Diseño/Estética
Calidad de acabado
Equipamiento de serie
Equipamiento opcional
Habitabilidad
Maletero
Motor/Refinamiento
Prestaciones
Consumos
Transmisión
Dirección
Frenos y neumáticos
Comportamiento
Calidad de rodadura
Relación valor-precio
7.3
Notable
Corría el año 1979 cuando Mercedes-Benz lanzaba al mercado el primer Clase G, un todoterreno de pura cepa con el que más de 300.000 clientes han vivido experiencias únicas durante casi cuatro décadas. Exteriormente el Clase G ha cambiado muy poco, sin embargo, bien podríamos decir que se ha reinventado constantemente, especialmente de cara a 2018. Es, simplemente, único.
Dicen que el Mercedes-Benz Clase G es uno de esos coches que hay que conducir una vez en la vida, y qué razón tienen. Es un vehículo icónico que, aunque pasen los años, sigue conservando ese atractivo y aplomo únicos. Buena prueba de ello es la nueva generación que los chicos de la estrella han lanzado en el Salón de Detroit 2018, y es que un clásico es un clásico y debe mantener la misma esencia que el primer día.
Como sabrás, el Clase G ya tiene unos cuantos años a sus espaldas. En 2013 cumplió nada menos que 40 años de vida como uno de los 4×4 más salvajes y espartanos que se conservan hoy a la venta en el mercado. Aunque estéticamente pueda parecer algo envejecido incluso en su versión 2018, sigue siendo un coche increíblemente práctico y capaz, que ha sufrido hasta 14 restyling desde su nacimiento en 1979. En julio de este mismo año, Mercedes cumplía otro importante hito fabricando la unidad 300.000 del Clase G en una de sus factorías situada en Austria.
La última actualización de este modelo llegará a España antes del próximo verano y, salvo por las ópticas y leves detalles, poco o nada podemos diferenciarlo respecto al modelo actual. Sigue siendo cuadrado, robusto y tan bestia como lo quiere el público, pero mejoran su chasis de largueros y travesaños, sus motores y las transmisiones, al tiempo que se incrementa su tecnología y gana en calidad. Además, es 53 mm más largo y 121 mm más ancho.
Por el contrario, donde se ha producido un cambio más importante es, sin duda, en el interior, donde ahora encontramos un salpicadero repleto de tecnología y grandes pantallas muy en la línea del resto de productos de la gama Mercedes-Benz. Lo probaremos en su momento, pero hasta entonces, vamos a dar un repaso a todas las virtudes y defectos que han caracterizado a la generación actual.
¿Me acompañas a conocerlo?
Diseño exterior
Su diseño exterior de ‘caja de zapatos’ parece firme y sólido desde un primer vistazo, con una gran cantidad de formas rectas que han cambiado muy poco desde que se construyera su primera maqueta a escala 1:1 en 1973. Con el paso de los años ha reducido su imagen más tosca y ruda para apostar por una imagen más lujosa, pero siempre conservando sus aptitudes fuera del asfalto.
Su parrilla frontal ha evolucionado notablemente con el paso de los años, al tiempo que sus parachoques han recibido formas más estéticas. Gracias al juego de llantas de aleación y las luces de LED diurnas consigue un apariencia más actual y cercana a la de sus hermanos, pero por lo demás sigue siendo único en su especie. Tampoco pasan desapercibidos los intermitentes sobre el capó, una de sus señas de identidad.
Es en la vista lateral donde más impone su presencia, aunque sus formas cuadradas le penalizan con un coeficiente aerodinámico de 0,54. Su superficie acristalada es generosa y sus tiradores de las puertas iguales a los de los años ’80, pero ahí reside precisamente uno de sus encantos, en la forma tan rústica en la que accedemos al habitáculo, con un sonido al abrir y cerrar de lo más retro.
Los espejos retrovisores se actualizaron con la versión del 2012, y ahora recibe algunas novedades como el sistema de aviso de punto muerto, siendo estos calefactables. Con el restyling del 2015 los pasos de rueda adoptaron el mismo color de la carrocería y, además, esta versión 350 d equipa de serie llantas de aleación de 18 pulgadas calzadas con neumáticos Continental 4×4 (265/60 R18), las cuales ayudan a restarle ese aspecto más espartano de modelos anteriores en virtud de una apariencia más deportiva y actual.
En este caso, la unidad de pruebas equipaba una pintura gris tenorita metalizada que le da un toque muy clásico al conjunto, mostrando con ello su lado más tradicional. La zaga es probablemente una de las partes que menos ha cambiado con el paso de los años, con la clásica rueda de repuesto situada sobre el portón trasero y las ópticas traseras cuadradas, al igual que la ventanilla trasera.
