Puede que el nombre de Kobe Motor te suene si eres cliente de Toyota, aficionado a los rallies o al mundo del motor, pero si hasta ahora no lo conocías puedo asegurarte que su nombre se te va a quedar grabado en la mente tras leer lo que te tengo que contar hoy. Es uno de los principales concesionarios de la marca nipona en nuestro país, pero su actividad va mucho más allá de la simple venta de coches…
Hace cosa de tres años tuvieron una de estas ideas de las que piensas: “¿Locura o genialidad?”, y capitaneados por Alberto Dorsch, su director comercial, se lanzaron a la aventura de los rallies de tierra con el pequeño Toyota Aygo 1.0 y la Copa Kobe. El objetivo no era otro que promover y gestionar el deporte del automovilismo facilitando el acceso al mismo mediante fórmulas económicas y atractivas para los clientes, y a día de hoy les ha ido tan bien que al pequeño urbano se une una bestia de 200 CV, tracción trasera y un peso que no alcanza los 1.300 kilos.
Sí, hablo del Toyota GT86 de la categoría N3 que veis en las imágenes, un coupé al que le introdujeron ligeras modificaciones para deslumbrar sobre la tierra en el campeonato y que fue concebido como premio para el piloto que ganase la Copa Kobe, en este caso Unai García y Eguzkiñe Enríquez. El resultado fue un coche extremadamente divertido con el que es complicado ir en línea recta, un coche muy juguetón con el que pasamos una jornada de esas que te hacen sentir especial por un día y conocer más de cerca la actividad de Kobe Motorsport.
Antes de entrar en materia con el GT86, quiero explicaros brevemente en qué consiste el trabajo de esta división de Kobe. Su catálogo de actividades es de lo más variado, pues a la Copa Kobe de Tierra le acompañan la Copa Kobe de iniciación de circuitos, la Copa Kobe on-line, diversos eventos de conducción sobre tierra, formación en conducción segura y, como no podía ser de otra manera si hablamos de Toyota, la Kobe Hybrid School, algunas ecorutas y la Copa de España de Energías Alternativas para fomentar la conducción eficiente y reducción de emisiones (entre otros).
Pero hoy nos centraremos en la Copa Kobe Motor sobre tierra, un proyecto que hizo su debut en Lorca allá por 2015 y lleva ya 355 carreras disputadas con el Aygo Copa, aglutinando un total de 45 pilotos, 19 de ellos debutantes a nivel nacional, y con edades comprendidas entre los 18 y los 58 años. Ya van nada menos que 34.000 kilómetros contra el crono y una decena de pilotos en categorías superiores, por lo que difícilmente podríamos no hablar de éxito.
A todo ello ahora se suma ahora el GT86 de la N3, un modelo en el que, al igual que ocurre con el Aygo, se parte de un coche de serie al que se le introducen solo las mejoras necesarias para competir en tierra a fin de no disparar los costes. Así, nos encontramos con importantes novedades como:
- Un aspecto exterior de rally: su estética está protagonizada por el vinilado de los patrocinadores, un imponente alerón trasero que garantiza una mayor carga aerodinámica sobre el eje trasero en zonas rápidas y unas llantas de 15 pulgadas -en lugar de 17” de serie-, que es la medida estándar.
- Interior de competición: en el habitáculo no faltan la jaula de seguridad, la instrumentación de rally, los bacquets de competición con arneses de cinco puntos, el volante extraíble y, como no, todas las medidas de seguridad que exige la reglamentación.
- Mantiene el motor 2.0 atmosférico con 200 CV y la tracción trasera, pero cuenta con un nuevo escape, unos recorridos más cortos de la transmisión y un diferencial autoblocante de discos tarado al 70%.
- Las pinzas de freno son de serie, pero incorpora discos y pastillas de competición, así como un freno de mano hidráulico.
- La suspensión es uno de los elementos más trabajados, ya que antes de optimizarse “enseguida hacía tope, de manera que el eje trasero rebotaba y no traccionaba”, tal y como relata Samuel Vera, uno de los pilotos encargado del desarrollo de este Toyota GT86. Es por ello que se ha elevado cinco centímetros la altura de las copelas de la suspensión trasera, entre otros. El trabajo es obra de Tecnoshock.
Y con todo ello, el GT86 de la Copa Kobe es un coche que te hace sentir especial. Desde el momento en el que tienes que acceder a su interior, ya sabes que va a ser un rato realmente divertido, pues aunque el volante puede extraerse, los asientos permanecen fijos al estar ajustados al piloto y la jaula de seguridad obstruye parte de la puertas. Aun así, las ganas de conducirlo harán que rápidamente te adaptes a la situación, al fin y al cabo la postura de conducción realmente baja y estirada ya la conocemos del GT86 de producción.
Issac Vera, responsable de Kobe Motorsport y piloto del coche nos cuenta que el GT86 resiste lo que le echen. Su comportamiento es realmente eficaz y según afirma, no han tenido ningún problema de fatiga en los rallies en los que han participado.
Lo cierto es que nunca había probado un coche de competición, por lo que el tacto del pedal del embrague cerámico y del cambio son completamente nuevos para mí. Todo es un poco más tosco y brusco que en los modelos de calle, pero aquí hemos venido a jugar en la tierra y no a viajar con comodidad. Nada más arrancar, sorprende lo bien que tracciona el modelo. Con una salida fuerte y un pavimento de tierra, no esperaba que el GT86 fuera a ganar velocidad tan rápidamente y en línea recta, eso sí, tomar la primera curva ya es otro cantar…
Si entras como debes en la curva, la salida de la misma a golpe de gas es realmente divertida gracias a la tracción trasera y el buen empuje de la mecánica, sino, lo pasarás un poco mal contravolanteando de un lado a otro, maniobra que probablemente termine con un trompo y una gran montaña de polvo. La dirección es realmente rápida y precisa, por lo que al mínimo giro de volante varía la trayectoria de este coupé, siendo necesario que aprendas a jugar con las inercias y el freno para contrarrestar la agilidad del eje posterior. Y claro, a todo ello le acompaña un motor siempre revolucionado por el corto desarrollo de la transmisión manual de seis relaciones, así que hablamos de un coche que requiere mucha pericia por parte de la persona que se sienta tras su volante.
Pero quizá lo mejor de todo sea el aguante del conjunto. Pensemos que los cambios son bastante reducidos y el coste de la preparación apenas alcanza los 10.000 euros, por lo que no es extremadamente caro tener un vehículo para competir. Sin embargo, ya sabes que lo caro de tener un coche no es comprarlo, sino mantenerlo, y aquí si que es realmente donde el Aygo y el GT86 brillan con luz propia, ya que su mantenimiento es de lo más básico: ruedas, combustible, aceite y algún que otro desperfecto que podamos haber causado durante la competición. Bravo una vez más Kobe Motorsport.
Lucas Domínguez