Equipamiento y Seguridad
El Mazda CX-5 se ofrece con tres niveles de equipamiento, Style, Style+ y Luxury de menos a más equipamietno. Para nuestra prueba hemos optado por el acabado intermedio, el Style+ con el añadido del navegador.
Este nivel de acabado ofrece un equipamiento más que suficiente, tanto en lo que a elementos de seguridad se refiere, como a los elementos de confort.
– Airbag frontal.
– Airbags laterales.
– Airbag de cortina.
– DSC (Sistema de Control de Estabilidad).
– Asistente de arranque en pendiente.
– Faros direccionales.
– Sistema de asistencia a la frenada en ciudad.
– Testigo de presión de los neumáticos.
– Climatizador bizona.
– Freno de estacionamiento eléctrico.
– Botón de arranque.
– Bluetooth.
– 2 tomas USB.
– Conexión AUX.
– Radio Digital.
– Control de crucero.
– Ordenador de abordo.
– Pantalla táctil de 7”.
– Espejo interior antideslumbramiento.
– Volante en piel.
– Pomo del cambio en piel.
– Faros full-LED.
– Antiniebla delanteros LED.
– Pilotos traseros LED.
– Retrovisores calefactados y pleglables eléctricamente.
– Sensores de aparcamiento delanteros y traseros.
Comportamiento
El Mazda CX-5 es un coche realmente agradable de conducir, muestra un gran aplomo en cualquier situación y se mueve con más soltura de la esperada con el motor atmosférico de 165 cv.
Los ingenieros de Mazda han buscado un equilibrio sobresaliente entre variables tan divergentes como respuesta y estabilidad, o agilidad y confort de marcha. Esa voluntad ha llevado a revisar las suspensiones. Los ingenieros han decidido mantener la estructura tipo MacPherson delantera y suspensión multibrazo trasera, pero han optimizado los casquillos de los brazos inferiores delanteros.
Ahora mantienen mejor su forma cuando reciben carga, lo que a su vez suaviza y proporciona una mayor estabilidad al movimiento de los propios brazos de la suspensión. El comportamiento de los muelles es mejor y, por tanto, la marcha resulta más refinada.
Los amortiguadores también han sido revisados. Se han reestructurado tanto los delanteros como los traseros; ahora, sus características de fricción son óptimas y reacciona con movimientos más fluidos en respuesta al más mínimo estímulo. Se han incorporado pistones con diámetros mayores que mejoran las prestaciones de los amortiguadores traseros.
El sistema de dirección asistida electrónica está dotado de un conjunto de sensores que miden variables como la fuerza G y la velocidad de las ruedas, y que llevan un control de aspectos como el ángulo de las ruedas del vehículo y el comportamiento del volante. Estos datos se utilizan después para ajustar el tacto del volante a la situación de conducción.
Al tratarse de la versión tracción delantera, no hemos probado sus capacidades offroad, ya que no creo que sea una de las cualidades que busquen sus compradores. Por tanto, nos centraremos en ver cómo se desenvuelve en vías asfaltadas.
La visibilidad desde el puesto de conducción es bastante buena, por lo que circulando por ciudad tendremos controlado todo cuanto suceda a nuestro alrededor, y pese a sus generosas dimensiones, nos resultará muy fácil aparcar en el mínimo espacio posible.
El motor resulta más que suficiente para una conducción normal del día a día, pero si queremos disfrutar de algún momento de más deportividad, será necesario mantener el motor por encima de las 4.000 rpm, aunque evidentemente con esto el consumo medio también subirá. Eso sí, en una conducción normal, e incluso con algo de alegría, el consumo es más que correcto, pero de eso hablaremos en el apartado de la motorización.
Circulando a velocidades elevadas, el Mazda CX-5 no pone ninguna pega para mantener la trayectoria que le marquemos en las curvas, y el tarado de las suspensiones y sus asientos nos permitirán recorrer grandes tiradas de kilómetros.
Motorización
El Mazda CX-5 puede elegirse con dos mecánicas diésel y con otras dos opciones gasolina. El motor diésel es un bloque 2.2 Skyactiv-D, disponible con 150 o con 175 cv de potencia. Por otro lado, los propulsores gasolina, también de la familia Skyactiv-G, son dos bloques, un 2.0 litros que se ofrece con 160 o con 165 cv, y un 2.5 litros de 192 cv que se presenta como el tope de la gama. La principal diferencia entre los motores de 160 y 165 cv, es que el de menos potencia se asocia a la tracción permanente y al cambio automático, mientras que el de 165 cv se une a la tracción delantera y al cambio manual.
Por este motivo elegimos esta última opción para nuestra prueba, porque siendo realistas, el trozo de pastel más grande de los SUV se lo llevan las opciones de tracción delantera.
Los consumos homologados para este SUV son de 7,5 litros a los 100 km para ciclo urbano, de 5,1 litros a los 100 km para ciclo extraurbano, y de 6,0 litros a los 100 km para ciclo mixto. La verdad que el apartado de consumo es uno de los que más gratamente me ha sorprendido.
Cuando me enteré de que iba a tener un SUV gasolina de 165 cv pensé que la cifra media de consumo iba a ser muy superior a la que finalmente obtuve, y desde luego que no nos hemos movido despacio a bordo de este Mazda CX-5. Durante la prueba obtuvimos un consumo medio de 6,5 litros a los 100 km, circulando por todo tipo de carreteras: zonas urbanas, carreteras secundarias y autopistas a partes iguales.