Diseño/Estética
Calidad de acabado
Equipamiento de serie
Equipamiento opcional
Habitabilidad
Maletero
Motor/Refinamiento
Prestaciones
Consumos
Transmisión
Dirección
Frenos y neumáticos
Comportamiento
Calidad de rodadura
Relación valor-precio
7.8
Notable
Corría el año 2014 cuando BMW lanzó al mercado su propia nave espacial, un deportivo híbrido que representa la culminación tecnológica de los más de cien años de historia de la marca bávara. El BMW i8 es un modelo sencillamente espectacular en todos los sentidos, sobre todo en sus ediciones especiales como este Protonic Frozen Yellow Edition. En 2018, damos la bienvenida a un ligero restyling y, como no podía ser de otra manera, a la variante roadster.
Cuando el BMW i8 llegó al mercado en 2014, todos nos quedamos atónitos. Parecía un mero ejercicio de diseño, uno de esos prototipos que no llegarían nunca a ver la luz, sin embargo, ya sabemos todos que a la firma bávara le gusta sorprendernos con nuevos modelos de esos que cierran bocas y exploran segmentos nunca antes concebidos. Durante sus cuatro años de vida, hemos visto diversas ediciones especiales del modelo, entre ellas este Protonic Frozen Yellow Edition que, a mi parecer, es una de los más sorprendentes.
De cara a 2018, el deportivo híbrido por excelencia de BMW ha recibido una ligera puesta al día, llegando acompañado del exclusivo BMW i8 Roadster. Como podéis ver, la unidad probada es anterior al restyling, pero a lo largo de la prueba os iré detallando todas las novedades del modelo para este año. Es importante también señalar que el BMW i8 Coupé destaca como un vehículo de 2+2 plazas extremadamente deportivo, mientras el BMW i8 Roadster irradia la libertad ilimitada de un biplaza descapotable.
Junto a su estética arrolladora y poco discreta, el i8 posee una aerodinámica perfecta y un moderno equipamiento en su habitáculo reforzado con fibra de carbono. El aluminio también forma parte de este módulo en el conjunto propulsor, la batería, el chasis y los elementos de absorción de impactos. Todo ello le permite tener una línea esbelta y un peso equilibrado. En esencia sigue teniendo los rasgos deportivos propios de la marca, pero suma puntos con las puertas basculantes con apertura en forma de ala y los faros de diodos luminosos de serie o sus faros láser como opción única.
A nivel de sensaciones tampoco te defrauda, aunque ya os adelanto que no me pareció tan deportivo como esperaba en comparación con algunos de los modelos ‘M’ de la marca. Pero tras el facelift se ha aumentado la capacidad de las baterías y la potencia del conjunto, lo que añade dinamismo a los sprints rápidos con la propulsión exclusivamente eléctrica. Es un fuera de serie del que sin lugar a duda hay mucho que contar.
¿Me acompañas a conocerlo?
Diseño exterior
Si hay algo por lo que destaca el BMW i8 es por ir partiendo cuellos a su paso. Pases por donde pases o te pares donde te pares, siempre hay alguien que retratará el momento con su teléfono móvil o su cámara, especialmente si en la carrocería llevas un color azul tan llamativo como este. A pesar de tener rasgos propios de BMW, el i8 se caracteriza por lucir un diseño tan personal como aerodinámico, y esa es una de las principales bazas con las que juega.
El frontal destaca especialmente por el afilado y musculoso paragolpes, donde los detalles en negro brillante contrastan con el amarillo mate de la carrocería. Hay una entrada de aire inferior, pero los característicos riñones de la marca son lisos en este caso, quedando bordeados por dos marcos cromados en cuyos extremos posteriores se ubican los tecnológicos faros que, en este caso, presumen de tecnología láser para las luces largas (600 metros) -los faros de serie son de diodos luminosos-. No faltan la tira de sensores de aparcamiento delanteros y una toma de aire sobre el capó, también en negro y amarillo.
La vista lateral no es menos llamativa, especialmente por las puertas basculantes con apertura en forma de ala. Aquí vuelve a resaltar el diseño aerodinámico del i8, sobre todo en el pilar C, pues en todo momento se ha buscado mejorar tanto la eficiencia como las prestaciones. Básicamente, estamos hablando de un vehículo 2+2 plazas dotado con la arquitectura LifeDrive tan característica de la línea BMW i. En resumidas líneas, posee una aerodinámica perfecta y un moderno equipamiento en su habitáculo reforzado con fibra de carbono.
