Todavía recuerdo con especial cariño la primera generación del Citroën C3 que conocimos en 2001. Para muchos fue el coche con el que aprendieron a conducir, o aquél en el que te llevaban las madres de tus amigos después del colegio. Es más, algunos de mis amigos todavía se mueven a diario en él y están encantados de la vida, el coche aguanta lo que le echen. Lo cierto es que no podemos decir que fuera un gran coche en términos generales (calidad, prestaciones, espacio…), pero era un modelo muy “apañado” para moverte por la ciudad, para el día a día, e incluso para hacerte alguna que otra escapada si viajabas con poco equipaje.
Por suerte o por desgracia, los años no pasan en balde, y al famoso ‘huevito’ le sucedió la segunda generación en 2010. A nivel personal he de deciros que es quizá la que menos me gusta de todas, ya que nunca me pareció un coche que tuviera algo de especial, pero aun así se vendió bastante bien. Como sabrás, la tercera y última generación del C3 ha llegado este mismo año, y ya sea por diseño, precio o funcionalidad, la verdad es que está arrasando en el mercado, pues registra ya 100.000 unidades vendidas. Para que os hagáis una idea, los pedidos del C3 han aumentado un 70% en Europa en el primer trimestre de 2017 (con relación al mismo periodo del año anterior) y, en España, se superan los 8.200 pedidos desde el lanzamiento del modelo.
Y la competencia en el segmento no es precisamente pequeña, pues hablamos de una porción del pastel que se disputan grandes modelos como el Peugeot 208, el Kia Rio, el Ford Fiesta, el Renault Clio, el Suzuki Baleno, el Toyota Yaris, el DS3 o el Volkswagen Polo. Para triunfar, la receta de Citroën es sencilla: el polivalente francés trata de convencer al público más joven con su cambio radical de diseño fresco, diferente y alegre. Se puede personalizar al gusto y equipa los últimos avances en conectividad, como la Connected Cam, algo que garantiza una buena acogida por parte de los usuarios. Está disponible únicamente con carrocería de cinco puertas y bajo el capó se esconden las mecánicas frugales ya conocidas en otros productos de PSA.
En términos generales, podrá gustarte en mayor o menor medida, pero está claro que alguna de las combinaciones posibles que ofrece es la tuya ideal. Por ejemplo, en el caso de nuestro país, el grueso de las ventas se corresponde con las siguientes cifras: el 97% son de los más altos niveles de acabado, el 59% son versiones bitono, el 78% cuenta con los Airbump y el 42% elige un ambiente de color en opción. ¿Cuál es el tuyo? Quizá si me acompañas a conocerlo salgas rápidamente de dudas…
Diseño exterior
Como ya te habrás dado cuenta, el diseño exterior destaca por la combinación de elementos usados en los Citroën C4 Picasso y Cactus, haciendo gala de una personalidad muy fuerte que te permitirá reconocerlo al primer vistazo. Juega con ciertas molduras plásticas protectoras para acercarlo al mundo crossover, pero sin exageraciones, y aunque no gustan a todo el mundo, son capaces de evitar algunos arañazos y roces de aparcamiento. Eso sí, que no cunda el pánico, los Airbumps son de serie en el C4 Cactus, pero no son obligatorios en el polivalente, algo que seguro dejará más tranquilo a los que el coche les ha gustado pero no terminan de aceptar “el pegote negro”.
Si recorremos su carrocería, rápidamente descubrirás que el nuevo C3 muestra un carácter desenfadado y atrevido en el que predominan las líneas y rectas y redondeadas, lo que por otra parte le aporta cierta robustez característica de ese deseado segmento crossover. Comenzando por el frontal, este cuenta con un efecto visual notablemente elevado y protecciones plásticas inferiores que nuevamente nos traen a la mente la fiebre SUV. El logo de la marca en posición privilegiada domina la parte superior del morro del C3, donde los dos chevrones se extienden por un estrecho embellecedor hasta las características y afiladas ópticas del modelo.
