Rolls-Royce Black Badge se dirige a los más misteriosos, enérgicos, confiados y exigentes clientes. Como respuesta realmente personalizada, o Bespoke, a sus deseos, la interacción entre marca y cliente ha tenido un efecto transformador sobre la apariencia y la esencia de los Rolls-Royce Ghost y Wraith. Los resultados son el Ghost Black Badge y el Wraith Black Badge.
Hoy Rolls-Royce Motor Cars nos ha anunciado que va a crear una serie Bespoke permanente de vehículos para un grupo de adinerados jóvenes hechos a sí mismos y decididos, que desean hacer una compra algo más atrevida y arriesgada.
Desde el punto de vista técnico y estético, Black Badge es el alter ego de los Rolls-Royce Wraith y Ghost. Con Black Badge la marca busca crear una presencia más poderosa en el panorama del superlujo.
Junto con la rejilla Partenón, el famoso logotipo de la R doble y el Espíritu del Éxtasis son la personificación de la marca Rolls-Royce. Sin embargo, estos valiosos símbolos han cambiado su identidad en las circunstancias adecuadas con anterioridad.
Ahora, el Espíritu del Éxtasis y la R doble vuelven a presidir el frontal cuando Rolls-Royce entra en la realidad alternativa de Black Badge. En apariencia, tanto el Ghost Black Badge como el Wraith Black Badge se someten a una transformación muy parecida.
Empieza con la Dama Voladora, que no cambia de diseño, de postura ni de material, pero sí de color. Se convierte en una vampiresa negra muy brillante. El emblema de la R doble en el frontal, los faldones y la trasera de todos los Black Badge se ponen en negativo, plata sobre negro, mientras que las superficies cromadas, como el marco de la rejilla delantera, el remate del maletero, el cerco de las tomas de aire inferiores y los tubos de escape, se han oscurecido.
La potencia de Black Badge se traslada al suelo a través de unas nuevas llantas compuestas de aleación ligera y fibra de carbono. Desarrolladas por Rolls-Royce durante cuatro años, están hechas con 22 capas de fibra de carbono dispuestas en tres ejes y replegadas sobre sí mismas en los bordes externos de la llanta para que sean 44 las capas que aporten robustez. La resistencia se acrecienta con el cubo de aluminio de calidad aeronáutica y forjado en 3D que se une a la llanta por medio de piezas del titanio.
Black Badge dará nuevos niveles de intensidad al color negro. Las múltiples capas de pintura y laca que se emplean para crear el negro Black Badge se pulen a mano repetidamente: el proceso de aplicación y pulido más arduo que nunca se haya usado en una pintura de color liso obteniendo así es el más profundo, más oscuro y más intenso negro que se haya visto en el acabado de un coche de serie.
Como Bespoke, los clientes podrán especificar cualquier color que deseen para la pintura exterior y para la piel del interior.
Dentro del habitáculo del Black Badge las posibilidades son ilimitadas, pues luce una reinterpretación más misteriosa del lujo puro, inspirada en los avanzados materiales y los antecedentes aeroespaciales de Rolls-Royce.
Como elemento central del habitáculo del Black Badge, está la superficie compuesta de fibra de carbono entrelazada y aluminio de calidad aeroespacial, material que abunda en las superficies de los aviones invisibles al radar.
Para crearlo, se entrelazan hilos de aluminio de calidad aeronáutica de solo 0,014 mm de diámetro con gran esmero antes de pegarlos con fibra de carbono. Este material recibe, entonces, seis capas de laca y se deja secar durante 72 horas, tras lo cual se pule a mano para que tenga un acabado brillante.
Además de la creación de este material de lujo, las toberas de aire situadas en el salpicadero y en la parte posterior de los Black Badge se han oscurecido mediante la técnica de depósito en fase de vapor. Este método de acabado de superficies es una de las pocas formas de dar color a metales sin que las piezas pierdan color ni lustre con el uso o el paso del tiempo.
En el cuadro de mandos del coche, va incrustado un reloj Black Badge con manecillas de punta naranja y esfera adornada por el logotipo de la clase «Sin límites» que ya lució el celebrado Phantom Drophead Waterspeed.
Este logotipo también va bordado sobre la tapicería del Black Badge, pues el cuero negro combina con los colores vivos Tailored Purple en el Ghost Black Badge y Cobalto Blue en el Wraith Black Badge para lograr un tacto más audaz en el habitáculo.
El toque definitivo se encuentra en la caprichosa luz que se proyecta desde el techo negro estrellado y se refleja por la cabina desde el pulido cuadro de mandos para crear una atmósfera de misterio.
Los ingenieros de Rolls-Royce aprovecharon la flexibilidad del motor V12 de 6,6 litros para que el Ghost Black Badge resultara un poco más intimidante. Gracias a unas sutiles modificaciones en la salida del motor, se ha aumentado la potencia en 40 CV (30 kW) hasta 603 CV (450 kW) y el par en 60 Nm (hasta 840 Nm) con respecto al Ghost actual, mientras que las mejoras de la transmisión automática de 8 velocidades aportan una sensación añadida de apremio al Ghost Black Badge al entregar la potencia.
Los cambios introducidos en la suspensión y la dirección, como los nuevos ejes de transmisión, garantizan que viajar en el Ghost Black Badge siga siendo lo más lujoso, con solo un poco más de atención en el conductor.
El Wraith Black Badge fue una propuesta totalmente distinta. Como Rolls-Royce más potente del mundo con 623 CV (465 kW), el Wraith siempre ha sido el modelo más centrado en el conductor de toda la gama Rolls-Royce. Sin embargo, entendiendo la determinación de esta nueva especie de clientes y su deseo de buscar nuevos límites, el equipo de ingenieros de Rolls-Royce trabajó combinando un pico adicional de par (+70 Nm) con la alta potencia ya existente, una configuración totalmente nueva de la suspensión neumática, nuevos ejes de transmisión y una transmisión mejorada de 8 velocidades.
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