El aluminio también forma parte de este módulo en el conjunto propulsor, la batería, el chasis y los elementos de absorción de impactos. Todo ello le permite tener una línea esbelta y un peso equilibrado de apenas 1.500 kilogramos.
Destacan especialmente el marco de las ventanillas en negro brillante, tonalidad que también vemos en los espejos retrovisores; las taloneras de diseño curvo o los marcados pasos de rueda donde encontramos unas llantas de 20 pulgadas calzadas con neumáticos Bridgestone Potenza S001 en medidas 215/45 R20 95W. Tras ellas hay unas pinzas de freno negras con discos ventilados de 340 mm en ambos ejes, un equipo de frenado bastante discreto para lo que es el conjunto.
El deportivo se ensancha notablemente en la zaga, donde la tecnología vuelve a cobrar protagonismo gracias a los faros LED de efecto tridimensional. La superficie en negro brillante ocupa gran parte de la parte trasera, extendiéndose desde el portón hasta el agresivo paragolpes y acogiendo el emblema de la marca y la denominación del modelo. Los detalles en gris también destacan, partiendo desde los catadióptricos y finalizando en el extremo inferior del vehículo.
El BMW i8 alcanza los 4,69 metros de largo, 1,94 metros de ancho y 1,29 metros de alto. La batalla asciende a 2.800 mm y las vías delantera y trasera a 1.644 mm y 1.721 mm, respectivamente. El coeficiente aerodinámico es de solo 0,26.
Por último y, vista desde arriba, esta unidad presenta un techo totalmente negro que tiene una pronunciada caída de la luneta posterior. Esta ofrece unas generosas dimensiones, pero la visibilidad no es notable -aunque sí correcta-, pues está muy inclinada. La antena es de tipo aleta de tiburón y, al igual que la parte superior del deportivo, viene pintada en color negro, a contraste con el color amarillo de la carrocería.
Diseño interior
Si hay algo de lo que siempre nos quejamos en marcas como BMW es de los interiores continuistas. Sin embargo, en la gama ‘i’ la firma bávara puso un toque diferenciador y tecnológico, por lo que este deportivo híbrido puede presumir de algunos elementos exclusivos. A nivel de calidad, no tiene pega alguna, como los productos del extremo superior de la gama, con botones y materiales agradables al tacto y a la vista, así como unos ajustes propios de un coche de su precio.
Lo que no termina de convencerme es el hecho de que BMW no haya incorporado tras el restyling algunos sistemas que actualmente podemos encontrar a partir del BMW Serie 5. Cuando se presentó al mercado, el BMW i8 tenía un habitáculo tan minimalista como futurista, pero en la actualidad la compañía ofrece productos de mayor calidad en sus vehículos que no vemos en este modelo como, por ejemplo, el climatizador táctil. En mi humilde opinión, creo que es una lástima, podrían lograr un mayor atractivo en el i8.
La postura de conducción es probablemente uno de los aspectos que te enamorarán del habitáculo del BMW i8, pues vas situado realmente abajo, como en un auténtico deportivo. Eso sí, acceder y salir del vehículo requiere cierta agilidad, pero nada que no supiéramos sólo con ver el modelo. Una vez dentro, las manos se posan sobre un agradable volante que goza del tacto y grosor del resto de la gama, ese que, personalmente, me encanta.
Al estar fabricadas en fibra de carbono, aluminio y plástico, las puertas pesan muy poco, lo que facilita la maniobra de apertura y cierre de las mismas. Además, a pesar de la deportividad del modelo, la visibilidad es buena en todos los ángulos y la sonoridad está realmente conseguida gracias a los cristales templados incorporados en las lunas.
Tras él se ubica un cuadro de instrumentos completamente digital y parcialmente configurable. Cambia con los modos de conducción y podemos seleccionar parte de la información que queremos que se muestre, pero como os decía antes, los cuadros de instrumentos más recientes de la marca son más configurables y atractivos. Los asientos, por su parte, son realmente cómodos y ofrecen buen agarre, pero pocas posibilidades de ajuste.
Ya en la parte central del salpicadero vemos la pantalla de 10,25 pulgadas del sistema multimedia que, en este caso, sí que incorpora la nueva interfaz del resto de productos de la gama tras el lavado de cara. Tiene unos gráficos excelentes y su manejo es fluido e intuitivo, pudiendo controlarse bien de manera táctil o bien mediante el selector redondo con varios botones ubicado en la consola central. Este lleva grabada la denominación ‘i8’.
