Si en su día muchos os quedasteis sorprendidos cuando os hablé de los 10 túneles de carretera más largos del mundo, las 5 rotondas más alocadas del planeta o de las carreteras más peligrosas del mundo, hoy os traigo un nuevo episodio que tiene como protagonista el puente marítimo más largo del mundo, destinado a unir Hong Kong y el territorio continental chino.
Ya por 1983, el magnate japonés Sir Gordon Wu imagino cómo sería unir ambos territorios por un puente, pero no fue hasta dos décadas después cuando las autoridades chinas aceptaron su construcción. Ahora, tras nueve años de obras y 20.000 millones de dólares invertidos, Wu puede presumir de haber dado a luz una obra maestra de la ingeniería. En esta infografía de La Razón pueden verse los detalles con más claridad.
Más concretamente, el que se había convertido en su mayor sueño hasta la fecha, une el centro financiero de Hong Kong y la ciudad continental de Zhuhai, facilitando la conexión no sólo entre ambas urbes, sino también con otras nueve ciudades de la provincia de Guangdong, localizadas en el territorio continental. Según los portavoces del Gobierno, trayectos de cuatro horas se reducirán a apenas 45 minutos.
Según apunta el diario ‘South China Morning’, el proyecto «ha estado repleto de desafíos técnicos, costes inflados, problemas medio ambientales, accidentes fatales, fraudes y retrasos».
El puente marítimo más largo del mundo cuenta con forma de serpiente y una longitud de 55 kilómetros, estando diseñado para soportar un terremoto de nivel 8, un tifón con vientos de hasta 340 kilómetros por hora e incluso choques de grandes buques contra su estructura. Es más, para evitar la ruta más frecuentada por los navíos de transporte, tiene un tramo de 6,7 kilómetros de túnel a través de dos islas artificiales de 100.000 metros cuadrados.
Para su construcción este puente ha requerido 420.000 toneladas de acero, o lo que es lo mismo, 4.5 veces más cantidad de la que fue necesaria en su día para construir el flamante y popular Golden Gate de San Francisco. Eso sí, no ha estado exento de polémica, pues incluso ha sido apodado como «el puente de la muerte» por los obreros tras fallecer en él al menos una decena de trabajadores y resultar heridos unos 600 trabajadores.