Cada semana parece que alguna marca es la encargada de dar noticias relativas con la ausencia de chips y semiconductores. En esta ocasión es Renault la que ha anunciado que se reducirá la dotación de serie de algunos modelos ante la imposibilidad de poder equiparlos en un tiempo considerable.
Los muchos retrasos que están sufriendo los fabricantes ha provocado que sean las versiones básicas las que se puedan entregar antes, algo que no convence a los usuarios. En Renault lo que están haciendo es eliminar ciertos elementos que pueden pasar por prescindibles para evitar que los clientes se vayan a otras marcas.
Por ejemplo la instrumentación digital configurable dejó de ofrecerse en algunas versiones de los Clio, Captur y Mégane hace unos meses y ahora son los espejos abatibles con mando eléctrico los que dejarán de salir equipados en los coches de gama baja aunque aquí lo bueno es que algo más adelante se re-equiparán con este elemento sin coste para el usuario.
Menos gustará la eliminación de la frenada automática en ciudad y el aviso pre-colisión, un elemento que se deja de comercializar en niveles de acabado más sencillos de los Clio y Captur, y que era de serie. La rebaja de 300 € en el precio no parece que sea una solución interesante. También se deja de ofrecer un paquete para el Captur que incluía el control de crucero adaptativo, el volante calefactable y otros elementos.
Todos estos cambios afectan a la gama francesa pero por supuesto también terminarán llegando a los comercializados en otros países aunque por suerte en menor medida dado el alto volumen que se registra en el país vecino.