Diseño/Estética
Calidad de acabado
Equipamiento de serie
Equipamiento opcional
Habitabilidad
Maletero
Motor/Refinamiento
Prestaciones
Consumos
Transmisión
Dirección
Frenos y neumáticos
Comportamiento
Calidad de rodadura
Relación valor-precio
7.6
Notable
El Ford Edge es una auténtica bestia 'made in USA'. Es robusto, tiene presencia y personalidad, al tiempo que su habitáculo trata de acercarse a rivales 'premium' con materiales de mayor calidad y una importante carga tecnológica. A pesar de sus dimensiones solo ofrece espacio para cinco ocupantes ¡Pero vaya espacio! Es una opción a tener en cuenta si tus criterios son más pasionales que racionales.
Siempre fui de aquellos que pensaban que el Ford Edge debía venderse en España y, finalmente, parece que Ford ha escuchado mis plegarias. Fabricado en exclusiva en la planta canadiense de la marca del óvalo, la versión europea es casi idéntica al Edge comercializado en los Estados Unidos, ya que sólo modifica los grupos ópticos delanteros y traseros por cuestiones de homologación, al tiempo que recibe diseños de llantas y colores pensados para nuestra región.
Su estética diferenciada con toques deportivos es uno de los principales reclamos de este modelo que, por tamaño, se sitúa casi en el segmento de otros SUV como el BMW X5, el Kia Sorento, el Hyundai Grand Santa Fe o el Volkswagen Touareg, aunque a diferencia de algunos de estos, solo dispone de versiones de cinco plazas. Por otra parte, el fabricante ha querido apuntar al segmento premium con este modelo, dotándolo de un interior confortable con agradables materiales y un equipamiento bastante extenso, sin embargo, le ocurre lo mismo que al Ford Mustang: no es lo mismo el concepto premium a un lado y a otro del Charco, por lo que hay que coger este término con pinzas antes de que la cabeza se nos vaya a Audi, Mercedes-Benz, Volvo o BMW.
No me malinterpretéis, es un gran coche, y lo es en todos los sentidos, pero os transmitiré cierta frase que escuche una vez a un compañero: “El Ford Mustang no es un coche de 37.000 euros, es un coche de 20.000 dólares”, y lo cierto es que por muy mítico que sea este pony car, no le faltaba razón alguna… Anécdotas aparte, el Ford Edge luce una estética imponente y musculosa en un mercado en el que prácticamente todas las alternativas son idénticas, como le pasa al icónico deportivo. Sí, gira cabezas a su paso, y pocos SUV de serie pueden presumir de conseguir ese efecto en la gente. Para algunos, es razón de compra más que suficiente.
Situado en un escalón superior al Kuga, el Ford Edge llega dispuesto a robar una pequeña parte del mercado de los SUVs medianos con carácter premium, aunque en Ford han ajustado los precios para que pueda tener cierto éxito. Es una opción con gran relación producto/precio /equipamiento que ofrece espacio a raudales y un motivo de compra pasional, pero… ¿Qué hay de los usuarios más racionales? Vayamos a conocerlo a fondo.
Diseño exterior
Estéticamente, el Ford Edge es todo un SUV ‘made in USA‘. Su robustez y su fuerte presencia son los protagonistas de todos los ángulos, atrayendo todas las miradas a su paso. El capó acapara gran parte del peso visual de su carrocería, pues es la parte exterior donde se aglutina una mayor cantidad de elementos y tecnología. Vemos una parrilla de enormes dimensiones rematada en negro que se une a las ópticas frontales en sus extremos para ofrecer una sensación de uniformidad; mientras que en posición central encontramos el óvalo azul del fabricante en un tamaño no menos discreto (bajo el mismo se ubica una de las cámaras del Paquete Parking -200€-).
