Resumen de Prueba
Equipamiento
Diseño
Confort
Consumo
Motor
6.8
BIEN
Una combinación de motor turbo gasolina y motor eléctrico no termina de parecer del todo razonable. A pesar de ello, el Jetta Hybrid es un coche de calidad alta y consumo moderado. A un precio elevado, eso sí.
Hoy en Autonocion queremos mostraros la versión híbrida de un vehículo que, aunque a ritmo más lento que sus hermanos Volkswagen, poco a poco va teniendo un éxito importante en nuestro país. Y es que el segmento del VW Jetta está en expansión. En una época en la que pocos pueden aventurarse a pagar precios desorbitados, las berlinas de tamaño medio gozan de un nivel de aceptación superior al de tiempos pasados. Os presentamos el Volkswagen Jetta Hybrid Sport, que combina la superación de esas necesidades con la búsqueda del mayor rendimiento con el mínimo consumo.
Diseño Exterior
Como si de un Jetta corriente se tratara, el aspecto exterior de nuestra unidad de prueba no difiere en absoluto del modelo que probamos hace algún tiempo. La nueva generación del Jetta tiene una longitud de 4,64 metros, una altura de 1,45 metros y un ancho de 1,78 metros, siendo 8 centímetros más larga que la generación anterior. La combinación de las dimensiones exteriores le confiere al Jetta unas imponentes proporciones.
El diseño del frontal se caracteriza por un trazado de líneas horizontal muy marcado y un parabrisas inclinado al estilo coupé. La parrilla negra brillante forma una unidad estilística con los faros de diseño trapezoidal. Los faros H7 está divididos en dos áreas por la llamada «lámina de obturación»: el área superior de mayor tamaño integra las luces de cruce y las largas, mientras que el área inferior, más estrecha, integra la luz de conducción diurna y los intermitentes. Por debajo de la parrilla y los faros, se encuentra situado el conciso parachoques completamente pintado. El estilo deportivo del frontal se acentúa con otra entrada de aire y el alerón delantero.
La silueta del Jetta es similar a la de un Passat [Ver Prueba Volkswagen Passat], pero de tamaño más reducido, mientras que la parte trasera se caracteriza por superficies homogéneas y unos hombros muy deportivos que acentúan el diseño del nuevo Volkswagen Jetta. La ancha luneta trasera inclinada ofrece una excelente visibilidad trasera subrayando al mismo tiempo el dinámico trazado de líneas de la berlina.
Los faros traseros dobles se prolongan desde el guardabarros hasta la tapa del maletero ofreciendo una inconfundible gráfica diurna y nocturna. La puerta del maletero dispone de un deflector aerodinámico optimizado que minimiza las turbulencias aumentando la presión de contacto del automóvil con la carretera.
En definitiva, podemos afirmar que el Volkswgen Jetta deja de ser el patito feo de la familia Volkswagen para convertirse en un más que digno hermano de los exitosos Golf, Polo, Passat y compañía.
Diseño Interior
Rápidamente nos damos cuenta de que el diseño interior del Jetta es de muy alta calidad. Los materiales empleados lucen a simple vista, dotando de un carácter sumamente elegante al vehículo, que lo sitúa en este apartado por encima de sus rivales que apuestan por acabados más low cost. Tal es el caso del Citroën C-Elysee [Ver Prueba Citroën C-Elysee], en el que pudimos observar algunos detalles interiores que no nos terminaron de convencer. Esto, obviamente, repercutirá en el precio final del vehículo.
Lo que más llama la atención desde el primer momento es el aspecto de los asientos. No es para menos, pues se trata de un extra valorado en la nada despreciable cifra de 3.085 euros. Acabados en cuero «Vienna», los asientos son deportivos delante e incluyen asiento del conductor con ajuste eléctrico. También son térmicos, tienen apoyo lumbar en el lado del conductor, siendo éste regulable en longitud, altura e inclinación. Presentan bandas centrales para reforzar la comodidad y un cajón bajo el asiento del acompañante. Pese a todo, a mí me resultaron un tanto duros, pero no podría decir que llegan a ser incómodos. Eso sí, el precio es tremendamente elevado.
El salpicadero tiene una disposición que recuerda a la de muchos otros modelos del grupo VAG, tanto Volkswagen como Skoda. De hecho, si echamos una retrospectiva a la prueba que hicimos del Skoda Rapid [Ver Prueba Skoda Rapid] veremos que hay pocas diferencias. El volante de tres radios es muy agradable y convence tanto por su diseño como por su tacto.
El freno de mano nos queda ligeramente cerca del cuerpo, mientras que la palanca del cambio está situada en una posición central. Al montar un cambio automático DSG de 7 velocidades, la palanca sólo la utilizaremos puntualmente durante la marcha, quedando reservada para su uso al iniciarla y cuando maniobremos. Si queremos utilizar el cambio secuencial, podemos hacerlo mediante el accionamiento de las levas ubicadas en la parte posterior del volante.
Dos botones en la parte anterior a la palanca de cambios automática nos permiten activar y desactivar la ayuda al estacionamiento así como el E-MODE. El E-MODE es el modo de conducción 100% eléctrico, que al activarse garantiza que el vehículo no va a utilizar el motor de gasolina. No obstante, una vez la carga de batería es insuficiente, se inhabilita. Si bien tengo que decir que es ostensiblemente más duradero que el de otros modelos probados, tales como los PSA Peugeot 3008 H4 [Ver Prueba Peugeot 3008 H4] o Citroën DS5 H4 [Ver Prueba Citroën DS5 H4].
Otro rasgo característico del Jetta Hybrid en particular y de los híbridos en general es el peculiar aspecto de las esferas del cuadro. La de la izquierda, que en condiciones normales nos muestra las revoluciones, en este caso combina dicha información con la relativa a la carga de la batería, dando cuenta al conductor de si su conducción está favoreciendo la carga de la pila, o si por el contrario no es así.
Por lo demás, el manejo de los mandos es tremendamente intuitivo gracias a la unificación de criterios a la hora de disponer las opciones en todos los miembros de la familia Volkswagen.