Resumen de Prueba
Equipamiento
Diseño
Confort
Consumo
Motor
7.6
NOTABLE
Un compacto completamente renovado pero que a la vez evoca tiempos pasados de la marca gala. Bien terminado en general y a un precio muy competitivo
Esta semana en Autonocion probamos el renovado Peugeot 208 1.2 VTi 82 CV 5 puertas con acabado Allure. Se trata de un modelo revolucionario dentro de la marca gala y llamado a marcar la línea de sus hermanos mayores en los próximos años. El objetivo ha sido, a priori, conseguido. Rompe con la estética Peugeot de los últimos tiempos, al menos en su mitad delantera, y se sitúa a la vanguardia de la estética con un lavado de cara que le proporciona un toque de modernidad interesante. La competencia, no obstante, es dura, y otros modelos como Seat Ibiza, Renault Clio, Ford Fiesta o Citroën C3 pugnarán por lideran la tabla de ventas. Juzgad vosotros mismos si el 208 está a la altura:
Diseño Exterior:
Como decíamos, el Peugeot 208 da una vuelta más de tuerca en lo que a estética se refiere. El nuevo frontal por el que ha apostado la marca aporta una línea mucho más moderna que rompe con lo que presentaban los modelos anteriores desde el 205. Sin embargo, la vista trasera no deja lugar a dudas y recuerda claramente al 206, más incluso que al reciente 207. El impacto en materia de aerodinámica es especialmente relevante para la poca diferencia de dimensiones con respecto a su antecesor. La anchura (-2 cm) y la altura (-1 cm respecto al 207), sus volúmenes, y cada uno de sus detalles (carenados inferiores, alerón trasero en determinadas versiones…) proporcionan una optimización máxima de la aerodinámica. Las mejores versiones consiguen así un SCx de 0,61 (Cx de 0,29), lo que supone uno de los mejores valores del segmento y favorece el consumo de combustible y una significativa mejora en las emisiones de CO2. En una época en que las conciencias velan más que nunca por la conservación del medio ambiente es fundamental aportar buenos registros en este sentido.
La parte delantera, auténtico código genético que marcará tendencia en Peugeot, desvela un nuevo rostro de la marca, especialmente carismático y cargado de modernidad. Dicho semblante viene dado a través (en función de las versiones) de los diodos LED y la guía luminosa, que enfatizan la nueva mirada de las ópticas tanto de día como de noche, así como los marcos de los faros antiniebla, muy elegantes. La parrilla, gran culpable del cambio estético, compuesta por barras satinadas definen los trazos del 208. Del logotipo Peugeot grabado en el bloque superior de la parrilla nace una auténtica columna vertebral que atraviesa el capó, la parte superior del parabrisas, deja su huella en el centro del techo e imprime movimiento a la parte trasera y al diseño de la apertura del portón. Los pilotos posteriores integran, por su parte, una firma luminosa con tres franjas de luz en forma de boomerang.
Los laterales presentan puertas de proporciones generosas aún en la versión probada de 5 puertas, permitiendo el acceso cómodamente a las plazas traseras. En las versiones de gama alta, como la nuestra, los cristales están enmarcados por un cromado, característica tan destacable como poco habitual en el segmento. Por último, el portón trasero, que como hemos dicho es lo menos llamativo de todo el coche, por aquello de que recuerda bastante a modelos anteriores como el 206 y el 207. Aun así, el paragolpes más ancho y con los bordes elevados le da un toque deportivo. Las dimensiones del 208 son 3,96 de largo por 2,00 de ancho espejos incluidos y 1,46 de alto en toda la gama. En cuanto a las ruedas, la unidad de prueba montaba unas llantas aleación 16″ Hélium.
Diseño Interior:
Si el exterior nos invita a pensar en un cambio de tendencia estético por parte de Peugeot, cuando entramos en el habitáculo nuestras sospechas quedan confirmadas. Por dentro, el 208 es una auténtica revolución, además de un importante salto de categoría. Conviene analizar cada una de sus características punto por punto. En primer lugar, cuando nos sentamos, notamos unos asientos especialmente mullidos y envolventes, de corte deportivo, aptos para la conducción en carreteras con curvas. Miramos al frente, y desde el puesto del conductor encontramos una disposición nueva. La cúpula de relojes, en vez de situarse como es habitual en un plano de visión a través del aro del volante, se encuentra en una posición más elevada. En principio el objetivo que se persigue es que de esta forma el conductor desvíe lo menos posible la vista de la carretera, sin embargo, en la práctica, la posición natural del volante va a hacer que la parte superior del aro interfiera en la lectura de los relojes. Se puede solucionar bajando el volante, del que hablaremos ahora, pero evidentemente ya está condicionando nuestra posición, lo que sin duda alguna es un punto desfavorable.