Dichas ópticas rasgadas con perfil cromado cumplen con la función de iluminación diurna con tecnología LED, la cual le da a este urbanita carácter y personalidad a partes iguales. En la sección intermedia del frontal será donde encontremos una parrilla de diseño redondeado que, además, alberga la matrícula. A ambos lados y también con un aspecto redondeado se ubican los faros halógenos delanteros. Estos no pueden montar tecnología de xenón ni siquiera en opción, pero lo cierto es que no alumbran nada mal por la noche y para un uso en ciudad o vías interurbanas del modelo son más que suficientes.
En las puertas se han instalado los conocidos Airbumps, aunque en una configuración más discreta que en el C4 Cactus. Van terminados en negro pero con algún detalle específico de color según el tono de la carrocería. Espejos, techo, protector de antinieblas y otros detalles también son personalizables.
Ya en el tercio inferior e integrados en la sinuosa protección plástica encontraremos los faros antiniebla delanteros. Para darles un toque extra de elegancia se han insertado en un embellecedor que será del mismo color que el techo, en este caso negro brillante. En el centro, aparece una segunda rejilla que refrigera el radiador y la mecánica. Finalmente y, en el extremo superior, notarás que el capó se abomba en sus extremos para dar una mayor sensación de robustez, al tiempo que la amplia luneta garantiza una buena visibilidad. Si te fijas con detalle, tras esta y donde se ubica el espejo retrovisor interior, verás la Connected Cam de la que te hablaré en el apartado de ‘Diseño interior’.
En la vista lateral vemos que de nuevo se le da gran importancia a resaltar los tintes SUV del modelo. Las protecciones plásticas que recorren longitudinalmente la parte inferior de los laterales y los pasos de rueda marcados aumentan el efecto visual de polivalencia y robustez del nuevo C3, al tiempo que los detalles en color contraste nos recuerdan las múltiples opciones de personalización que tan de moda están en este segmento. Esta unidad luce un color Verde Almond Opaco que se complementa con el techo, las llantas, los espejos retrovisores, los Airbumps y los tiradores de las puertas rematados en negro. En total, se ofrecen nueve colores exteriores para la carrocería y tres tonalidades para el techo.
Aunque utiliza la misma plataforma que empleaba su antecesor, la distancia entre ejes crece en 75 mm hasta los 2.540 mm. La carrocería cuenta con una longitud total de 3.996 mm, una altura de 1.749 mm y una anchura de 1.474 mm.
En este caso los protagonistas son los ya mencionados Airbumps, unas piezas de plástico con aire encapsulado que en este modelo reducen su aspecto funcional para decantarse esencialmente por el atractivo visual. Como te decía un poco más arriba, son más estrechos que en el C4 Cactus y opcionales, estando solo disponibles en los acabados más altos de la gama como es este caso. Para terminar con la vista lateral, es preciso remarcar la presencia de los intermitentes integrados en los espejos retrovisores y la generosa y elevada superficie acristalada, la cual no solo hace ascender la línea de cintura del conjunto sino que aporta una mayor visibilidad al conductor y los pasajeros. En este caso, también contamos con los cristales posteriores oscurecidos.
La zaga es otro de los elementos más personales y originales de la nueva generación del Citroën C3, con una caída pronunciada del portón y unas ópticas de nuevo diseño tridimensional que le aportan un toque jovial al conjunto. En la parte superior de la luneta -la cual ofrece una visibilidad adecuada- vemos un sutil spoiler del color del techo que alberga la tercera luz de freno. Bajo la misma, a ambos extremos se ubican las ya mencionada ópticas con tecnología LED y, en posición central, los chevrones de la marca y la denominación del modelo. Justo bajo el portón se pude apreciar una hendidura donde se ubica la matrícula y la cámara de marcha atrás, al tiempo que el extremo inferior se caracteriza por la protección plástica que recorre la carrocería.
