La lucha por conseguir la máxima eficiencia y cumplir con la estricta normativa de emisiones nos lleva a encontrarnos con creaciones cada vez más curiosas en el mundo del automóvil. La última en sorprendernos con una patente en la Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos es Toyota, quien podría estar trabajando en una transmisión manual capaz de automatizar ciertas funciones. No sabemos si llegará al mercado o no (lo más seguro es que no lo haga), pero hay varios aspectos interesantes a tener en cuenta.
Básicamente, este dispositivo electrónico permitiría que una transmisión manual tradicional pudiera desplazarse por sí misma a la posición neutral sin necesidad de ninguna intervención por parte del conductor. Pensemos en una frenada de emergencia: solo tendríamos que ocuparnos de frenar a fondo, el cambio introduciría punto muerto automáticamente. Adicionalmente, el sistema también sería capaz de evitar que el conductor cambie de marcha de forma errónea, previniendo con ello importantes daños al motor. Por ejemplo, un cambio de 5ª a 2ª a gran velocidad.
Al igual que ocurre con todas las patentes, no nos queda del todo claro cómo funciona exactamente el sistema, pero nos recuerda mucho al que la extinta Saab utilizaba en los años ’60. Conocido como piñón libre o rueda libre, este mecanismo permite a un eje girar libremente en un sentido y ser engranado en el sentido contrario, algo que vimos en los motores de dos tiempos del Saab 93 de 1956 y el Saab 96 de 1967. Esto hacía imposible usar el motor como freno en ambos modelos.
El sistema de Saab y el de Toyota no utilizan ni siquiera la misma tecnología, mucho más avanzada a día de hoy, pero el concepto básico, la idea, es muy similar, lo que resulta curioso teniendo en cuenta la franja temporal que hay entre ambos mecanismos.
Concretamente, el fabricante de automóviles creó un mecanismo de rueda libre que permitía a las ruedas girar más rápido que el motor en las bajadas, lo que unido al motor en ralentí, una demanda de lubricación mínima del motor y una velocidad constante, suponía un gran ahorro en combustible. En la década de 1930 también usaron este sistema otras marcas, ya fuera para ahorrar combustible o desahogar al motor, pero el sistema de Saab es el más conocido y el que más duró en el tiempo, hasta 1980.
Vamos, lo mismo que poner punto muerto en las bajadas…