Como ya sabéis, nos encanta celebrar de vez en cuando con las marcas sus aniversarios, y la verdad es que el de hoy es francamente importante. Tal y como nos han contado desde Mitsubishi, los primeros años del siglo XX fueron dorados para un mundo del automóvil naciente. Más aún en un país como Japón, donde también se estaban realizando transformaciones fundamentales -políticas, económicas y sociales-.
En este momento y bajo ese contexto, se hicieron numerosos esfuerzos para desarrollar coches con ADN japonés. Sin embargo, fue el poder financiero e industrial del grupo Mitsubishi el que pudo convertir tales intentos en una realidad llevada a la calle, comenzando con el Model-A en agosto de 1917.
PX33 – 1936
Sin embargo, no fue hasta unos años después cuando comenzó la andadura de los vehículos todoterreno de la marca. Concretamente, en 1935, fecha en la que nació el PX33, el pionero de una larga tradición en Mitsubishi de vehículos con cuatro ruedas motrices. El PX33 es un punto de referencia para Mitsubishi Motors, ya que fue el primer vehículo 4WD que luce el logotipo de los tres diamantes.
Desarrollado bajo el paraguas de la por aquél entonces Mitsubishi Heavy Industries (MHI), surgió del prototipo PSF33, que vio la luz en diciembre de 1935. Un año después veía la luz el PX33, del que se produjeron solo cuatro unidades, ya que MHI dudaba en continuar con la producción en serie del modelo y, finalmente, no tuvo continuidad.
Jeep le facilitó el salto a la fama
Pasaron unos cuantos años hasta que llegó el segundo capítulo de la historia de la tracción a las cuatro ruedas de Mitsubishi. Nada menos que 17 años después, en 1953, la compañía firmó un acuerdo con Willys Overland Corporation para fabricar su famoso Jeep (CJ3) bajo licencia en Japón. Fruto de esta colaboración, el primer modelo fue el Mitsubishi Jeep J3, con una producción que duró hasta nada menos que 1998 con 200.000 unidades vendidas en diversas carrocerías (corta, larga y ‘station wagon’).
Mitsubishi Forte/L200 – 1980
Al tiempo que la firma producía los modelos Jeep en su fábrica de Nagoya (Japón), Mitsubishi Motors comenzó a planear su futuro en solitario tratando de combinar un estilo más orientado al pasajero conservando la robustez requerida por los usuarios profesionales. El resultado del desarrollo de su propia tecnología de tracción en las cuatro ruedas se vio reflejada en el pick up Forte, capaz de transportar hasta una tonelada de peso.
En muchos mercados extranjeros se le conoce como el primer L200, aunque el tren motriz 4WD no fue introducido en 1980. Lo cierto es que fue todo un éxito, pues las ventas en su primer año llegaron a las 45.000 unidades y aumentaron drásticamente a más de 100.000 el año siguiente. Además, este modelo ocupa un lugar especial en la historia de la compañía, ya que plantó las semillas de la tecnología 4WD que desarrollaron posteriormente el SUV Pajero (mayo de 1982) y el Delica 4WD MPV (octubre de 1982 en formato 4WD).
Pajero/Montero – 1982
La llegada del Mitsubishi Montero supuso un punto de inflexión en la marca, ya que con él se asentaban las bases de lo que hoy conocemos como SUV. La marca primero tanteó al público con varios prototipos hasta que se lanzó el Pajero definitivo: en 1973 se mostró el Pajero I, en 1979 se presentó el prototipo Pajero II y, tres años más tarde, se conoció la primera generación del Pajero. Y hablamos de otro gran éxito, ya que desde 1982 se han fabricado más 3 millones de ejemplares del modelo.
Lancer Evolution – 1992
Aunque estemos acostumbrados a que la tecnología 4WD se aplique robustos todoterrenos como el Montero o el L200, la tracción total se convirtió en un arma imbatible en rallyes durante los años noventa y dio lugar a la aparición de una nueva generación de automóviles como el Lancer Evolution, el cual se convirtió rápidamente en un icono del que hemos visto hasta 10 generaciones.
Adicionalmente y, gracias a su exitosa participación en el Mundial de Rallyes, el Lancer Evolution del Grupo-A brindó la oportunidad al fabricante de desarrollar la tecnología automovilística más avanzada, que aplicó luego al modelo de serie. Hablamos de tecnologías como el All-Wheel Control (o actual «Super-All Wheel Control» o S-AWC) cuyos principios básicos aún se encuentran en el Outlander PHEV; el control activo de guiñada (AYC) o el diferencial central activo (Active Central Differential, ACD).
Outlander PHEV – 2012
Con la llegada de este SUV híbrido-enchufable, el sistema PHEV de Mitsubishi Motors estrena el Twin-Motor Four-Wheel Drive acoplado a su S-AWC («Super All Wheel Control»). Basado en la tecnología de tracción a las cuatro ruedas desarrollada y perfeccionada en el Lancer Evolution, el sistema del Outlander PHEV integra el control de los sistemas 4WD, ASTC ABS y AYC, al tiempo que distribuye la potencia a los ejes delantero y trasero, entre las ruedas de la izquierda y la derecha, para mejorar la estabilidad de conducción y la precisión de manejo.
El S-AWC reduce la limitación de fuerza del diferencial y el deslizamiento de las ruedas anteriores mientras optimiza la distribución de potencia entre los dos ejes para garantizar una aceleración poderosa desde parado. Además, la función «BLOQUEO 4WD» mejora la respuesta a través de la transferencia de potencia entre los dos ejes, la cual mejora la tracción y la estabilidad en línea recta, sobre nieve, barro y otras superficies de carretera resbaladizas.
El futuro…
Respaldados por una gran experiencia en tracción integral de más de 80 años, esta última evolución a un sistema 4WD eléctrico ha convertido al Outlander PHEV en el buque insignia de la tecnología de Mitsubishi Motors. Desde el sencillo sistema que se ofrece en el minicamión eK-Wagon japonés, hasta la sofisticación de la caja de transmisión Super Select en el Montero y L200 o el avanzado Super-All Wheel Control 4WD disponible en el nuevo Eclipse Cross.
Y mirando más allá se vislumbran los nuevos fundamentos de la próxima generación de vehículos de Mitsubishi Motors Corporation, donde la carrocería SUV se unirá a la tecnología EV, ya sea completamente eléctrica o híbrido enchuifable, con la seguridad que siempre aporta la tracción a las cuatro ruedas.