Los faros delanteros cuentan con tecnología LED y son dinámicos, adaptativos y anti-deslumbramiento -1.550 €-, ocupando gran parte de la superficie superior del morro y extendiéndose sutilmente hacia los laterales. Bajo la gran parrilla, un marcado nervio que le da al frontal ese toque de «enfado» da paso a la matrícula y a una entrada de aire inferior con diseño de panal de abeja que mejora la refrigeración de la mecánica. A ambos extremos podemos apreciar las luces antiniebla enmarcadas en un anguloso embellecedor en negro brillante con borde cromado. Finalmente, remata el borde inferior un sutil splitter característico de este acabado Sport (ahora ST-Line).
La vista lateral está protagonizada por el dinamismo. El Edge es robusto y buena prueba de ello son sus angulosas líneas y sus marcados nervios que enfatizan la horizontalidad, pero si os fijáis con detalle en el diseño del lateral, os daréis cuenta de que toda la fuerza visual parece enviarse hacia la zaga, simulando cierta sensación de velocidad. Los pasos de rueda y los descubiertos paneles de las puertas (algo poco práctico para evitar rozaduras) son extremadamente musculosos, al tiempo que un pronunciado nervio parece unir el faro delantero con el trasero, recogiendo a su paso las manillas de las puertas y sosteniendo visualmente la superficie acristalada.
Tampoco pasa desapercibida la bonita caída del pilar C, que remata el conjunto con un destacado spoiler de base cromada para llamar aun más la atención. La superficie interior del lateral está protegida por un elemento plástico que evitará dañar la pintura en caso de toparnos con algún obstáculo lateral. Y ponen la guinda del pastel, como no podía ser de otra manera, una enormes llantas gris grafito de 20 pulgadas, calzadas con neumáticos Pirelli Scorpion Verde de medidas 255/45 R20 105 W.
La zaga es otro de los elementos con mayor personalidad del Ford Edge, con elementos muy característicos que no encontramos en ninguno de sus hermanos de gama. Si comenzamos por la parte superior, veremos que el alerón alberga la tercera luz de freno, localizada sobre una luneta posterior que, a pesar de no ser pequeña, no ofrece gran visibilidad por su elevada posición, lo que hace necesaria cámara de marcha atrás. Bajo la luna posterior encontramos los grandes pilotos traseros con tecnología LED que recorren todo el ancho del vehículo, dando lugar a una bonita y llamativa firma lumínica. En posición central no falta el logotipo de la marca bajo el que se esconde otra de las cámaras del sistema 180º -350€-.
Justo por debajo de la matrícula, un acusado nervio parece dividir el generoso portón en dos partes, dejando en su extremo inferior el tirador y la denominación del modelo. Ya en el paragolpes, la sensación de uniformidad y simetría con las ópticas superiores se acentúa con los catadriópticos unidos y una tira de sensores de aparcamiento. Estos dan paso a un provocativo difusor trasero plástico en cuyos extremos se ubican las salidas de escape cromadas que, en este caso, son reales (no como ocurre en algunos modelos de, por ejemplo, Mercedes-Benz).
Diseño interior
Las enormes y pesadas puertas dan acceso a un elevado habitáculo en el que te sentirás el protagonista de la carretera, especialmente cuando algunos viandantes y conductores dirijan la mirada hacia ti por el mastodonte que tienes entre manos. En él, los ajustes se han cuidado y los materiales denotan una mayor calidad que en otros modelos Ford, apuntando en la dirección premium que os comentaba antes. Por lo general, las partes más visibles están tapizadas con materiales blandos y no hay elementos que traten de imitar la madera o la fibra de carbono, pero los plásticos duros y rígidos están muy presentes, lo que le distancia de rivales realmente premium como Audi o BMW.
El habitáculo es tremendamente espacioso y resulta bastante acogedor, mostrándose con una presentación diferenciadora en el que la impresión visual es realmente buena y el tacto de los elementos más que aceptable en líneas generales. Si tuviera que criticar algo sería claramente el tamaño de algunos botones, los cuales resultan extremadamente pequeños, como es el caso de los intermitentes de emergencia, de tamaño diminuto en lugar de destacar notablemente como debería ser.