En ella se ubican los sensores de aparcamiento discretamente y la salida de escape queda igualmente escondida bajo el difusor, lo cual, a mi parecer, es un acierto. Finalmente y, visto desde arriba, el C3 cuenta con un techo solar panorámico pero no practicable y una antena tradicional. Personalmente, me habría decantado por una de tipo aleta de tiburón que desentonaría menos en el conjunto, al menos en este acabado tope de gama…
Diseño interior
Si exteriormente el nuevo Citroën C3 es toda una revolución en diseño, su interior no iba a ser menos. A pesar de que comparte algunos elementos con el C4 Cactus, sus similitudes son menos palpables que en la carrocería, y el polivalente apuesta por un carácter moderno y alegre en el que se combinan la tela, el plástico y el cuero sintético (como opción o en las versiones más equipadas) para ofrecer una mayor sensación de calidad al tacto y a la vista. Pensemos que es un coche urbano de precio razonable, por lo que los plásticos duros están presentes en gran parte del habitáculo, aunque quedan bastante bien disimulados con los recubrimientos en tela y los contrastes de color.
Por lo general las calidades están a la altura de lo que cabría esperar, los ajustes están trabajados para evitar vibraciones y el tacto cobra especial protagonismo con los contrastes de materiales. En conjunto Citroën ha conseguido crear una atmósfera muy agradable, especialmente para los más jóvenes, pues las opciones de personalización son diversas y te permiten configurar un coche todo lo chic que quieras. A todo ello se suma una notable comodidad y funcionalidad, ya que el mullido de los asientos, la postura de conducción y la posición de los botones son de lo más cómodo. ¡Punto para el C3 en ergonomía!
Sin embargo, como todo en esta vida, hay cosas a mejorar. Entre los principales ‘contras’ que le he visto al interior del C3 -al igual que ocurre en otros modelos tanto de PSA como de Renault- está el sistema multimedia. Me explico: las marcas francesas están apostando por limpiar todo el salpicadero de botones, lo cual para algunos es todo un alivio, pero introducir algunas funcionalidades en una pantalla pensada para el infoentretenimiento no lo terminó de ver del todo práctico. Es el caso del climatizador y lo es esencialmente por dos motivos. Lo primero, porque cambiar la temperatura te obliga a cambiar la pantalla que lleves puesta en ese caso -subir o bajar la temperatura un solo grado te obliga a pulsar, como mínimo, tres veces la pantalla- y, si es el navegador, ya estás perdido; y lo segundo, porque se aglutinan muchos controles en una pantalla cuando con una ruedecita y tres botones seríamos tan felices…
Bajo la pantalla encontramos únicamente cuatro botones y la rueda para el volumen: la activación de las lunetas calefactables, las luces de emergencia y el bloque y desbloqueo de las puertas.
Por otra parte y, aunque el funcionamiento de la pantalla es bastante rápido, no lo es tanto la percepción táctil de la misma, lo que te puede llevar a peligrosas distracciones en la conducción si tienes que andar buscando en la pantalla el menú adecuado y pulsar un botón concreto de entre varios que se encuentran juntos. Señores, esto del minimalismo está muy bien, todo queda limpito de botones y da una gran sensación tecnológica, pero con algún botón extra todo sería más sencillo y menos peligroso. Por último y, respecto al sistema multimedia, señalar que el navegador funciona adecuadamente, redirigiendo con rapidez en caso de perdernos durante la ruta e indicaciones claras.
Dejando a un lado la pantalla flotante de siete pulgadas que preside el salpicadero, también encontramos como novedad el volante multifunción, el cual goza de un grosor y un tacto bastante cómodos, así como de diversas posiciones de ajuste en altura y profundidad para que encuentres la postura óptima a los mandos del C3. Este tiene ocho botones y tras el se esconde un completo cuadro de instrumentos con diales analógicos para la velocidad y las revoluciones, mientras que el resto de información de viaje se muestra en un display en blanco y negro. En la parte baja de la consola se ubican una pequeña guantera junto al botón de arranque y parada del motor y, bajo los mismos, otro hueco portaobjetos con la toma de corriente, la entrada USB y el Aux-in.
Es una pena que se mantengan inalterados algunos controles desde hace años en modelos que pretenden transmitir una imagen fresca y joven como son los pulsadores de los elevalunas eléctricos y automáticos o el control del regulador y limitador de velocidad.