Bajo la pantalla encontramos una salida de ventilación, algunos controles del sistema multimedia, el climatizador bizona, la palanca de cambios de tipo joystick, el freno de mano eléctrico y algunos botones como el selector de modos de conducción, el botón de arranque o las funciones del sistema de cámaras. Vemos también un pequeño hueco portaobjetos pero, como os podréis imaginar, en un vehículo como este no son precisamente abundantes. Como ya he comentado, se ha tratado de que todo sea lo más minimalista posible.
Respecto a la habitabilidad, las dos plazas delanteras son muy cómodas, pero las plazas traseras resultan realmente claustrofóbicas salvo que seas un niño. Además, si el acceso resulta complicado en la parte delantera, acceder a la parte posterior es toda una aventura, tanto por espacio para las piernas como por altura. En un momento dado se pueden utilizar, pero mejor dejarlas para un momento de emergencia. En cuanto al maletero, este cubica un total de 154 litros, aunque llevando los cables de recarga no sobra mucho espacio.
Motorización
Como no tiene mucho sentido hablar de la mecánica anterior al restyling puesto que ya se vende el nuevo modelo, vamos a centrarnos en todas las novedades que incluye el BMW i8, pues con ellas nuestra experiencia no puede más que mejorar respecto a lo que hemos probado. En cualquier caso, compraré las cifras con las anteriores para que podáis apreciar mejor los cambios.
Ahora, el perfeccionamiento de la tecnología BMW eDrive y la estrategia de funcionamiento optimizada de la gestión inteligente de la energía dan lugar a un aumento significativo del número de situaciones de conducción en las que el motor eléctrico puede ser el único responsable de impulsar el vehículo. Por otra parte, una versión actualizada de la batería de iones litio ha sido instalada.
La unidad de alto voltaje está situada en la parte central de los bajos del vehículo. La capacidad de sus celdas ha aumentado de 20 a 34 Ah y la capacidad de energía bruta se ha incrementado de 7,1 a 11,6 kWh (neto: 9,4 kWh). Todo esto significa que el motor eléctrico tiene más energía a su disposición. La configuración de las celdas permite aumentar la potencia máxima en 9 kW (12 CV) hasta 105 kW (143 CV frente a los 131 CV anteriores), lo que añade dinamismo a los sprints rápidos con la propulsión exclusivamente eléctrica.
En el modo de conducción estándar, los nuevos BMW i8 Coupé y BMW i8 Roadster pueden conducirse únicamente con el motor eléctrico desde cero hasta una velocidad de 105 km/h, que es de 70 km/h en el BMW i8 original. El 80 a 120 km/h se lleva a cabo en 2,8 segundos con carga en la batería; en 3,6 segundos sólo con el motor de combustión; y en 11,4 segundos en modo 100% eléctrico.
El motor de combustión solo entra en acción a velocidades más altas o cuando el conductor pisa el acelerador a fondo, y se vuelve a apagar con mayor frecuencia cuando se tiene un estilo de conducción medido. Si se pulsa el botón eDrive, ambos modelos pueden circular a velocidades de hasta 120 km/h solamente con propulsión eléctrica. La autonomía eléctrica del nuevo BMW i8 Coupé en el nuevo ciclo de conducción europeo ha aumentado hasta 55 kilómetros, mientras el BMW i8 Roadster ofrece 53 kilómetros. La autonomía real del modelo anterior apenas supera los 25 km en una conducción real.
El motor de combustión interna también se ha optimizado para adaptarlo a los nuevos BMW i8 Coupé y BMW i8 Roadster. El motor de tres cilindros extrae una potencia máxima de 170 kW (231 CV) de su cilindrada de tan solo 1.5 litros, con un par máximo de 320 Nm. En el proceso, genera un sonido aún más deportivo (realmente es notable en el modo Sport). Se ha equipado con un filtro de partículas para reducir aún más las emisiones mediante la absorción de las partículas contenidas en los gases de escape.
La potencia del motor eléctrico se transmite a las ruedas delanteras y la del motor de combustión a las ruedas traseras, lo que da lugar a un sistema de tracción a las cuatro ruedas específico para híbridos que es controlado por la gestión inteligente de energía del vehículo.