Igualmente, he de señalar que hay algunas partes sobrecargadas de botones, como es el caso del volante. Realmente no hay tantas funciones, pero el diseño de la zona de botonería cuenta con unas dimensiones desproporcionadas. Tras este se encuentra un cuadro de instrumentos llamativo en diseño y muy completo en información, salvo por la ausencia de un velocímetro digital que eché bastante en falta. Está formado por dos esferas y una pantalla central personalizable que las une. Ya en el salpicadero, encontramos un pequeño hueco portaobjetos superior cuya ubicación resulta bastante curiosa, parece como si estuviésemos en una furgoneta.
Algo más abajo está la pantalla táctil de ocho pulgadas del sistema de navegación e infoentretenimiento. De ella podemos decir que cuenta con unos gráficos y una capacitación táctil meramente aceptables, al tiempo que su ubicación, enmarcada dentro del salpicadero, hace un poco complicado manejar algunas funciones en marcha. Personalmente, creo que este sistema multimedia es el talón de Aquiles del habitáculo, tanto por software como por ubicación. Bajo la pantalla, encontramos algunos mandos del mencionado sistema multimedia y los ajustes de la climatización, los cuales dan paso a otro hueco portaobjetos que precede a la palanca del cambio automático.
A ambos lados de la palanca del cambio encontramos algunos botones como el de apagado y encendido del sistema Start/Stop y el freno de mano eléctrico. Más atrás, dos posavasos nos adelantan la llegada del final de la consola central, la cual culmina con un reposabrazos central de grandes dimensiones que alberga una generosa guantera. Desde luego, en comodidad o ergonomía no se le puede poner ninguna pega, ya que todo queda al alcance de la mano (salvo lo comentado con respecto a la pantalla multimedia) y viajar en él es realmente placentero, con mucho espacio y unos asientos cómodos, refrigerados, calefactables y de notable agarre tanto en la banqueta como en el respaldo.
El pasajero de la plaza central trasera podría quejarse únicamente de un mullido algo más duro -pero tampoco realmente molesto- a causa del resposabrazos central y de la presencia de las salidas de ventilación si no separa las piernas, ya que son algo intrusivas.
Y mencionando de espacio, hablemos de habitabilidad, porque poco de sus rivales pueden presumir de ofrecer espacio para cinco ocupantes con semejantes cotas. En Ford han preferido no ofrecer una variante de siete plazas para centrarse en el confort de sus cinco pasajeros. En la parte delantera, como ya he comentado, el espacio es soberbio, pero incluso en la parte de detrás podrán viajar tres ocupantes con comodidad en viajes medios y largos. La anchura y la altura son generosas, mientras que el túnel de transmisión no resulta nada molesto. Es una pena que la banqueta trasera no se pueda desplazar longitudinalmente, aunque su respaldo si cuanta con varias posiciones de ajuste.
Respecto al espacio de carga, el maletero del Ford Edge cuenta con una capacidad de 602 litros, a lo que se unen unas formas realmente regulares, un generoso portón, botones para abatir los asientos desde el propio maletero y un doble fondo con espacio para meter una rueda de repuesto en lugar del típico kit antipinchazos y varios compartimentos para guardar herramientas, papeles, el chaleco… Si abatimos los asientos (60:40), se nos queda un espacio de carga totalmente plano que alcanza los 1.847 litros. Lo único complicado es manejarse con los anclajes de la cortinilla que cubre el espacio de carga.
Motorización
En lo relativo a los motores, la versión menos costosa está asociada a un 2.0 TDCI con 180 CV con caja de cambios manual de seis velocidades. Las variantes más potentes recurren al 2.0 TDCI Bi-Turbo con 210 CV sólo asociadas a la transmisión de doble embrague Powershift, pero siempre en ambos con tracción total a las cuatro ruedas.
Si hablamos de un vehículo con un gran componente pasional, que menos que disfrutarlo en su máxima expresión, y es por ello que, para la prueba, me he decantado por la variante más potente de todas, el bloque 2.0 TDCI Bi-Turbo con 210 CV (154 kW) a 3.750 revoluciones y 450 Nm de par motor entre las 2.000 y 2.250 vueltas. Como se puede ver ya desde el papel, el rango de revoluciones en el que entrega su par máximo es bastante reducido, lo que nos va a dejar un amplio abanico de vueltas sin un empuje notable. No me malinterpretéis, con semejante potencia y par, es un SUV con buena respuesta y agilidad, pero ésta podría estar mejor aprovechada ya que no destaca ni por empuje ni por prestaciones.
