Probablemente, cuando te cruces con una Renault Kangoo de color blanco por la carretera, lo último que pienses es que esconde en sus entrañas 225 CV de potencia. Eso no quita que, circulando por una autopista, te haya pasado alguna vez una furgoneta de reparto a toda velocidad. Sí, una de esas en las que el conductor se debe de creer piloto cuando realmente la velocidad de los vehículos comerciales no debería exceder los 90 kilómetros por hora (o 100 km/h dependiendo del vehículo).
Y si esto ocurre con furgonetas de lo más normal, imagínate qué pasaría si al departamento de altas prestaciones de cada marca le diera por sacar vehículos comerciales con las siglas y el rendimiento de sus modelos más picantes. Es más, algunas marcas lo han hecho en alguna ocasión, y sino que se lo pregunten a Ford con sus Transit Connect X-Press o Transit Custom MS-RT, las furgonetas más radicales y deportivas del mercado puestas a punto por M-Sport.
Sin embargo, esta curiosa creación que os traemos hoy no es un proyecto experimental de Renault, sino de un particular. Tal y como revela el vídeo de Monky London en Youtube, nuestro protagonista se hizo con la Renault Kangoo de su hermana para convertirla en un auténtico sleeper. Bautizada como «Megangoo», necesitó nada menos que tres modelos de la firma gala para dar a luz a uno de los comerciales más rápidos del planeta.
Para la base, empleó el chasis de un Renault Kangoo I, integrando en el mismo la caja de cambios de un Renault Clio RS y el suculento bloque de 2.0 litros turbo y cuatro cilindros con 225 CV y 300 Nm de un Renault Mégane RS de primera generación. En el modelo original se lograba una aceleración de cero a 100 km/h en 6,5 segundos, aunque el menor peso de esta Kangoo de carga podría rebajar unas décimas la cifra.