Tras prolongarse el estado de alarma por coronavirus, que se extenderá durante al menos un mes, la mayor parte de los ciudadanos vamos a estar aislados en casa para evitar contagiarnos, y muchos de nuestros vehículo pasarán la cuarentena con nosotros, sin que nadie los disfrute.
Si bien es cierto que los coches actuales están preparados para soportar la falta de uso durante este período de tiempo, nunca está de más llevar a cabo un sencillo y rápido mantenimiento preventivo para que nuestro vehículo sobreviva en perfecto estado a las restricciones de movimiento del COVID-19.
Ten en cuenta que, al igual que los componentes de nuestro vehículo se estropean por el desgaste, también lo hacen por la falta de uso y el paso del tiempo. Sin embargo, no serías el primero al que el coronavirus le ha pillado por sorpresa y no tiene oportunidad de ir a su coche a prepararlo para la cuarentena.
Por eso hoy vamos a dejar de lado el mantenimiento preventivo y directamente vamos a repasar unos consejos básicos de mantenimiento que deberías hacerle a tu coche tras el confinamiento. Piensa que invertir algo de tiempo y energía antes de volver a utilizarlo con normalidad puede evitar graves averías en el coche.
Si tu coche ha estado parado un mes…
Si tu coche ha pasado la cuarentena contigo, hemos de distinguir dos situaciones: cuando ha dormido en la calle y cuando lo ha hecho en un garaje. Lógicamente, el primer supuesto es el más perjudicial para tu vehículo, pero también es cierto que en las grandes ciudades es el caso más habitual.
Si tu coche ha estado parado un mes en la vía pública, habrá estado expuesto a inclemencias meteorológicas, polvo, suciedad y excrementos de aves que han podido deteriorar la pintura y otros elementos. Por eso, lo primero que debes hacer es revisar bien la carrocería y las piezas externas.
Asegúrate de que no hay averías externas en el coche, todo está en perfecto estado y puedes circular. Acto seguido, llévalo a lavar. Si por el contrario tu vehículo ha dormido en garaje, es bastante probable que su exterior esté en perfecto estado y sin apenas suciedad.
Pero ojo, eso no debería de ser una excusa para ahorrarte lavar el coche. Recuerda que cuando acabe la cuarentena todavía no habremos terminado de pasar por completo una pandemia, así que deberías darle un repaso tanto al exterior como al interior para limpiar y desinfectar las superficies de coronavirus.
Más allá de la limpieza, acuérdate de revisar los neumáticos. Si has tenido el coche parado un mes la presión habrá disminuido, así que vuelve a poner la presión adecuada y asegúrate de que la goma no ha sufrido desgaste ni se ha deformado. El siguiente paso es abrir el capó.
Échale un vistazo a la batería. Si la batería está conectada hay consumo eléctrico, así que si no la desconectaste antes de que empezara el estado de alerta por COVID-19 ni has arrancado el coche estos días, es más que probable que la batería se haya descargado y el coche no arranque.
Nuestra recomendación es que tengas unas pinzas a mano o una batería de repuesto.
Si desconectaste la batería o esta se ha agotado, circula unos kilómetros con el coche para asegurarte de que todo funciona correctamente y no hay ruidos extraños. En los coches actuales algunos sistemas de asistencia y seguridad -entre otros componentes eléctricos- pueden desconfigurarse al quedarte sin batería.
Eso sí, antes de partir, deja el coche unos minutos al ralentí, sin acelerar, simplemente para que todos los sistemas del vehículo se vuelvan a poner en funcionamiento y se engrasen. Y hablando de engrasar, ya que tienes el capó abierto para comprobar la batería, revisa líquidos, filtros y aceite.
Asegúrate de que el refrigerante y el líquido de los limpiaparabrisas están a nivel óptimo, cerciórate de que el aceite está a buen nivel y en buen estado, y revisa los filtros para evitar obstrucciones y deterioros. Haz lo mismo con el circuito del aire acondicionado, enciéndelo para comprobar que no hay malos olores ni se ha obstruido por falta de uso.
¿Valen estas recomendaciones para todos los coches?
Sí. No hablamos de un período de tiempo extremadamente largo, pero estos sencillos trucos de mantenimiento son aplicables para los coches de gasolina, diésel, híbridos, PHEV, GLP/GNC e incluso eléctricos, aunque estos últimos tengan menos piezas mecánicas que los modelos de combustión.
Los elementos que más sufren el desuso son comunes a todos los tipos de motorizaciones, ya que hablamos de elementos como los neumáticos, la batería convencional, el circuito de aire acondicionado o el interior y el exterior del vehículo. Únicamente un par de puntos marcan la diferencia entre las distintas mecánicas, como ya hemos visto.
¿Puedo usar el coche durante el estado de alarma?
Mientras nos encontremos en alerta por coronavirus, solo podrás usar tu vehículo en determinados desplazamientos. Tal y como recoge el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19, podrás desplazarte para:
- Adquirir alimentos, productos farmacéuticos y de primera necesidad.
- Asistir a centros, servicios y establecimientos sanitarios.
- Acudir al trabajo.
- Volver al lugar de residencia habitual.
- Cuidar o asistir a mayores, menores, dependientes, personas con discapacidad o personas especialmente vulnerables.
- Desplazarse a entidades financieras y de seguros.
- Por causa de fuerza mayor o situación de necesidad.
- Repostaje en gasolineras o estaciones de servicio.
- Cualquier otra actividad de análoga naturaleza.
Es importante tener en cuenta que, según establece la Orden TMA/278/2020, de 24 de marzo, por la que se establecen ciertas condiciones a los servicios de movilidad, en orden a la protección de personas, bienes y lugares, lo más recomendable es llevar a cabo todos estos desplazamientos de manera individual, aunque hay excepciones.
Tampoco olvides llevar justificantes de tus desplazamientos para evitar sanciones. Te recomendamos guardar toda prueba posible que acredite la necesidad de tu viaje, tales como certificados de desplazamiento por motivos laborales, justificantes sellados (banco, centro de salud…), tickets de compra, recibos, citaciones, etcétera.