Hemos de tener en cuenta las casi dos toneladas del conjunto (1.949 kilos concretamente), cifras que determinan una aceleración hasta los 100 km/h desde parado en 9,4 segundos y una velocidad máxima de 211 km/h. Las recuperaciones, por su parte, se sitúan en la media del segmento, con un 80-120 km/h en 7,3 segundos (en cuarta velocidad); mientras que el empuje a bajas vueltas es meramente aceptable (por debajo de las 1.500 revoluciones el par es nulo), aunque la transmisión PowerShift de seis relaciones con dos embragues multidisco bañados en aceite cumple perfectamente con su función para que nunca nos falte potencia al hundir el pie derecho sobre el acelerador.
La transmisión automática del Ford Edge trata siempre de mantenernos en el rango óptimo de revoluciones, lo que hace que no notemos en exceso la pereza de la mecánica a bajas vueltas o el reducido rango de vueltas donde se entrega todo el par.
Es destacable el escaso ruido de la mecánica, así como la ausencia vibraciones, las cuales me esperaba algo más notorias. Cuando circulamos, la calidad de rodadura en este sentido es elevada, con un sonido del motor y de rodadura bien aislados. Por su parte, la transmisión PowerShift actúa con bastante suavidad y rapidez, siendo quizá la opción más recomendable para este tipo de vehículo por el gran equilibrio que logramos entre mecánica y cambio. Sin embargo, esta transmisión es muy invasiva cuando queremos circular en modo secuencial con las levas del volante, ya que reduce una o varias marchas al pisar a fondo el acelerador a pesar de que no lo deseemos.
Y si hablamos de consumos, la marca homologa 6,5 l/100 km en ciudad, 5,5 l/100 km en autopista y 5,9 l/100 km de consumo medio, pero la realidad es bastante distinta, ya que el Ford Edge es algo tragón, sobre todo si no llevamos una conducción relajada. Podemos situarlo en el escalafón del Audi Q7, BMW X5 o Mercedes-Benz GLE, con unas cifras reales de 8,5 litros en la urbe, 6,5 litros en carretera y 7,5 litros en ciclo combinado. Sí, no son unos consumos exagerados para semejante ‘mole’, pero si quieres evitar cifras disparatadas tendrás que circular a un ritmo moderado. Su depósito tiene una capacidad de 69 litros.
Ficha técnica
Version | 2.0 TDCi Bi-Turbo 4x4 PowerShift - 4 cilindros en línea |
---|---|
Cilindrada | 1.997 cm³ |
Potencia | 210 CV / 154 kW @ 3.750 rpm |
Par | 450 Nm @ 2.000 - 2.250 rpm |
Peso | 1.949 kilos |
Dimensiones Lar/An/Al mm | 4.808 / 1.928 / 1.692 mm |
Volumen Maletero | 602 (1.847) litros |
Aceleración 0 a 100 km/h | 9,4 segundos |
Recuperación 80 a 120 km/h | 7,3 segundos |
Velocidad máxima | 211 km/h |
Consumo homologado | 6,5 / 5,5 / 5,9 l/100 km (urb. / extraurb. / comb.) |
Emisiones CO2 por km | 152 g/km de CO₂ (Euro 6) |
Precio de partida | 38.440 euros (con descuentos) |
Comportamiento
Una vez sentado tras el volante del Ford Edge, descubrirás que es tan grande como parece, con una postura de conducción elevada, unos asientos amplios y confortables en todas y cada una de las cinco plazas con las que cuenta y una visibilidad algo justa en algunos ángulos a causa de su deportiva línea. Adicionalmente, contamos con la cámara de marcha atrás (y en algunos acabados de 180º por 350€) que nos facilitará las maniobras tanto dentro como fuera del asfalto y con el sistema de aparcamiento semi-automático en línea y en batería. Con todo ello y, salvo por unos consumos algo elevados, no resulta excesivamente complicado moverse por la ciudad con semejante SUV, salvo que cuentes con una plaza de garaje algo justa o no te apañes del todo bien en las callejuelas.
