La guerra contra el diésel continúa, al igual que el afán de Hacienda por seguir «poniendo el cazo». Tras un nuevo récord de recaudación en los impuestos que afectan al combustible este 2018, hoy hemos conocido la noticia de que el Gobierno de Pedro Sánchez planea equiparar la fiscalidad del combustible diésel y la gasolina para recaudar la friolera de 2.140 millones de euros más.
Hace algún tiempo os comentamos cuáles eran los impuestos que hay detrás de un codiciado litro de combustible y nos quedamos “ojipláticos” al ver que, entre unas cosas y otras, de cada litro de combustible, las arcas del estado se embolsan 40,25 céntimos, mientras que en el caso del diésel esto supone unos 30,70 céntimos (lógicamente esto varía dependiendo del precio dependiendo de las subidas o las bajadas de la base).
Sin embargo, las cosas están a punto de cambiar, ya que con la excusa de que el diésel contamina más que la gasolina, el Gobierno quiere incrementar el impuesto especial que grava el gasóleo, lo que traducido en términos económicos significa pagar 9,55 céntimos más por litro o entre un 7% y un 8% más.
La idea es que la equiparación de la fiscalidad del combustible diésel y de la gasolina conlleve una mayor recaudación que se traduzca en un mayor gasto en la lucha contra el cambio climático, pero sabiendo como somos en España, permitidme dudarlo. Aunque la propuesta todavía se tiene que aprobar, ya se ha creado un equipo de trabajo en el ministerio para iniciar el cambio.
En cualquier caso, la transición sería escalonada, no repentina, tal y como señalan fuentes cercanas a Teresa Ribera, ministra de Transición Ecológica. Según afirman, «el primer año se recaudarían 600 millones de euros«, y así sucesivamente hasta lograr la igualación de impuestos «en menos de cuatro años«. Y mientras tanto, el precio de los combustibles sigue al alza ya de por sí…
De aumentar nada, lo que se va a hacer es eliminar paulatinamente los beneficios fiscales de los que disfrutaba el diésel. Llamen a las cosas por su nombre.