Las placas de matrícula nacieron en Alemania en 1906, pero la primera versión del sistema actual de nomenclatura no se introdujo en la República Federal de Alemania (Alemania Occidental) hasta 1956. En aquel entonces, el sistema ya tuvo en cuenta la posible unificación de Alemania al «reservar» ciertas letras y combinaciones para las ciudades y regiones de la Alemania Oriental. Por ejemplo, la letra L estaba reservada para Leipzig.
Curiosamente, esta creencia de que algún día habría una unificación se fue desvaneciendo en Alemania Occidental con el paso del tiempo, como lo demuestra el hecho de que, en 1977, la letra L se dedicó a la nueva ciudad de Lahn, de la que probablemente nunca hayas oído hablar (solo existió durante dos años y medio, hasta que se revirtió el intento de reorganizar la administración local).
En última instancia, la L se dedicó al distrito de Lahn-Dill, en Hesse, una vez que la unificación alemana tuvo lugar.
Una de las peculiaridades del sistema alemán es el proceso implementado para la emisión de placas de matrícula. La autoridad de transporte en sí no le da una placa a los propietarios de un vehículo, sino un documento que contiene el número de registro del vehículo que se le ha asignado. Posteriormente, el usuario debe ir a una empresa privada a que le fabriquen la placa de matrícula con su número de registro. Cuesta unos 30 euros.
Estas suelen ubicarse cerca de la autoridad que emite el documento, aunque lógicamente, cuanto más te alejes del lugar, más barato será (como en España con los centros médicos para el psicotécnico que están junto a la DGT). La única pega es que después deberás volver a la autoridad emisora para que, una vez pagada la tasa correspondiente, coloque en la matrícula la etiqueta de inspección del vehículo y la etiqueta del estado federal.
Con eso, ya estás en posesión de unas placas de matrícula válidas. Las placas de matrícula alemanas estándar utilizan una impresión negra sobre un fondo blanco. A la izquierda, vemos una franja azul con las estrellas de la Unión Europea y el código de país de Alemania. El número de registro puede tener hasta ocho caracteres, que se dividen visualmente en tres grupos.
La primera de las tres letras indica la ciudad o el distrito donde se registró el automóvil. Como regla general, cuanto más popular sea una ciudad o distrito, más corta será la abreviatura. Por ejemplo, Berlín se denota con la letra B, Múnich con la M y Frankfurt con la F. El motivo es eminentemente práctico: cuanto más corta es la primera parte del número de registro, más caracteres (y, por lo tanto, combinaciones) están disponibles para otros fines.
Al grupo que designa a la ciudad/distrito le siguen las etiquetas de inspección del vehículo y del estado federal. A continuación encontramos una combinación de una o dos letras y de uno a cuatro dígitos, que forman la identificación única de la placa. Es muy importante el formato al escribir este código, porque, por ejemplo, S KO 1895 no es lo mismo que SK O 1895. La S indica Stuttgart, mientras que SK es el distrito de Saale, en Sajonia-Anhalt.
Los números de registro de los vehículos de la policía comienzan con BP (Bundespolizei).