Han pasado poco más de 100 años desde que las letras ‘BMW’ se dieran a conocer por primera vez al mundo, representando durante aproximadamente un siglo a algunos de los mejores automóviles que el mundo ha visto. Corría el año 1913 cuando Karl Rapp fundaba Rapp Motorenwerke GmbH, lo que hoy conocemos como BMW.
En abril de 1917, el nombre de la compañía pasaría a denominarse Bayerische Motoren Werke -‘Fábricas bávaras de motores’-, aunque curiosamente lo que fabricaba no eran coches, sino motores de avión. En 1922, Camillo Castiglioni, accionista principal de la compañía, abandonó la empresa para invertir en Bayerische Flugzeugwerke AG (BFW), llevándose también los derechos BMW.
Tras la prohibición del Tratado de Versalles de fabricar motores de avión, en 1923 llegaría la primera oferta de motocicletas BMW al mercado (BMW R 32), seguidas del BMW 3/15 PS DA 2 en 1929, el primer coche de la compañía tras la compra en 1928 de la factoría de vehículos de Eisenach. Desde entonces, poco a poco BMW se ha convertido en el gran fabricante alemán de coches de gama alta y motocicletas que conocemos hoy en día, cuya sede se encuentra en Múnich.
En otras ocasiones también hemos hablado de los logotipos de Renault y de Opel.
Los orígenes de la marca en el mundo de la aviación han llevado a mucha gente a pensar que el logotipo de BMW refleja algún tipo de diseño aeronáutico, más concretamente una hélice, pero la realidad es muy diferente. Lo cierto es que, al fundarse la compañía y cuando el nombre BMW se incluyó por primera vez en el registro comercial en julio de 1917, no existía siquiera un logotipo de la empresa.
El de la izquierda era el emblema que representaba a BMW en el Salón del Automóvil de Berlín en 1924.
El negocio consistía esencialmente en la licencia para producir y mantener motores de aviones para la recién formada Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe), así que hubo que esperar hasta el 5 de octubre de 1917 para ver el primer logotipo de BMW. Esta primera insignia, registrada en el Registro Imperial Alemán de Marcas, conservaba la forma redonda del antiguo logotipo de Rapp.
El anillo exterior lucía un color negro con bordes y letras dorados donde se podía leer ‘BMW’. Rodeaba un círculo interior dividido en cuartos, los cuales representan el estado de origen de la compañía, Bavaria. Sí, el azul y el blanco son los colores del Estado de Baviera, pero están colocados en orden inverso (al menos en lo que respecta a las reglas heráldicas, donde se lee en sentido horario desde la parte superior izquierda).
La razón por la que se siguió un orden inverso no fue otra que cumplir con la ley local de marcas en ese momento, que prohibía el uso de escudos de armas estatales u otros símbolos de soberanía en logotipos comerciales. Pero entonces, ¿de dónde viene el mito de la hélice en el logotipo de BMW? Pues sencillamente de un anuncio de la compañía en 1929, donde aparecía el emblema de BMW en una hélice de avión.
En una época azotada por la crisis económica mundial, el anuncio intentaba promover un nuevo motor de avión que BMW estaba construyendo bajo licencia de Pratt & Whitney. La interpretación de la hélice encajaba muy bien en la imagen publicitaria de la joven empresa, ya que subrayaba las raíces de la misma y su experiencia en la construcción de aviones.
Más adelante, en 1942, la propia BMW vinculó la hélice al símbolo de su compañía en un artículo que apareció en una publicación llamada Flugmotoren-Nachrichten (Noticias de Motores de Aviones). El texto fue ilustrado con una foto del logotipo de BMW superpuesto en una hélice giratoria, lo que alimentó este mito.
Durante mucho tiempo, la compañía hizo pocos esfuerzos para desmentir el mito de que la insignia de BMW es una hélice, haciéndose este especialmente popular durante la década de los años ’90. Hasta la fecha, el logo ha evolucionado mucho y la compañía bávara cuenta con cuatro marcas bajo su paraguas: BMW, MINI, Rolls-Royce y BMW Motorrad.