Cuanto más sabemos sobre los oscuros experimentos de Volkswagen, BMW y Daimler más preocupante y escabrosa es la situación. Si ayer os contamos que los diferentes fabricantes de automóviles llevaron a cabo experimentos con monos para demostrar “lo limpios que son los vehículos diésel actuales”, hoy hemos sabido que, además, se realizó un experimento similar con un grupo de personas jóvenes y sanas. Por lo que ahora, además de maltrato y crueldad animal habría que sumar estos experimentos de dudoso interés científico con personas, en total 25 estudiantes que habrían sido expuestos a una continua inhalación de dióxido de nitrógeno a corto plazo. De momento, la canciller alemana, Angela Merkel ya se ha manifestado en relación a estos hechos señalando que no tienen justificación alguna, ya sea ética ni científica.
Como ya os relatábamos ayer estos experimentos tuvieron lugar en el 2014, una etapa en la que se incrementaron las evidencias sobre los efectos nocivos de los gases de escape de los vehículos diésel en la salud humana. Es por ello que, los científicos del laboratorio ‘Lovelace Biomedical‘ de Albuquerque (Estados Unidos), llevaron a cabo un experimento un tanto inusual: sentaron a diez monos en cámaras herméticas para que inhalaran los vapores de un Volkswagen Beetle. Ahora dos medios alemanes, el Stuttgarter Zeitung y el Süddeutsche Zeitung han aportado nueva información, que desvela que la Asociación Europea de Investigación para el Medio Ambiente y la Salud en el Sector del Transporte (EUGT) utilizó a un grupo de 25 personas para inhalar una sustancia tan tóxica como el dióxido de nitrógeno.
Estas pruebas tan peligrosas en monos y en personas tuvieron como objetivo elaborar un informe para los años 2012 y 2015 donde se demostrara que dichos gases no son tan nocivos como parecen, concluyendo que: «No se comprobaron reacciones a la inhalación de NO2, ni tampoco inflamaciones en las vías respiratorias«. Uno de los implicados en estos experimentos fue Thomas Kraus, el Director del Instituto de la Clínica Universitaria de Aquisgrán, quien ha explicado que dicha investigación no tenía una relación directa con la manipulación de gases tóxicos del dieselgate. Además ha señalado que estos experimentos solo utilizaban una parte de los gases contaminantes que emiten los motores diésel.
Hoy Volkswagen ha publicado una nota de prensa en la que señala que ya han tomado las primeras decisiones en torno a esta serie de experimentos tan deleznables. De momento, toda esta polémica se ha saldado con la suspensión de Thomas Steg, quien ha asumido toda la responsabilidad de estos macabros experimentos. Volkswagen por su parte «aceptó la petición de cese temporal» y se ha comprometido a cesarle de sus funciones «hasta que se aclare completamente lo sucedido«. Por otro lado, otra de las grandes figuras dentro de Volkswagen, el presidente del Consejo de Supervisión, Hans Dieter Pötsch ha mostrado su repulsa a estos hechos declarando que: «En nombre del conjunto del Consejo de Supervisión me distancio con total determinación de este tipo de prácticas«.