La potencia del sistema, con el motor eléctrico y el motor de combustión actuando a la vez, es ahora de 275 kW (374 CV) frente a los 266 kW/362 CV anteriores. El par total se mantiene en 570 Nm. El nuevo BMW i8 Coupé acelera de 0 a 100 km/h en 4,4 segundos (se mantiene la cifra), mientras el nuevo BMW i8 Roadster tarda un poco más con un tiempo de 4,6 segundos. Ambos modelos tienen una velocidad máxima limitada de forma electrónica de 250 km/h.
- Conducción 100% eléctrica con una autonomía de 35 km y una velocidad máxima de 120 km/h.
- Modo Confort: eficiencia y dinamismo con autonomía de más de 500 kilómetros.
- Modo SPORT con impulso (“boost”) mediante el motor eléctrico. Es el único modo en el que el motor de combustión recarga la batería.
- Modo ECO PRO, disponible en funcionamiento eléctrico y en híbrido.
En el modo híbrido, el motor eléctrico aporta más potencia para ayudar al motor de combustión cuando el conductor acelera enérgicamente. También es capaz de recuperar energía y alimentar con ella a la batería de alto voltaje con la inercia y el frenado. El generador de arranque de alto voltaje del motor de gasolina también puede generar reservas adicionales de electricidad, asegurando así que haya suficiente energía disponible en todo momento para el sistema de propulsión eléctrica de los nuevos BMW i8 Coupé y BMW i8 Roadster.
Cuando se activa la función de guía de rutas del sistema de navegación, la gestión inteligente de energía garantiza que el motor eléctrico se utilice el mayor tiempo posible y con el máximo acierto desde el punto de vista de la eficiencia. El sistema analiza la totalidad de la ruta y establece la gestión del sistema de propulsión para la conducción exclusivamente con energía eléctrica, especialmente en trayectos de baja velocidad durante el viaje.
Respecto a los consumos, la marca homologa 1,9 l/100 km (2,5 l/100 km en el modelo anterior), pero es fácil rondar los 7,5 l/100 km en una conducción real. A pesar de ello es una buena cifra para un deportivo y el depósito de combustible tiene ahora 30 litros (antes tenía 42 litros). La batería se recarga por completo en 5 horas en una toma de 230 Voltios, mientras que antes sólo eran necesarias 3 horas. Por último y respecto al cambio, este es el mismo que podemos encontrar en otros modelos de la gama, el cual ofrece levas tras el volante, una posición Sport y un modo secuencial. Su funcionamiento es excelente, resultando rápido y extremadamente suave.
Ficha técnica
Version | Eléctrico + tricilíndrico de combustión |
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Cilindrada | 1.497 cm³ |
Potencia | 143 CV (105 kW) @ 480 rpm + 231 CV (170 kW) @ 5.800 rpm = 374 CV (275 kW) |
Par | 250 Nm + 320 Nm @ 1.700 rpm = 570 Nm |
Peso | 1.610 kilos |
Dimensiones Lar/An/Al mm | 4.689 / 1.942 / 1.293 mm |
Volumen Maletero | 154 litros |
Aceleración 0 a 100 km/h | 4,4 segundos |
Recuperación 80 a 120 km/h | 2,8 - 3,6 - 11,4 segundos (híb. / gasol. / eléc.) |
Velocidad máxima | 250 km/h |
Consumo homologado | 1,9 l/100 km |
Emisiones CO2 por km | 42 g/km de CO₂ (Euro 6C) |
Precio de partida | 145.200 euros |
Comportamiento
Puede que el BMW i8 te imponga un poco a la hora de sentarte tras su volante, pero lo cierto es que circular con él no entraña mayor complicación que cualquier otro coche, pues sus medidas no son excesivas, su radio de giro entre paredes de 12,3 metros y su visibilidad es bastante buena en todos los ángulos, contando adicionalmente con sensores delanteros y traseros o cámara de marcha atrás. Otra cosa ya es el miedo que lleves a darle un golpecito…
Por otra parte, el hecho de estar ante un modelo híbrido-enchufable tiene varias ventajas en el tráfico urbano. La primera de ellas es el hecho de poder entrar con el vehículo en las grandes ciudades incluso en episodios de alta contaminación gracias a la famosa pegatina ECO de la DGT. Además, esto también supone diversas ventajas en los parquímetros y la posibilidad de llevar un consumo muy reducido en los atascos (siempre y cuando te quede carga en la batería, claro está).
