En marcha
Yo soy de los que piensa que los descapotables son para disfrutarlos tranquilamente y sin prisas pero también que deben reunir una serie de condiciones para garantizar su utilidad en el día a día, con suspensiones no excesivamente secas y reacciones más nobles que eficaces (salvo en deportivos a los que se les exige algo más).
El Beetle Cabrio cumple con nota su faceta tranquila. Es un verdadero placer pasear por la costa a cielo descubierto olvidándose incluso del cambio, disfrutando de la brisa marina y todo el entorno. Cuando toca subir la capota sus cuatro asientos me han parecido suficientemente amplios para no tener que discutir con ningún acompañante sobre quién se sienta detrás.
En ciudad es un coche relativamente complicado por culpa de sus formas. No es algo exclusivo de esta carrocería sino que el cerrado también sufre el problema de unos pasos de rueda muy marcados que no se aprecian desde el puesto de conducción y condicionan las maniobras de aparcamiento. Incluyendo los sensores se gana en tranquilidad (de serie u opcionales según acabados).
La visibilidad posterior tampoco es buena. Se debe al menor tamaño de las ventanillas laterales y la luneta posterior, dejando un ¾ un tanto complicado. De nuevo la electrónica pueda salvarte de algún problemilla, y resulta interesante el detector de objetos y personas en maniobras de marcha atrás, denominado por la marca como “Exit Assist”.
El punto más crítico llega cuando te quieres divertir en tramos de montaña con muchas curvas. Aquí ni la rigidez es igual que en un coche cerrado ni el Beetle, en cualquier de sus versiones, es el vehículo indicado para disfrutar entre giros. Pese a contar con la suspensión deportiva no se percibe a sus mandos una agilidad destacable, tomándose su tiempo para dibujar la trazada. El nivel de vibraciones queda patente en el marco del parabrisas a poco que el asfalto no esté inmaculado.
¿Te puedes divertir conduciendo un Beetle Cabrio? La respuesta es sí pero de otra manera. Lo suyo es el disfrute a pie de paseo marítimo o bien en esas noches de verano por el centro de alguna bonita ciudad española. Las curvas y trazados con cierta complicación se le atragantan un poco y no merece la pena exigirle más de lo que puede dar. Al fin y al cabo no es un modelo pensado para devorar giros.
Por último hay que decir que la suspensión en los R-Line puede resultar algo seca y brusca al superar badenes u otras irregularidades. La que viene de serie en los convencionales es mucho más cómoda y dado que no es coche para “quemadillos” me parece más acertada la estándar aunque tenga unos balanceos algo más acusados.
Diseño/Estética
Calidad de acabados
Equipamiento
Habitabilidad
Maletero
Motor/Refinamiento
Prestaciones
Consumos
Transmisión
Dirección
Comportamiento
Relación valor-precio
7
Notable
El Beetle Cabrio con la última actualización mejora bastante algunos apartados en los que se había quedado atrás y de paso recibe motores más modernos adaptados a la Euro 6. Sigue siendo un coche caro, de diseño único que compra con el corazón
Ficha técnica
Version | 2.0 TDI 150 CV |
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Cilindrada | 1.968cc |
Potencia | 150 CV a 3.500 rpm |
Par | 340 Nm a 1.750-3.000 rpm |
Peso | 1.529 kg |
Dimensiones Lar/An/Al mm | 4278 / 1808 / 1473 |
Volumen Maletero | 225 litros |
Aceleración 0 a 100 km/h | 9,3 seg (9,8 seg en prueba) |
Recuperación 80 a 120 km/h | 8,2 segundos en D |
Velocidad máxima | 198 km/h |
Consumo homologado | 4,9 L/100 (6,1 L/100 en prueba) |
Emisiones CO2 por km | 127 g |
Precio de partida | 2.0 TDI 150 CV DSG R-Line desde 35.960 € (sin descuentos) |