El parachoques trasero ha recibido algún pequeño cambio en su último restyling, pero apenas se aprecia a primera vista si no tenemos al lado modelos de generaciones anteriores. Por último y, vista desde arriba, esta unidad cuenta con un techo solar practicable, y ojo, porque este no cuenta con cristal ni con cortinilla, así que cuando se abre, se abre entero
Diseño interior
En su interior, las calidades y acabados están al nivel del resto de modelos de la gama Mercedes-Benz de anterior generación, pero con numerosos detalles y una configuración tan singular de los elementos. No nos engañemos, es bastante espartano en términos generales y los crujidos están presentes al circular por tramos irregulares, pero es que, en un Clase G, es parte de su encanto rudimentario.
El volante goza de grandes dimensiones y un diseño de cuatro radios, mientras que el panel de instrumentación cuenta con una pantalla a color que nos recibe nada más entrar al habitáculo. Pero lo que más te llama la atención es el puesto de conducción, situado a tal altura que parecerá que estamos conduciendo un camión. Los asientos son regulables eléctricamente y ofrecen multitud de ajustes.
Encontramos también el clásico Sistema COMAND Online que se encarga de integrar todas las funciones que van desde el navegador, equipo de sonido, DVD, Bluetooth y acceso a internet. Está situado en la parte superior de la consola central junto con una gran botonera desde la que se controla íntegramente la pantalla y encontramos además tres botones para configurar el bloqueo de los diferenciales.
De serie el G 350 d equipa en el interior molduras de madera de álamo antracita, incluyendo un característico asidero en el lado del acompañante. Hay tapicerías de cuero, tela, tela y cuero, cuero designo bicolor y diversas opciones de molduras.
Otros elementos como el asidero que encontramos frente al asiento del copiloto o una guantera algo más tradicional le restan algo de caché al interior. Pero no olvidemos que este modelo se creó con un único objetivo, ser lo más práctico posible, y aunque el lobo se vista de oveja, lobo es y lobo se queda. Con el paso de los años ha recibido acabados y elementos más deportivos como la palanca de cambios del cambio 7G Tronic Plus que llama la atención y se sale de lo normal respecto a sus ‘hermanos pequeños’.
En las plazas traseras pueden viajar tres adultos cómodamente por espacio para las piernas, altura y anchura, ya que las tres plazas son idénticas. Eso sí, sólo las plazas de los laterales cuentan con anclajes ISOFIX para colocar una sillita de bebé. El acceso es cómodo, pero se complica principalmente por la altura libre del conjunto y, en la parte trasera, la reducida dimensión de las puertas.
Además, como anécdota cabe destacar la sensación tan brusca al abrir y cerrarlas, además de que se abren apretando un pequeño botón situado en el manillar y deben cerrarse con un importante golpe.
Por último y, respecto al espacio de carga, el maletero del Mercedes-Benz Clase G goza de un total de 487 litros, ampliables hasta nada menos que 2.126 litros. Los asientos son abatibles -60:40-, pero el suelo no queda totalmente plano. Sus formas son regulares (salvo por los abultados pasos de rueda), pero tampoco hay doble fondo. Pone la guinda del pastel un portón que se abre de forma lateral, como en los 4×4 de antaño. Sencillamente único.
Motorización
El Mercedes-Benz Clase G está disponible con cuatro mecánicas diferentes, una diésel y cuatro gasolina. En este caso disponemos de la motorización diésel que, con la última actualización del modelo, ha recibido una mejora de sus prestaciones. Ahora su V6 de 3.0 litros recibe una potencia de 245 CV y 600 Nm de par frente a los 211 CV y 540 Nm de la versión anterior.
Con el G 500 las cosas se ponen más serias, pues tenemos a nuestra disposición un V8 con 4.4 litros y dos turbocompresores que rinden 422 CV y 610 Nm. Según el fabricante alemán este último puede acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 5,9 segundos. No está nada mal para una bestia de más de dos toneladas y media de peso…
Justo en un escalón superior está el Mercedes-AMG G 63 que, a partir de ahora, equipará un bloque con 5.5 litros, ocho cilindros y 571 CV de potencia, capaz de lanzarlo de 0 a 100 km/h en 5,4 segundos. Como tope de gama está el Mercedes-AMG G 65 con un poderoso 6.0 V12 que desarrolla 630 CV de potencia y un impresionante par de 1.000 Nm.
A pesar de llevar en sus entrañas un enorme V6 diésel, apenas notaremos extrañas vibraciones o una rumorosidad exagerada salvo que pisemos a fondo el acelerador, donde empieza a rugir cual tanque e incluso oyes soplar el turbo.
