Resumen de Prueba
Equipamiento
Diseño
Confort
Consumo
Motor
7.8
Notable
Mitsubishi adapta el Outlander a las necesidades reales de la mayoría de los compradores de los SUV y le dota de tracción 4x2 para reducir el consumo y mejorar el precio.
Esta semana visita nuestra sección de pruebas el Mitsubishi Outlander 220 DI-D Motion 2WD, un vehículo que seguro captará la atención de muchas personas que buscan un SUV, pero que no van a circular por fuera del asfalto y no quieren asumir ni el aumento de precio de la tracción integral, ni el aumento del consumo que conlleva.
El Outlander ya nos ha visitado en un par de ocasiones, hemos tenido la oportunidad de ponernos al volante tanto de la versión con tracción integral con este mismo motor de 150 c.v. (ver prueba), como de la variante más innovadora e interesante, el Outlander PHEV (ver prueba) que gracias a un sistema híbrido hace que destaque el bajo consumo y la autonomía de este SUV de generosas dimensiones.
Como ya he comentado, muy pocos SUV tocan tierra o barro a lo largo de sus recorridos, por lo que cada vez más fabricantes optan por ofrecerlos con tracción 4×2, reduciendo así los costes de compra y ofreciendo unas mejores prestaciones con consumos menores.
Con esta filosofía ya hemos probado el Toyota RAV4 (ver prueba), el Honda CR-V (ver prueba) o el Mazda CX-5 (ver prueba) entre otros.
Diseño Exterior
El diseño exterior ya lo hemos analizado al probar las otras versiones del Outlander, por lo que poco más podemos añadir. Vemos que el aspecto y la esencia son muy similares a las del anterior modelo, aunque tanto el frontal como la parte trasera se han modificado respecto a su predecesor.
En general vemos que ha adoptado una forma más compacta y sólida, algo que se refuerza en el frontal, donde una fina y alargada parrilla domina toda la parte delantera de vehículo y se convierte en seña de identidad, decorada con vistosos cromados.
La parrilla delantera está custodiada por dos faros ligeramente rasgados con proyectores de xenón en el interior. El resultado de esta disposición trata de ofrecer un aspecto unificado en la parte superior del frontal. A media altura, justo encima del espacio del portamatrículas nos topamos con una entrada de aire con marco y listones horizontales cromados.
Bajo el potamatrículas encontraremos una tercera entrada de aire custodiada por dos redondos faros antiniebla ubicados en las esquinas, que a su vez cumplen con la función de iluminación diurna.
Viendo al Mitsubishi Outlander de perfil, comprobamos que presenta un diseño limpio en el que se aprecia un nervio que cruza el lateral, justo bajo las ventanillas.
La parte trasera busca generar el mismo aspecto unificado con el que nos encontramos en el frontal. Los pilotos traseros ubicados a ambos lados de portón trasero (con tecnología de iluminación LED para la iluminación principal y la luz de freno) se extienden horizontalmente por toda la trasera junto a un perfil cromado.
De un simple vistazo podemos juzgar que el nuevo Outlander está más pensado para un uso diario que para un uso estrictamente campestre, un rasgo bien apreciado en la familia de los SUV, cada vez más utilizados como primer coche.
Diseño Interior
En lo que se refiere al diseño interior, al igual que en el exterior, no encontramos variaciones con respecto a los modelos anteriores.
Desde el puesto de conducción, vemos que tenemos la posibilidad de regular la posición del volante, tanto en altura como en profundidad. Además, la posición de conducción es lo suficientemente elevada para ganar en visibilidad con respecto a un turismo convencional, pero menos de lo que puede estar en algunos todoterrenos, lo que facilita la entrada y salida del vehículo.
La instrumentación es sencilla, y en una época en la que la mayoría de marcas tienden a llenar la consola de botones, lo cierto es que Mitsubishi ha apostado por algo mucho más espartano pero práctico.
La consola central consta de una pantalla táctil en la parte superior, dos botones para activar el warning y cambiar el modo de conducción respectivamente; y en la parte más baja los mandos para el climatizador bizona.
En relación con la habitabilidad, por ejemplo, si las dos primeras filas de asientos son bastante similares, la tercera –que se puede ocultar para ganar espacio en el maletero- ha mejorado muchísimo, pues antes eran prácticamente de juguete. Sin embargo sigue siendo insuficiente como para considerar utilizar estos dos asientos de manera habitual, y quedando reservados exclusivamente para alguna urgencia o episodio aislado.
La fila de asientos intermedia, con capacidad para acoger a tres ocupantes, se puede desplazar longitudinalmente hasta 25 centímetros, con la idea de facilitar el acceso a la tercera fila. Además, levantando la parte horizontal, encontraremos una palanca que nos permite elegir la función del tirador de los asientos, pudiendo servir para abatir los asientos o para adelantarse para dar acceso a las plazas de la tercera fila.
Si optamos por desplazar los asientos de la segunda fila completamente hacia delante, la banqueta tocará con los asientos delanteros, motivo por el cual hemos dicho que su finalidad es favorecer el acceso a la tercera fila. No es el único, puesto que de esta forma también podremos ganar un espacio interesante de carga en el maletero, sin necesidad de abatirlos completamente.
El maletero del Mitsubishi Outlander 4WD tiene una capacidad de 519 litros, que puede llegarhasta los 1.625 litros si abatimos la segunda y tercera fila de asientos. Si lo comparamos con otros vehículos del mismo segmento, el Outlander estaría dentro de la media, no destaca por exceso pero tampoco por defecto.