Pero cuando verdaderamente vas a disfrutar el BMW i8 es a la hora de divertirte en carreteras de montaña, donde este deportivo te transmite unas sensaciones sin igual. Os comentaba anteriormente que no es tan radical como algunos modelos ‘M’ del fabricante (tampoco pretende serlo) y que hay deportivos mucho más potentes que este, pero su bajo centro de gravedad, su tracción total y su entrega de potencia desde cero le hacen pegarte al asiento nada más hundir el pie derecho, con cambios de apoyo rápidos y eficaces que simulan que todo va sobre raíles.
Con una suspensión de tipo paralelogramo deformable con resortes helicoidales en ambos ejes y un tarado deportivo, el BMW i8 ofrece un paso por curva muy ágil, aunque no podemos decir que resulte incómodo en tramos peor asfaltados. El equilibrio está muy conseguido.
El ajuste de los sistemas de amortiguación y suspensión, específico para el modelo, las características de la dirección de especial configuración, la estabilización más firme del balanceo y la modificación selectiva de los parámetros del DSC permiten al BMW i8 conservar todas las cualidades del manejo y las prestaciones de los deportivos incluso siendo un híbrido-enchufable. Además, el control dinámico de la suspensión está incluido de serie en los nuevos modelos.
Me ha gustado algo menos la dirección, pues la he notado demasiado asistida a baja velocidad y en ciudad, aunque a la hora de circular más ligeros su tacto es correcto y permite guiar con precisión al i8, especialmente en el modo Sport, aunque he de señalar que tampoco resulta una dirección especialmente rápida. En el nuevo modelo, la firma bávara ha trabajado sobre ella, por lo que probablemente resulte más rápida e informativa que en este modelo.
Equipamiento y precio
El equipamiento de serie del BMW i8 es bastante completo, incluyendo llantas de 20 pulgadas, paquete de servicios ConnectedDrive, Head Up Display, la llave inteligente, sistema de navegación Professional, sensores de aparcamiento, servicio remoto, calefacción de los asientos delanteros y reglaje eléctrico de los mismos, faros LED con contenido ampliado, sistema de altavoces Hi-Fi Harman/Kardon y paquete de iluminación, entre otros.
Entre los opcionales más destacados están la radio digital, el acceso manos libres, Apple CarPlay, diversos elementos decorativos para el interior y el exterior, las pinzas de freno pintadas, la cubierta del motor de cuero y, como no podía ser de otra manera, los faros láser, aunque deberás desembolsar por ellos nada menos que 6.405 euros.
El precio de partida del i8 Coupé en España es de 145.200 euros, mientras que el i8 Roadster incrementa su precio de salida en 15.000 euros extra, ascendiendo hasta los 160.200 euros. Puedes realizar tu pedido desde enero de 2018 y las entregas comenzarán a realizarse en mayo de este mismo año.
- Diseño único y extremadamente llamativo, especialmente en esta combinación de colores. Todo el mundo se va a girar a tu paso, a quien le gusten los coches y a quien no.
- La apertura de las puertas puede resultar poco práctica, pero no las querría tradicionales en un modelo como este.
- Posibilidad de llevar un consumo muy bajo en ciudad y en los atascos, con la tranquilidad que transmite un modelo híbrido-enchufable.
- Ventajas de los vehículos híbridos-enchufables (parquímetros, pegatina ECO…).
- Fuerte entrega de potencia desde parado gracias al apoyo del motor eléctrico.
- Comportamiento dinámico y sonoridad de la mecánica en modo SPORT, parece un auténtico deportivo y ofrece la excelente puesta a punto y el dinamismo de la que hacen gala los BMW.
- Equilibrio en las suspensiones, ofrece deportividad pero también confort.
- Precio excesivo incluso para el producto que es, eso sí, es único, por lo que la diferenciación y la exclusividad se pagan caras.
- La autonomía se puede quedar algo justa con un depósito tan pequeño y una autonomía eléctrica de apenas 30 km reales.
- La autonomía eléctrica es muy reducida y, sin embargo, la batería tarda sus cinco horas en cargarse al completo.
- La dirección peca de excesiva asistencia, especialmente a baja velocidad. Incluso en modo SPORT se siente algo blanda.
- No es un coche tan radical como parece ni tan deportivo como la mayoría de modelos ‘M’ de la marca, aunque en ningún caso te defraudará.
- Las plazas traseras son para un apuro, pero como en la mayoría de deportivos.
- El maletero es muy pequeño ya de por sí y, con los cables y el cargador, más todavía, aunque siempre puedas aprovechar los asientos traseros.