramos la unidad de prueba en la página web de Mitsubishi, el precio final del vehículo ronda los 35.000€, aunque actualmente existe un descuento promocional que rebaja el precio del coche 4.000€ quedando en una cifra ligeramente por encima de los 31.000€. Es un precio ligeramente superior, por ejemplo, al de otros vehículos como el Forester y parecido al del CX-5 de Mazda –ambos disponibles con tracción integral.
Resumen de Prueba
Equipamiento
Diseño
Confort
Consumo
Motor
7.1
NOTABLE
Un SUV sencillo y de buenas prestaciones, pensado para un uso familiar más que para el campo, pudiendo acoger hasta siete ocupantes
Prueba ofrecida por Autonocion.com: Blog de coches, novedades y noticias del motor