Los usuarios que busquen la versión más económica elegirán, sin duda alguna, el G 350 d, el cual cuenta con un bloque de aluminio con dos árboles de levas en la culata, turbo, inyección directa por conducto común, geometría variable, turbo e intercooler que, con 2.987 cm3 y cuatro válvulas, desarrolla una potencia de 245 CV (180 kW) a 3.600 rpm, todo ello asociado a un par máximo de 600 Nm entre las 1.600 y las 2.400 rpm.
No es un rango excesivamente amplio, pero la finalidad de este modelo es contar con una buena capacidad de arrastre, por lo que la entrega de potencia es eficaz desde bajas vueltas y el cambio 7G-TRONIC cumple con su finalidad de manera diligente en función del modo de conducción seleccionado: Eco, Manual o Sport, seleccionables desde un botón junto a la palanca de cambios.
Cuando practicamos una conducción tranquila y, en modo Eco, el cambio sube de marcha entre las 1.900 y las 2.100 revoluciones por minuto.
Este modelo tiene oficialmente unos consumos medianamente ajustados (11,1 – 9,1 – 9,9 l/100 km), pero en campo y en ciudad se disparará fácilmente por encima de los 15 l/100 km, bajando al entorno de los 10 l/100 km en carretera y deteniéndose en un combinado de 13 litros en términos reales. Sí, es muy tragón a pesar de tratarse de un diésel, pero no tendrás excesivos problemas de autonomía gracias a su depósito de 96 litros.
Con sus cifras de potencia, el Mercedes-Benz G 350 d es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 8,8 segundos, recuperando de 80 a 120 km/h en torno a los 7,8 segundos y alcanzando una velocidad máxima de 192 km/h, por lo que en ningún caso hablamos de un todoterreno perezoso. En séptima velocidad el motor gira a 2.100 rpm a 120 km/h, lo que ayuda a contener los consumos.
Por su parte, el cambio es más suave de lo que cabría esperar y suficientemente rápido para un uso normal del Clase G, siendo prácticamente imperceptible tanto a baja velocidad como en autopista, aunque no es tan eficaz como en otros modelos de la gama. La palanca no tiene un modo secuencial, pero sí que hay levas tras el volante, algo que siempre viene bien fuera del asfalto.
Ficha técnica
Version | G 350 d - 6 cilindros en V |
---|---|
Cilindrada | 2.987 cm³ |
Potencia | 245 CV (180 kW) @ 3.600 rpm |
Par | 600 Nm @ 1.600 - 2.400 rpm |
Peso | 2.612 kg |
Dimensiones Lar/An/Al mm | 4.764 /1.867 / 1.954 mm |
Volumen Maletero | 487 (2.126) litros |
Aceleración 0 a 100 km/h | 8,8 segundos |
Recuperación 80 a 120 km/h | 7,8 segundos |
Velocidad máxima | 192 km/h |
Consumo homologado | 11,1 / 9,1 / 9,9 l/100 km (urb. / extraurb. / comb.) |
Emisiones CO2 por km | 261 g/km de CO₂ (Euro 6) |
Precio de partida | 105.500 euros (con esta mecánica sin descuentos) |
Comportamiento
Si lo que estás buscando es un vehículo para moverte por la ciudad, el Clase G indudablemente no es para ti. Su visibilidad es realmente buena dada la asombrosa altura a la que vas sentado en el puesto de conducción, salvo por la parte trasera, que es prácticamente nula (y la cámara de marcha atrás no ayuda en exceso). Sin embargo, no es nada maniobrable ni por el tacto de su dirección ni por su radio de giro, el cual asciende a 13,6 metros entre paredes.
Sí sorprende, por el contrario, lo bien que entra en las plazas de aparcamiento, ya que no es ni tan largo ni tan ancho como parece -recordemos que un Mercedes-Benz GLS es mayor en ambas cotas-, aunque como os digo, la cámara de marcha atrás no es tu mejor aliada por la elevada altura a la que va situada y por su efecto de ojo de pez. Adicionalmente, cuenta con sensores de aparcamiento traseros.
En carretera el aplomo del Clase G es notable, al fin y al cabo, son 2,6 toneladas de peso, con unas suspensiones realmente cómodas (ejes rígidos con resortes helicoidales). Hay que decir que conducirlo es toda una experiencia que repetirías gustosamente mil veces, pero las constantes correcciones que has de hacer sobre la dirección (es de recirculación de bolas y tiene bastante holgura), así como una ligera falta de aislamiento al circular a 120 km/h, no lo convierten en el mejor todoterreno para viajar.