Respecto a la habitabilidad, hay que reconocer que los chicos de Citroën se lo han currado. Junto a la comodidad que os comentaba hace un momento, hay que mencionar el generoso espacio que ofrece este modelo para las dimensiones que tiene. Las plazas delanteras son amplias gracias a las generosas cotas de los asientos, mientras que las plazas traseras permiten acoger a tres adultos con cierta comodidad si estos no son excesivamente grandes. Dos pasajeros atrás, viajarán con total comodidad y amplitud. Cuentan con una anchura aceptable para el segmento, aunque longitudinalmente se quedan algo cortos en las rodillas para aquellos que midan más de 1,80 metros. Por contra, la altura libre al techo es notable y, como es habitual, quien peor lo pasará será el pasajero de la plaza central por la presencia del túnel de transmisión.
Por último y, respecto al espacio de carga, debéis saber que el nuevo C3 no varía sus cotas respecto a su predecesor pero aun así se sitúa entre los mejores del segmento con una capacidad de 300 litros, ampliables hasta los 922 litros si abatimos la segunda fila de asientos. La única pega es que la boca del portón queda algo elevada y el piso presenta un escalón al abatir los asientos, pero por lo demás cuenta con unas formas muy regulares y cabe la posibilidad de equipar una rueda de repuesto normal como guinda del pastel.
Motorización
Como os comentaba, la oferta de motores del Citroën C3 2017 es bastante generosa pero no ofrece variaciones importantes respecto a la de su predecesor, usando bloques ya conocidos. En gasolina están los 1.0 PureTech de 68 CV, 1.2 PureTech de 82 CV, el interesante 1.2 PureTech de 110 CV y un propulsor adaptado a GLP con 82 CV; mientras que en diésel la gama está limitada al 1.6 BlueHDI con 75 ó 100 CV. En todos los casos el cambio es manual de cinco velocidades, salvo en el motor tope de gama de gasolina que actualmente ya está disponible opcionalmente con la transmisión automática EAT6.
Para la prueba he optado por el bloque 1.6 BlueHDi S&S con 100 caballos en acabado Shine. Esta mecánica de cuatro cilindros cuenta con dos válvulas por cilindro y un árbol de levas en la culata, además de inyección directa por conducto común, turbo e intercooler. A simple vista podríamos pensar que semejante potencia para un vehículo de tales dimensiones y un peso total de 1.165 kilos son más que suficientes, pero lo cierto es que el conjunto me ha dejado un sabor un tanto agridulce.
No me malinterpretéis, con un par de 254 Nm a partir de las 1.750 rpm, hablamos de un modelo que empuja de forma aceptable desde bajas vueltas y será suficiente para la gran mayoría de clientes, aunque no podríamos decir que se estira en exceso o que va, hablando en plata, ‘como un tiro’. Es cierto que se mueve con soltura y su empuje es suficiente para moverse de forma agradable en ciudad e incluso realizar algún que otro viaje, pero con una aceleración de 0 a 100 km/h en 10,6 segundos, en algunas ocasiones te da la impresión de no llevar 100 CV reales bajo el capó. Para que os hagáis una idea, su mayor empuje se encuentra entre las 1.500 y las 2.500 vueltas, es más, el indicador de cambio óptimo de marcha salta en torno a las 2.000 rpm (aunque conviene estirarlo algo más por el escalonamiento del cambio).
Sí destacan, por contra, los consumos, aunque una vez más son algo más elevados que los declarados por la marca: un urbano de 4,4 litros; 3,2 litros en autopista; y un combinado de 3,7 litros a los 100 kilómetros. Tras la prueba, donde me moví por Madrid y alrededores (es cierto que no hice excesivos kilómetros en carretera, pero por lo general tampoco los hará el grueso de clientes del modelo), obtuve un consumo en ciclo mixto de 4,4 l/100 km, rebajando dicha cifra hasta los 4,0 litros en carretera y elevándola hasta los 5,1 litros en ciudad. Como os digo, algo más elevados que los oficiales, pero bastante contenidos en conjunto (pensemos que depende en parte de la forma de conducir de cada uno). El depósito de combustible tiene una capacidad de 42 litros.
