Habitabilidad
Una de las razones principales de estos familiares compactos está en su equilibrio entre espacio habitable y capacidad de carga. En el caso del i30 CW, el compromiso está a muy buen nivel, contando con cinco plazas cómodas y un volumen de maletero más que correcto.
En las plazas delanteras la sensación de desahogo es elevada, contando con suficientes centímetros tanto en anchura como en la cota libre para las cabezas incluso en esta unidad con techo solar panorámico. Los asientos son cómodos, recogen bien el cuerpo y sujetan correctamente en las curvas. Encontrar una postura correcta al volante no requiere mucho tiempo al disponer de doble regulación para el aro y múltiples reglajes en el asiento.
Las plazas traseras destacan principalmente por la generosa cota longitudinal, dejando mucho hueco para las rodillas. Otro aspecto en el que brilla es en la altura libre al techo, más que suficiente para que un adulto de 1,85 metros no roce con la cabeza. Quizás la peor nota se la lleve la anchura, algo justa para tres personas aunque hay que reconocer que es algo común en el segmento. Esa tercera plaza además tiene un mullido más duro y va sobre-elevada, siendo menos cómoda que las laterales.
En lo relativo a la capacidad de maletero, arranca en los 528 litros incluyendo el hueco existente bajo el falso suelo (que tiene un organizador para dejar diferentes objetos y que no vayan dando bandazos). Si se retiran los respaldos de los asientos traseros es posible ampliar el volumen hasta los 1.628 litros dejando además una superficie plana muy aprovechable.
Me ha gustado mucho el sistema de cortinilla con raíles, algo que facilita la colocación de la misma y evita arañar las superficies laterales. También se agradecen las argollas para sujetar la carga y la toma de corriente de 12v.
Mecánica
La oferta mecánica del i30 CW está limitada al bloque diésel 1.6 CRDI con 110 CV y exclusivamente en combinación con la caja manual de seis velocidades. Hasta hace poco estaban a la venta también con caja de doble embrague y con el 1.6 CRDI con 136 CV.
Lo más interesante del 1.6 CRDI 110 CV está en la suavidad con la que empuja y la ausencia de vibraciones que llegan al habitáculo. Tampoco es un motor que suene mucho y aunque en frío deja claro su ciclo, desde el puesto de conducción apenas se escucha gracias al buen trabajo en insonorización realizado (y que fue una de las novedades de la actualización de la gama).
La suavidad de empuje es tal que parece andar mucho menos, con poca sensación de “avance” a pesar de seguir aumentando la velocidad. Hay otros modelos con potencia parecida que corren más o menos lo mismo pero por sus formas parecen tener algo más de “brío”, como el Astra 1.6 CDTI 110 CV.
Las recuperaciones son normales son normales dado su peso y potencia, pudiendo pasar de 80 a 120 km/h en cuarta en 8,4 segundos, 9,9 segundos si se realiza en quinta y 12,5 segundos al hacerlo con la marcha más larga. Son cifras suficientes para poder realizar adelantamientos con seguridad.
Algo que agradecerán los usuarios es la buena cifra de par disponible desde muy bajas vueltas, haciendo que sea casi imposible que se pueda calar e incluso se podrá rodar en marchas largas rozando las 1.100 rpm sin temor a quedarse sin respuesta. Con tan sólo presionar el acelerador se gana velocidad sin titubeos, de manera suave y continuada.
Los consumos del i30 CRDI 110 CV me han parecido buenos. Durante la prueba logré una media de 5,5 L/100 incluyendo todo tipo de trazados y sin buscar el máximo ahorro. En autovía a velocidades legales es fácil rondar los 5,1-5,3 L/100 mientras que en carreteras secundarias se puede coquetear con los 4,6 L/100.
La ausencia de sistema Stop&Start hace que en ciudad el consumo no sea tan reducido como en otros modelos rivales pero en cualquier caso para superar los 6,5 L/100 será necesario estar en un buen atasco o bien realizar una conducción “muy decidida” en marchas cortas.
Le falta el motor turbo de gasolina y 186cv
Para el público normal con este 110 CV diésel va más que sobrado