Fue en 2015 cuando vimos en el Salón del Automóvil de Ginebra al Mercedes-Maybach Pullman, una bestia de 6.199 mm de longitud que se presentaba justo en el 50 aniversario de la denominación.
Además de este aumento de longitud, este modelo elaborado a partir de un Clase S de batalla larga cuenta con 100 mm de altura adicional así como una batalla especial de 4.418 mm.
Para alimentar a la bestia la marca monta bajo el capó un motor V12 biturbo de 6.0 litros que desarrolla 530 cv y 830 Nm de par motor –disponible desde las 1.900 rpm-.
El Pullman ha triunfado a lo largo de su historia al tratarse de un vehículo de superlujo reservado para la élite.
El nombre Pullman se originó en el sector del ferrocarril y se utiliza para referirse a Vagones de Trenes en los EE.UU. fabricados por la Compañía Pullman. Se trata de “coches-cama”.
Mercedes adoptó el nombre con el icónico W100 600 alargado y ojo, porque a lo largo de sus 90 años de historia este nombre sólo se ha empleado en 5 ocasiones.
El W140 diseñado sobre un Clase S de batalla larga estuvo disponible en las variantes S500 y el S600, tanto en variantes blindadas como normales. Como buen vehículo “tailor made” el W140 fue adaptado a las necesidades y gustos de cada cliente que muy a menudo eran gobiernos asiáticos.
Hasta la fecha, la Oficina de Asuntos Exteriores de Shanghai ha estado rodando con ocho unidades y parece que acaban de ser vendidas por cifras entre 500.000 y 630.400 yuanes, lo que al cambio vienen siendo cifras que van desde los 67.430 euros a los 85.000 euros y mucho ojo, porque este precio incluye las placas de matrícula –actualmente valoradas en unos 11.000 euros al cambio-.
Desafortunadamente los compradores no podrán usarlos en la ciudad debido a las regulaciones ambientales establecidas por el gobierno chino que prohíbe que cualquier coche producido antes de 2000 no pueda circular por la urbe de Shanghai.
Raul HR
Cristian Pardo
Esteban Ferreiro Carballo
Felipe Uy Que Lio e como o meu pero medrou un pouco
Vic Peralta Aguilo
Moises!!!
Madre mia
Madre mía…