Con estos datos, cabe entender que desde la firma gala hayan enfocado las mecánicas a la eficiencia y no a las altas prestaciones, de ahí que el nuevo C3 se muestre ligeramente perezoso en algunas ocasiones. Por ahora no he tenido la oportunidad de probar la mecánica de gasolina con 110 CV, pero si el uso que le fuera a dar al coche fuera predominantemente urbano con alguna que otra escapada esporádica, casi con total seguridad os puedo decir que me inclinaría por ella si quisiera tener más de 100 caballos bajo el pie derecho.
Si tuviera que sacarle una pega al cambio es la holgura de la palanca cuando tenemos alguna marcha engranada. Como he podido comprobar posteriormente, es algo que le ocurre a la gran mayoría de modelos PSA.
Aun así, este 1.6 BlueHDI, para ser un diésel es bastante silencioso -salvo que apuremos las vueltas en exceso- y cuenta con gran confort de marcha. Ayudan a ello el sistema Start/Stop y el tacto del cambio, muy enfocado también al uso urbano. Cuenta con desarrollos largos y un escalonamiento también demasiado largo, pero las marchas entran con soltura y, aunque el tacto es algo blando -como suele ocurrir en este segmento-, se combina con un tacto suave y agradable del embrague (también del resto de pedales) y una posición ergonómica que hacen confortable su conducción incluso en atascos. Eso sí, en carretera echarás en falta una sexta velocidad para que la mecánica vaya más desahogada.
Ficha técnica
Version | 1.6 BlueHDI - 4 cilindros en línea |
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Cilindrada | 1.560 cm3 |
Potencia | 99 CV (73 kW) @ 3.750 rpm |
Par | 254 Nm @ 1.750 rpm |
Peso | 1.165 kilos |
Dimensiones Lar/An/Al mm | 3.996 / 1.749 / 1.474 mm |
Volumen Maletero | 300 (922) litros |
Aceleración 0 a 100 km/h | 10,6 segundos |
Recuperación 80 a 120 km/h | N.D. |
Velocidad máxima | 185 km/h |
Consumo homologado | 4,4 / 3,2 / 3,7 l/100 km (urb. / extraurb. / comb.) |
Emisiones CO2 por km | 95 g/km de CO2 (Euro 6) |
Precio de partida | 11.750 euros (con descuentos) |
Comportamiento
Una de las primeras cosas que te llamarán la atención al sentarte al volante del nuevo Citroën C3 es su comodidad. Los asientos no ofrecen un agarre reseñable, pero si un mullido confortable y una postura ergonómica en la que todo queda al alcance de la mano. Además, la visibilidad es bastante buena en todos los ángulos -solo molestan ligeramente los gruesos pilares traseros- y encontramos diversas ayudas a la conducción como la cámara de marcha atrás, que a pesar de no gozar de gran resolución contribuye a facilitarnos las maniobras de aparcamiento.
Es un modelo enfocado claramente al tráfico urbano y es fácil darse cuenta de ello esencialmente por dos aspectos. De una parte, el tacto de la dirección, la cual es realmente suave y directa, al tiempo que su asistencia eléctrica te permite callejear y maniobrar con extrema facilidad -tiene un radio de giro de 10,2 metros-. Como imaginarás, eso también tiene sus contras a la hora de circular por tramos algo más revirados, donde ésta no termina de mostrarse cómoda. En cualquier caso hablamos de un modelo dócil y predecible, así que aunque la dirección no sea todo lo informativa que nos gustaría a la hora de divertirse exprimiendo un poco la mecánica los fines de semana, tampoco encontraremos reacciones extrañas por su parte.
Continúa su enfoque urbano en el esquema de suspensiones (McPherson delantera y rueda tirada con elemento torsional detrás), muy cómodas para la ciudad y el extrarradio por su calibrado para filtrar las irregularidades del terreno pero poco sufridas cuando queremos sacarle su jugo al conjunto. A pesar de que son algo blandas, se defiende bien en carreteras de curvas amplias y nos permite un paso por curva ágil en la mayoría de situaciones, pero ante curvas más cerradas o cambios de rasante las suspensiones no acaban de sujetar la carrocería todo lo bien que deberían, produciéndose ligeras oscilaciones de la misma que son incómodas para todos los pasajeros. En cualquier caso, tengamos presente que las intenciones de Citroën con el C3 no pasan por crear un modelo divertido en curvas.
