Habitabilidad
Si hay algo que todos los descapotables tienen en común es que no son vehículos precisamente amplios. La necesidad de incluir refuerzos que garanticen la rigidez del conjunto provoca que en las plazas posteriores se cuente con una menor cota de anchura, limitando la sensación de desahogo.
En cualquier caso el Beetle Cabrio no es de los peores compactos descapotables y puede acomodar con cierta comodidad a cuatro adultos que no sean muy altos. Los dos asientos traseros están perfectamente delimitados y además se pueden abatir por si en algún momento es necesario introducir objetos largos.
Con o sin capota la altura libre al techo es más que suficiente en las plazas delanteras para que dos adultos de buena estatura no se sientan enlatados. En las traseras es algo limitada y a esto hay que sumar la menor superficie acristalada que podría agobiar un poco (la luneta trasera es más pequeña que en el cerrado y entra menos luz).
El maletero con 225 litros es bastante justo pero puede ser suficiente para el equipaje de fin de semana de una pareja. Más allá de la capacidad en sí misma, lo que puede ser un engorro es la estrecha boca de carga que limita el tamaño de los objetos que se quieran introducir. A su favor hay que decir que mantiene el mismo volumen capotado y descapotado.
Techo de lona eléctrico
La magia del Beetle Cabrio la da su techo de lona con accionamiento eléctrico. Necesita tan sólo 14 segundos para capotar/descapotar y todo se realiza a golpe de botón desde el habitáculo sin necesidad de desbloquear ninguna palanca.
Para hacer que la maniobra resulta más cómoda desde la puerta del conductor es posible bajar y subir las cuatro ventanillas al mismo tiempo. Otro punto interesante es la elevada calidad con la que se ha realizado la capota, con una terminación sensacional tanto en el exterior como en el guarnecido visible desde el interior.
Aunque como en muchos descapotables el aislamiento no es exactamente igual que en sus equivalentes con techo metálico, en el Beetle la elaborada capota consigue que no resulte mucho más ruidoso que el “coupé”, mitigando notablemente el ruido que pueda llegar del exterior (en algunos vehículos parece que estás descapotado).
Por último hay que citar la gran virtud del sistema elegido por Volkswagen y no es otro que el poder accionarlo en marcha siempre y cuando no se superen los 50 km/h. Gracias a esto se acabaron los momentos de estrés en los semáforos que suelen vivirse en algunos descapotables (en su mayoría con techo metálico).
Mecánica
La actualización del Beetle ha llegado acompañada de una nueva oferta de motores, todos ellos adaptados a la normativa Euro 6. En gasolina están disponibles los 1.2 TSI con 105 CV, 1.4 TSI con 150 CV y un interesante 2.0 TSI con 220 CV, obligatoriamente ligado a la transmisión de doble embrague DSG con seis velocidades.
En diésel sorprende que Volkswagen haya lanzado como opción básica el 2.0 TDI de 110 CV y no el mismo 1.6 TDI de la misma potencia que emplean los Golf. Como tope está el 2.0 TDI que con 150 CV ya permite un andar muy desahogado y brioso.
De entrada se espera que con los años los diésel reduzcan la sonoridad y, también, la calidad del ruido. Aquí Volkswagen ha mejorado lo primero y aunque se percibe claramente su ciclo en frío, una vez toma temperatura apenas se oye. El problema es que lo poco que se escucha es feo, con un sonido que queda muy lejos de lo que uno espera en un diésel moderno.
La respuesta de este motor es correcta y gracias a la buena cifra de par proporciona buenas prestaciones, destacando especialmente la capacidad para recuperar en adelantamientos (aquí la caja de doble embrague también tiene mucho que decir). Pasa de 80 a 120 km/h en 8,2 segundos.
La transmisión de doble embrague DSG es de las mejores del mercado, siendo rápida y eficaz. En este Beetle sin embargo se ha mostrado un tanto torpe, tomándose su tiempo en determinadas circunstancias para insertar la marcha adecuada y llevándose muy mal con el sistema de arranque/parada del motor Stop&Start. Lo que no ha cambiado en absoluto es su buen funcionamiento en modo manual, con una rapidez sensacional tanto para subir como bajar marchas sin brusquedades ni tiempos de espera.
El consumo medio obtenido durante la prueba se puede considerar bueno aunque ya no sorprende como ocurría antes. La cifra combinada se quedó en unos correctos 6,1 L/100. En autovía la media ronda los 5,7-5,8 L/100 dependiendo de la orografía mientras que en carreteras secundarias realizando una conducción tranquila no es complicado rebajar los 5,0 L/100.
El peor registro se logra en ciudad y además con un dato comparativo mucho peor, coqueteando con los 8,0 L/100 en cuanto el tráfico se vuelve un tanto caótico. Con cierta fluidez se pueden rondar los 7,5 L/100. Este es el peaje a pagar por un peso considerable (1.529 kg) y unos neumáticos bastante generosos en anchura.