En cualquier caso, está pensado para los largos viajes en carretera, sin perjuicio de que podamos sacarlo del asfalto sin complicación, como veremos un poco más adelante. Como os comentaba en el apartado anterior, su insonorización está bastante conseguida, a lo que se une una suspensión muy cómoda para viajar -McPherson delantera y paralelogramo deformable trasera-. No está al nivel de los premium y sus amortiguadores no cuentan con posibilidad de ajuste, pero guarda un buen equilibrio a la hora de filtrar irregularidades del asfalto y contener la carrocería, permitiéndonos una conducción algo más ligera que la de algunos de sus rivales generalistas. Está claro que no podemos ignorar la física y su peso y su volumen son elevados, pero es innegable que en Ford han hecho un gran trabajo a la hora de aunar comodidad y cierto dinamismo.
En autopista pisa con aplomo y estabilidad pero, ¿qué hay de los tramos revirados? Pues aquí llegó mi primera sorpresa, y es que, a pesar de su aspecto mastodóntico, es bastante más ágil de lo que parece gracias a una estructura realmente rígida. A la hora de afrontar curvas lentas algo ligeros, la carrocería contiene de forma más que aceptable los balanceos y la dirección (con desmultiplicación variable) actúa más rápido de lo que cabría esperar, siguiendo la trayectoria que le marcamos de forma eficaz y con cambios de apoyo relativamente rápidos. Junto a la dirección, unas reacciones nobles -denota cierta tendencia subviradora- y una buena actuación de los sistemas de estabilidad garantizan que no nos llevemos ningún susto, mientras que los frenos cumplen también de forma notable con su función a pesar de la masa del Edge.
El acabado ST-Line cuenta de serie en la dirección, junto a la desmultiplicación variable, con dos niveles de dureza: Comfort y Sport.
Fuera del asfalto, el Ford Edge no es tan eficaz como sí lo son otros modelos del segmento superior, pero se defiende. Cuenta con un ángulo de ataque de 18,8º, un ángulo ventral de 17,1º, un ángulo de salida de 22,4º, llantas de 20 pulgadas y una altura libre al suelo de 20,3 centímetros, lo que nos permite afrontar caminos de baja dificultad sin disgustos, pero a la hora de superar obstáculos la cosa se complica. Además, carece de reductora, control de descenso de pendientes y un amplio recorrido de suspensiones, pero sí que ofrece tracción total conectable automáticamente a través de un embrague ubicado a la entrada del diferencial trasero.
Equipamiento y precio
En el Ford Edge europeo encontramos cuatro niveles de acabado: Trend, Titanium, ST-Line y Vignale. Las versiones más asequibles están asociadas al nivel de terminación Trend que ya incluye el climatizador automático, ordenador de viaje, cuatro elevalunas eléctricos, llantas de aleación de 18 pulgadas, faros antiniebla, volante multifunción forrado en piel, sistema de navegación con pantalla táctil de ocho pulgadas (oferta lanzamiento), puerto USB, bluetooth, Ford SYNC 2, control de velocidad, sensor de lluvia, encendido automático de luces, espejo interior fotosensible o retrovisores térmicos.
Las versiones Titanium añaden a lo anterior el paquete cromado exterior, molduras protectoras de bajos, llantas de aleación de 19 pulgadas, tapizado mixto tela/piel, volante calefactable, asientos térmicos, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, paquete iluminación interior e instrumentación TFT, entre otros.