El C3 no es un coche con el que puedas compenetrarte y podría causarte algo de inseguridad si le exiges más de la cuenta fuera de su hábitat natural. Sin embargo, a la hora de la verdad, permite cambios de trazada ágiles y ofrece la estabilidad y seguridad que cabría esperar de él.
Por último y, en autopistas, de nuevo podemos hablar de una gran comodidad por los ajustes de la suspensión y la dirección, así como el mullido de los asientos. A velocidad legal es confortable y la insonorización, a pesar de no ser puntera en el segmento, está bastante conseguida. Si lo que buscas es una gran comodidad, vas a circular esencialmente por la urbe y no te ves obligado a circular por tramos algo más complicados con frecuencia (ya sea por gusto o necesidad), es una opción bastante recomendable.
Equipamiento y precio
En lo relativo a los acabados, se ofrecen los Live, Feel y Shine, y uno específico para flotas denominado Business. El Live ya incluye de serie el aire acondicionado, elevalunas eléctricos delanteros, cierre centralizado con mando, ordenador de viaje, sistema de sonido integrado, bluetooth, puerto USB, lector de señales de tráfico, retrovisores eléctricos y asiento posterior partido.
El Feel añade a lo anterior el control de velocidad con limitador, sensor de adelantamiento, alerta de cambio carril, airbags de cortina, elevalunas delanteros “un toque”, faros antiniebla, luces diurnas por LEDs, volante multifunción, apliques en negro lacado y tapizado específico.
Por último el Shine incluye también el climatizador automático, paquete cromado exterior, Airbumps, apoyabrazos central delantero, tapizado en velour, sistema de audio con pantalla táctil de siete pulgadas, sensores de aparamiento traseros, cámara posterior, banda tintada en parabrisas, cristales tintados, sensor de lluvia, elevalunas eléctricos traseros, encendido automático de luces, llantas de aleación de 16 pulgadas, parabrisas panorámico, espejo interior fotosensible, volante en piel y retrovisores abatibles, entre otros.
En este caso, hablamos de un acabado Shine que, asociado al motor 1.6 BlueHDI, parte de los 18.550 euros con descuentos, aunque al añadirle algunos opcionales se eleva algo más el precio. En este caso la unidad de pruebas equipa el color Verde Almond Opaco -410€-, el Tejido Stripe Gris -210€-, las llantas de aluminio negras de 17” -350€-, la Connected Cam -300€-, el techo panorámico -500€-, el sistema de cigilancia del ángulo muerto -250€-, el Active Safety Brake -300€-, el Pack Citroën Connect Nav (Navegador + Pantalla Tactil (7″) + Mirror Screen) y el acceso y arranque manos libres -300€-, es decir, prácticamente todos los opcionales, ascendiendo el precio final de esta unidad a 21.170 euros (con un descuento de 1.200€ de la maca según configurador actual).
Los precios de la gama al completo con descuentos podéis verlos a continuación, sin perjuicio de alguna rebaja extra en el concesionario. Son algo elevados en conjunto es más asequible que su predecesor:
Motor | Bussiness | Live | Feel | Shine |
1.0 PureTech 68 CV | – | 11.750€ | 12.850€ | – |
1.2 PureTech 82 CV | 15.150€ | – | 13.500€ | 16.050€ |
1.2 PureTech 110 CV | – | – | 14.900€ | 17.650€ |
1.2 PureTech 110 CV EAT6 | – | – | 16.200€ | 18.750€ |
PureTech GLP 82 CV | – | – | 15.000€ | – |
1.6 BlueHDI 75 CV | 16.750€ | 14.000€ | 15.100€ | 17.750€ |
1.6 BlueHDI 100 CV | – | – | 16.000€ | 18.550€ |