Es un coche muy torpe y lo cierto es que no esperas otra cosa de él, porque te va a enamorar por muchas otras razones. Enlazar curvas y Clase G no son dos conceptos que deben rondar por tu cabeza, pues junto a esa dirección lenta que parece ir a su aire te encontrarás con un elevado centro de gravedad y unos acusados balanceos de la carrocería. De hecho, su inclinación incluso en las rotondas es bastante acusada y no te será difícil hacer saltar los controles de estabilidad, algo que se agradece en un coche como este.
En el campo, el Clase G es otro cantar, pues su generosa altura libre de 235 mm y sus buenos ángulos ventral (24º), de ataque (28º) y de salida (29º) nos permiten sortear todo tipo de obstáculos. Además, gracias a su altura de vadeo de nada menos que 600 mm, no tendremos que preocuparnos porque el agua pueda entrar a zonas internas del motor al cruzar todo tipo de zonas inundadas o pequeños riachuelos.
Por encima solo encontramos al Jeep Wrangler Unlimited, que cuenta con 37,8º de ataque y 31,7º de salida, con una altura libre al suelo de 259 mm.
Da igual que haya barro, nieve o arena, los bloqueos del diferencial del 100% y la reductora harán que salgas airoso sin mayor complicación, a lo que hemos de añadir una capacidad de superar pendientes de hasta 45°, lo que supone una capacidad ascensional del 100%. Tampoco falla en inclinación lateral, la cual asciende hasta nada menos que un 54%, aunque dada la altura del conjunto aumenta la sensación de poder llegar a volcar.
Equipamiento y precio
Los precios en España parten desde los 105.500 euros del Clase G 350 d. Por este precio, tenemos un vehículo bien equipado con bloqueos de diferencial del 100%, cambio automático 7G-TRONIC PLUS, servodirección, reductora, control de crucero, asientos calefactables (todos), tren de rodaje con suspensión mecánica, climatizador bizona, llantas de 18 pulgadas, COMAND Online, BAS, ASR, ESP, faros bixenón y sensores de lluvia y luces entre otros.
Como buen alemán que es, también hay disponible un extenso listado de opcionales que, en el caso de esta unidad se compone de techo corredizo eléctrico, control de ángulo muerto, sistema de sonido Harman Kardon, DISTRONIC PLUS, alarma, paquete de asientos de confort, paquete de ayuda para aparcar y kit de cables para Media Interface.
Igualmente, la marca ofrece diversas ediciones especiales y paquetes para hacer más completo a este mastodonte, tanto a nivel de equipamiento como estético. Entre ellos destacan las designo manufaktur Edition o la Exclusive Edition, así como los paquetes cromado, acero inoxidable exterior, deportivo, exclusivo y exclusivo designo.
Los precios de toda la gama para el mercado español son los siguientes (aunque recordemos que el nuevo modelo llegará al mercado en los próximos meses y aún se desconocen sus precios):
Versión | Potencia | Precio |
G 350 d | 180 kW (245 CV) | 105.500 euros |
G 350 d Professional | 180 kW (245 CV) | 92.425 euros |
G 500 | 310 kW (422 CV) | 123.275 euros |
Mercedes-AMG G 63 | 420 kW (571 CV) | 167.025 euros |
Mercedes-AMG G 65 | 463 kW (630 CV) | 316.875 euros |
- Diseño único. No es el más bonito del mercado, ni el más fresco, ni el más aerodinámico, pero no hay ninguno como él y eso lo hace muy especial.
- Los detalles que lo hacen único: el asidero del pasajero en el salpicadero, la forma de abrir y cerrar las puertas tan rudimentaria, la rueda de repuesto y la forma de abrir el portón…
- Sensaciones de conducción únicas. Parece que vas a bordo de un camión, encarar las curvas con cierta velocidad es toda una aventura y sorprende la forma en la que empuja con un peso de más de 2,5 toneladas, especialmente en el modo Sport.
- Espacio interior sobresaliente sin que el modelo sea excesivamente grande (aunque lo parezca).
- Capacidades off road excelentes, puedes meterlo por donde quieras.
- No es el coche más práctico para el día a día ni por dimensiones, ni por altura, ni por visión trasera ni, por supuesto, por maniobrabilidad.
- Su precio es desorbitado incluso para tratarse de un coche tan «exclusivo», al igual que el de los opcionales.
- El consumo incluso de la versión diésel está muy por encima del de sus rivales, aunque es cierto que cuenta con un generoso depósito de combustible de casi 100 litros.
- Las ventanillas sólo son automáticas al bajarlas, ¿por qué no también al subirlas?
- El techo no cuenta con una lona ni con cristal, sino que al abrirlo, se abre entero, algo que no es nada práctico.
- El interior no está todo lo bien rematado que debería y los crujidos son notables, al igual que el tacto de algunos materiales es algo pobre.