Hace varios años ya os hablamos de la posibilidad de utilizar el café como combustible, y es que aunque pueda parecerte una broma digna del Día de los Inocentes es toda una alternativa en forma de biocombustible. Los científicos de la Universidad de Bath publicaron un estudio en la revista Energy Fuels en el que mostraron que los residuos originados por el café junto con disolventes orgánicos, pueden generar biocombustible. En principio no sería muy complejo: extrayendo el aceite de los posos del café desechados y mezclándolo con un disolvente orgánico en un proceso llamado “transesterificación”.
A diferencia de otros biocombustibles, esta alternativa no necesita cultivos especiales o gastos extra por lo que se presenta como una de las alternativas de creación de biocarburantes más atractiva del mercado.
Ahora esta forma de biocombustible ha llegado a Londres, donde los emblemáticos autobuses de dos pisos se sumarán a la moda de los combustibles alternativos, gracias a la empresa bio-bean que proporcionará el aceite obtenido de restos de café. Según esta ya han producido suficiente biocombustible para mover un autobús durante un año, o lo que es lo mismo, unos dos millones y medio de tazas de café o 6.000 litros de aceite de café.
Esta empresa llamada bio-bean trabaja en colaboración con Shell y Argent Energy, con un sistema altamente preparado para llevar a cabo la recogida de café molido en multitud de establecimientos y locales. Desde fábricas, cafeterías o incluso universidades, bio-bean se encarga de aprovechar al máximo estos restos con una extensa red de socios y colaboradores en esta interesante causa. Después los posos del café se secan para extraer el aceite del café y este producto resultante se mezcla junto con biofuel B20 que puede ser utilizado en mecánicas diésel de los autobuses londinenses.
De momento se trata de un experimento a pequeña escala, pero se espera que si el resultado es positivo pronto pueda comenzar a implantarse en el resto de autobuses de Londres. Uno de los principales problemas son las enormes cantidades de restos de café necesarios para generar este biocombustible, pero teniendo en cuenta que en Reino Unido se genera unas 500.000 toneladas cada año no es una locura pensar en sus posibilidades de futuro. En la actualidad ya existen unos 9.500 autobuses en la capital londinense que utilizan restos de los aceites de cocina y grasas de procesamiento.