Resumen de Prueba
Equipamiento
Diseño
Confort
Consumo
Motor
9
SOBRESALIENTE
El menos potente de los RCZ se muestra como un gran competidor, con motor suficiente, aunque quedando siempre la opción de su hermano de 200 cv para quien quiera un león más fiero
Desde Autonocion hemos decidido empezar la semana con un plato fuerte. Después de testar hace ya más de un año la primera generación del Peugeot RCZ, hoy os traemos la prueba del nuevo Peugeot RCZ 1.6 THP de 156 CV. Este coqueto coupé de dos puertas ofrece una estética llamativa a más no poder, generando expectación a su paso, a lo que cabe sumar unas más que interesantes prestaciones. Su precio, como veremos más adelante, otro aspecto llamativo:
Diseño Exterior:
La nueva generación del RCZ no supone una revolución con respecto a su antecesor. Muy al contrario, sólo se han pulido pequeños detalles para dotarlo de un aspecto más moderno, así como garantizar un diseño acorde a la nueva imagen de marca. Sus dimensiones son 4287 mm de largo por 1845 mm de ancho y 1359 mm de alto y su peso 1.350 kg.
El nuevo diseño del RCZ sugiere potencia y fluidez, fuerza y refinamiento, reafirmando a la vez su distintiva singularidad dentro de la gama Peugeot. Este nuevo aspecto del RCZ se concreta en el plano exterior con su frontal inédito. Con un aspecto más deportivo y fluido, combina a la perfección con las aletas traseras, las curvas del techo y las líneas generales.
La identidad exterior del nuevo RCZ se sustenta en otros elementos como la toma de aire central, la parrilla, que cuenta con una firma luminosa formada por 6 LEDS, o los faros halógenos.
En realidad estaríamos hablando más de un restyling que de una verdadera nueva generación. Sin embargo, los cambios en el frontal son suficientes para conseguir dos objetivos importantes. Por un lado, rebaja la línea del capó, antes ligeramente resaltada, dando un aspecto mucho más deportiva. Por otro lado, se distancia de la estética frontal del 308 cc, algo que puede ser importante para los potenciales compradores del RCZ.
Además, el juego visual de la doble parrilla, especialmente la inferior prolongada hasta los antiniebla proporciona un aspecto mucho más agresivo, propio de un deportivo. Favorece también esta sensación la figura lateral del RCZ. Las llantas de aleación de 19” con neumáticos ContiSportContact3 235/40 son nuevas para este modelo, y los pasos de rueda llegan casi hasta la línea de la cintura del coche. Dicho con otras palabras, el coche visto de lateral “es todo ruedas”, algo que le da un aire muy bonito.
Otro aspecto que destaca viendo el lateral del vehículo es la silueta de los pilares. No existe línea del techo como tal, sino una curvatura que une los pilares A y B en una sola pieza de color (3 colores para el arco: al Aluminio de serie y al Arena, se añade ahora el Negro Mate).
La trasera no ha sido objeto de modificaciones con respecto al modelo de 2010, algo que podría parecer extraño si no fuera porque ya era de por sí bastante atractiva y Peugeot ha considerado que no necesitaba cambios. A destacar aquí la curvatura ya existente del cristal trasero que continúa hacia la parte superior del vehículo. Asimismo, desde esta vista trasera, la zaga muestra la anchura del RCZ en todo su esplendor, reflejando la verdadera esencia del RCZ: aplomo, consistencia y sobriedad.
Haciendo un balance general de lo que es el RCZ por fuera, os invito a que os fijéis, si tenéis ocasión, en la reacción de la gente cuando lo ve por la calle. Acapara miradas (e incluso fotos) y lejos de parecer un quiero y no puedo del Audi TT, es un coche con personalidad propia, pareciendo además mucho más grande que su competidor alemán. Yo personalmente, no quiero esperar más para conocerlo por dentro.
Diseño Interior:
Lo primero que nos llama la atención cuando vamos a subirnos al RCZ es un detalle de calidad en la apertura de las puertas. Según abrimos, los elevalunas se desplazan hacia abajo para facilitar el movimiento, retornando a su lugar de origen cuando volvemos a cerrar. Nos sentamos en el asiento del conductor y enseguida nos damos cuenta de que estamos ubicados más abajo que en un turismo convencional. Aun así no nos ha costado demasiado esfuerzo entrar ni salir del coche. Bien es verdad que puede resultar dificultoso para una persona de cierta edad.
A nuestro alrededor percibimos un entorno bien acabado y cómodo, de fácil acceso a los mandos. La regulación eléctrica del asiento nos permite colocarlo en la posición que queramos tanto en altura como en distancia al volante. Precisamente el volante es lo menos llamativo del RCZ, es decir, es un poco más convencional. No es multifunción aunque se puede pedir otro volante algo más pequeño y atractivo como opción.
Los acabados en cuero están bien terminados y perfilados, transmitiéndonos una sensación de elegancia similar a la del 508 RXH que probamos hace poco, pero sin perder el aire sport y más juvenil propio del RCZ. Es una combinación muy acertada que se consigue al mezclar la calidad que últimamente viene ofreciendo Peugeot en su gama alta con el diseño deportivo de este interesante coupé.
La consola central se prolonga desde el salpicadero hasta la parte trasera entre los dos asientos delanteros. La palanca del freno de mano está más cerca de lo normal del conductor, y se levanta bastante al accionarla, pero no resulta incómoda. La palanca del cambio tiene un tacto correcto y suave. En el medio nos encontramos los mandos para la climatización y el sistema multimedia, y en la parte superior, entre las salidas de aire, un reloj analógico del mismo tamaño que éstas.