– Modo 4WD: Este modo permite mejorar la motricidad a velocidad reducida actuando de forma continua sobre las 4 ruedas del vehículo. La asociación de ambos motores se gestiona electrónicamente para optimizar la motricidad en condiciones de adherencia reducida. Está pensado para carreteras nevadas, con barro, arena, etc. La mejor es sustancial con este modo, y en el día a día evitaremos sustos cuando nieve, hiele o llueva mucho, pero en ningún caso debemos pensar que convierte el 3008 en un 4×4, pues no está diseñado ni pensado para ello.
La caja de cambios acoplada al motor es una caja manual secuencial pilotada de seis velocidades: su gestión electrónica permite en modo automático rebajas significativas de consumo en relación a una caja automática e incluso en relación a una caja manual convencional, tal y como veremos más adelante. De la comparación del Peugeot 3008 y el Citroën DS5, en lo que a rendimiento del motor y funcionamiento del sistema híbrido se refiere, el resultado es un empate técnico. Notaremos pocas diferencias de prestaciones entre uno y otro. En todo caso, lo que apuntábamos como un factor a favor del 3008, su estabilidad, en el Citroën si cabe se acentúa más por el perfil aerodinámico que tiene. Menor altura, mismo peso, mismo motor, línea más estilizada. Ciertamente, transmite mayor sensación de alegría el DS5, por lo que me sorprendió bastante constatar que el peso de ambos vehículos es exactamente el mismo.
A bordo del Citroën DS5, el techo cockpit es el elemento más destacado. Esta original interpretación del techo acristalado se adapta al gusto de los ocupantes. El techo cockpit se organiza en tres focos de luz (0,58 m2 de superficie acristalada) que se pueden ocultar de forma individual, creando un ambiente luminoso inédito, tanto de día como de noche.
La unidad híbrida probada tenía acabado Style, justo por debajo del acabado Sport del DS5 diésel de la otra prueba. Sin embargo, las opciones montadas hacen que no hubiese mucha diferencia entre uno y otro a nivel de equipamiento. Ambos vehículos llevaban:
• Ayuda al estacionamiento delantero.
• Head-up display.
• Faros Bi-Xénon autodireccionables con lavafaros.
• Asiento del conductor con función masaje.
• Asientos delanteros eléctricos calefactados.
• eMyWay: Navegador color con cartografía integrada, pantalla color 7” 16/9 y cámara de visión trasera.
• Pedales y reposapiés de aluminio.
La tapicería, a pesar de ser ambas de cuero club, en el caso del híbrido era de cuero club gris oscuro y blanco en lugar de entero gris. Por fuera el color era blanco nacarado, un color no disponible para el acabado Sport, que lo probamos en gris aluminio metalizado. En definitiva, a nivel de acabados, ambos coches eran muy similares pese a que el híbrido estaba una versión por debajo, pues lo compensa a base de opciones que en el diésel eran de serie.
Ahora bien, ¿qué es lo que le interesa saber al comprador de Citroën para decidir si merece la pena decantarse por el híbrido? La cuestión económica es lo fundamental. Estamos hablando de un coche que tal y como lo hemos probado nosotros se va a los 46.179,61 €, pero que parte de un precio de 38.910 €, es decir, 7 mil euros más que la versión no híbrida (31.810 €). ¿Merece la pena? Difícil responder. A nivel de consumos nos encontramos con un ahorro de aproximadamente un litro a los cien kilómetros, ya que si el diésel se movía alrededor de los 6 litros, el híbrido se queda más cerca de los 5, aunque siempre con una conducción tranquila y relajada. La brusquedad en un motor tan potente hará que el consumo se dispare, al margen de que estaremos haciendo un mal uso de la tecnología híbrida, que basa su ahorro en la progresividad al acelerar. En este sentido, el peso añadido del motor eléctrico penaliza menos, por ejemplo, que en el 3008. Si en aquél la diferencia de peso rondaba los 300 y pico kg, en el DS5 apenas son 120 kg (el híbrido son 1.735 kg frente a los 1.615 del diésel).