Tanto si eres un fan de los clásicos como si no, sabrás que existen pocos modelos más icónicos que los Ford GT40 originales que se alzaron con la victoria en las 24 Horas de LeMans en 1966, 1967, 1968 y 1969. Seguro que ya tienes en mente el modelo del que te hablo pero, ¿recuerdas su variante cabrio? Probablemente no, y nadie te va a culpar por ello, pues Ford apenas construyó 6 unidades de la versión roadster y todas ellas se utilizaron únicamente como prototipos de desarrollo.
Pero lo mejor de todo es que, de esos seis ejemplares, sólo uno ha sobrevivido al paso de los años, y como seguramente ya te estarás imaginando, es precisamente el que ilustra estas líneas. Hablamos del número de chasis #GT/108, un vehículo que estará expuesto en Monterey y que la página Classic Driver ha puesto a la venta con motivo del evento.
Y si esta unidad fuera simplemente el único Ford GT40 roadster que sobrevivió, ya sería de por sí uno de los GT40 más importantes jamás fabricados, pero la historia va mucho más allá. Este interesante modelo fue desarrollado y construido a principios de 1965 por Ford Advanced Vehicles (FAV) en Reino Unido. En marzo de ese mismo año se puso a prueba en Silverstone con Sir John Whitmore y Richard Atwood a los mandos, y poco después, fue enviado a Shelby American en California (Estados Unidos).
Estando bajo la propiedad de Shelby American, el coche fue desarrollado minuciosamente por el legendario ingeniero y piloto Ken Miles, quien lo exhibió en numerosas carreras por todo el país. Incluso estuvo presente en un evento privado de la marca en el que el mismísimo Carroll Shelby le dio un paseo a Henry Ford II, es más, se cree que es la única vez que el señor Ford II montó en un GT40. Algo después, ese mismo año, este peculiar modelo fue exhibido en el Gran Premio de Estados Unidos en Watkins Glen, donde fue pilotado por el campeón de Fórmula 1 de esa temporada, Jim Clark.
El resto de Ford GT40 roadster pasaron a convertirse posteriormente en variantes coupé o se hicieron desaparecer para evitar disputas con el gobierno estadounidense acerca de su importación, aunque curiosamente esta unidad todavía sobrevive, lo que la convierte en el GT40 más especial de todos los tiempos. Por desgracia, su precio no aparece en la web, pero si tenemos en cuenta que otros Ford GT40 ‘normales’ de aquella época se han llegado a vender por unos 5 millones de dólares, no sería de extrañar que esta unidad tan pintoresca alcance una cifra realmente desorbitada, aunque desde luego, lo merece.