El anterior nivel de terminación Sport como es esta unidad deja paso ahora al más completo ST-Line, incluyendo un paquete deportivo exterior más llamativo e interesante. Entre otras cosas incluyen de serie unas llantas de aleación de 20 pulgadas, difusor posterior trasero específico, parrilla frontal pintada en negro, salidas de escape cromadas, alerón sobre el portón posterior, cristales sobretintados, alfombrillas de diseño exclusivo, volante deportivo con el logotipo ST, pomo del cambio deportivo y un tapizado específico, detalles en símil aluminio y pedales metálicos, climatizador automático de dos zonas, arranque por botón, acceso sin llave, asientos delanteros térmicos, sistema de navegación con pantalla de 8 pulgadas, cámara posterior, sensores de parking delanteros y traseros, lector de señales de tráfico, sistema de audio Sony con 12 altavoces, sensor de lluvia, encendido automático de luces, control de crucero con limitador, la alerta de cambio de carril involuntario, parabrisas térmico, espejos abatibles con mando, alerta pre-colisión, detector de peatones, frenada de emergencia, cristales laterales laminados y dirección asistida adaptativa.
Finalmente, el exclusivo Ford Edge Vignale se reconoce por las pinturas metalizadas especiales, la parrilla frontal cromada con interior en negro, las llantas de aleación de 19/20 pulgadas, los cristales sobretintados, las barras de techo metálicas, tapizado en piel con costuras “estilo esmoquin”, mejoras en el aislamiento y el sistema de Control Activo de Sonido Ford, climatizador automático, sistema Ford SYNC 3.0 con pantalla de ocho pulgadas, acceso y arranque sin llave, lector de señales de tráfico, sensores de aparcamiento, cámara posterior, asistente al aparcamiento, sistema de audio Sony con 12 altavoces, portón trasero automático, control de crucero, alerta de cambio de carril, sensor de lluvia, encendido automático de luces, freno de mano eléctrico, retrovisores abatibles, volante multifunción, asientos delanteros eléctricos, antinieblas, paquete eléctrico y un largo etcétera.
En el caso de esta unidad, un Ford Edge 2.0 TDCI Bi-Turbo 210 CV Sport (actual ST-Line) con pintura metalizada -800€-, Paquete Parking -200€-, Techo Panorámico Open Air -1.300€-, Dirección Eléctrica Adaptativa -600€-, Faros LED Dinámicos Adaptativos Anti-deslumbramiento -1.550 €-, Control de Crucero Adaptativo (ACC) -500€-, Detector de ángulos muertos BLIS -450€- y Cámara de visión delantera 180º -350€-, el precio final asciende a 59.300 €, aunque con todos los descuentos aplicados puede ser tuyo por 53.440 euros.
Los precios para España sin y con descuentos son los siguientes:
Motor | Trend | Titanium | ST-Line | Vignale |
2.0 TDCI 180 CV 4×4 | 44.300 / 38.440 € | 47.350 / 41.490 € | 49.550 / 43.690 € | 54.850 / 53.275 € |
2.0 TDCI 210 CV 4×4 PowerShift | – | 52.150 / 46.290 € | 54.350 / 48.490 € | 58.850 / 57.275 € |
- Su estética es musculosa, imponente y muy, muy llamativa, lo que le hace diferente en un saturado segmento SUV.
- Goza de un gran espacio interior en todas y cada una de las cinco plazas, con buen espacio de carga.
- El equipamiento es abundante.
- Muy cómodo para viajar, denotando gran estabilidad y aplomo.
- En carreteras secundarias, es bastante más ágil y noble de lo que cabría esperar.
- Aunque no llegue a la altura de los premium, su interior tiene una mejor presentación, calidad y ajustes que otros modelos de la gama Ford.
- Ofrece acabados para todos los gustos.
- El equilibrio entre motor y consumos es bastante convincente.
- Su precio puede resultar algo elevado para muchos clientes, especialmente en el caso de las versiones más pintonas y equipadas.
- Su motivo de compra es más pasional que racional, lo que supone un arma de doble filo para la marca.
- A pesar de su buena presentación, hay demasiados plásticos rígidos presentes en el habitáculo para considerarlo un auténtico premium (sí, muchos premium actuales tampoco merecen ser llamados así…).
- La pantalla del sistema multimedia es la mano negra del modelo por software, capacitación táctil y ubicación.
- Algunas teclas son demasiado pequeñas y las del volante, abundantes.
- Sus consumos son algo elevados, sobre todo si no circulas con tranquilidad.
Me encanta pero se pasan con los precios
De cuando estamos hablando??
Ya vas tarde ajajaj