La época del Grupo B fue una de las más gloriosas para el Mundial de Rallies, pero también una de las más trágicas. En los últimos meses hemos hablado en varios ocasiones de ella gracias a Audi y su proyecto secreto de motor central, así como de Citroën y su auténtico desastre que tuvo como máximo exponente el Citroën BX 4TC Evolution.
Es más, recientemente incluso os mostré un vídeo conmemorativo del Grupo B muy recomendable si eres un fanático de la competición, montado por el usuario de Youtube Antti Kalhola. Pero hoy os voy a volver a contar una de esas intrigantes historias de aquellos años loco, uno de esos secretos que mucha gente desconoce porque nunca llegó a trascender ni a tener excesiva relevancia.
Empecemos la historia por el principio…
Corría la década de 1980 cuando el Grupo B empezaba a convertirse en una auténtica locura. Por desgracia para los fabricantes que participaban en esta competición, algo tremendamente horrible estaba a punto de ocurrir, pues los repetidos accidentes que se saldaron la vida de pilotos y espectadores acabaron con el Grupo B de rallies.
Ya sabemos que los ’80 estuvieron marcados por la idea de crear un Grupo S de rallies, una categoría que estaba llamada a convertirse en la más racional, frente a un Grupo B en el que no había ningún tipo de control. En el Grupo B todo valía, hasta el punto en el que tres marcas llegaron a homologar un pick up para participar en esta competición, tal y como recoge la base de datos histórica de homologaciones de la FIA.
El primero de ellos fue el Peugeot 504 Pick Up. Las versiones sedán y coupé del Peugeot 504 participaron en numerosas competiciones africanas a finales de los años setenta y, desde julio de 1974, el Peugeot 504 V6 coupé homologado para el Grupo 3/4 no hacía otra cosa más que cosechar éxitos en la competición, llegando incluso a ganarse el apodo de ‘la Reina de África’ por su popularidad en el continente.
Era un coupé, hasta ahí todo tenía sentido, pero curiosamente, en 1982, Peugeot Talbot Sport homologó el 504 Pick Up para el Grupo B, probablemente porque el Peugeot 205 Turbo 16 no iba a estar listo hasta 1984. Si bien con un motor de 2.0 litros, una larga distancia entre ejes y una bañera vacía en la parte posterior no parecía muy prometedor, en el Rally Costa de Marfil el piloto keniata Dave Horsey logró terminar en la quinta posición en 1984.
Justo ese mismo año, Nissan/Datsun también se tiró a la piscina con el Sunny, un pick up de dos plazas que equipaba un motor de apenas 1.172 centímetros cúbicos. Tenía tracción trasera y resultaba todavía menos prometedor que el anterior, pero con todo y con eso fue homologado el 1 de febrero de 1984, luciendo orgulloso el número 256 hasta el 31 de diciembre de 1990. Nunca quedaron muy claros los planes de Nissan en este sentido, ya que incluso vimos un prototipo del modelo con una carrocería de Kevlar.
El tercer y último modelo en cuestión fue obra de Subaru, una marca que siempre ha estado muy ligada al mundo de la competición en general y de los rallies en particular. Con los Subaru Leone y RX Turbo, los ‘japos’ ya tenían dos modelos homologados para el Grupo A, por lo que el Subaru MP-1 Utility fue homologado para el Grupo B en 1983 junto al Subaru XT 1.8 Turbo. Estuvo en los archivos de la FIA hasta 1999, aunque solo compitió en dos ocasiones en el Rally de Nueva Zelanda, en 1985 y 1986.
Como ya sabéis, ese año llegó la gota que colmó el vaso, pues la muerte de Henri Toivonen y su copiloto Sergio Cresto en Córcega el 2 de mayo de 1986 puso fin a esta categoría, llevándose también por delante el proyecto del Grupo S. Todo lo que le quedaba a las marcas eran sus prototipos y, a nosotros, un gran recuerdo de esta época dorada para los rallies. Tres décadas después de la muerte del Grupo B, son muchos los que tienen un gran recuerdo de aquél entonces, dejando a un lado toda la parte negativa que lo ensombreció.