Puede sonar a que Steven Spielberg está metiendo la mano en el asunto, pero la verdad es que estamos hablando de algo que puede convertirse en realidad en los próximos años. Nos referimos a la impresión 3D, algo que las marcas están aplicando total o parcialmente en sus procesos de fabricación.
Tal y como ya os hemos comentado en alguna ocasión, ya hay fabricantes que pretenden sacar al mercado productos que emplearán piezas modeladas en impresoras 3D. Os hablamos por ejemplo de la Energica Ego que podría convertirse en la primera motocicleta de altas prestaciones 100% eléctrica, Made in Italia.
Otros fabricantes como Opel ya nos han comentado que emplean piezas impresas con impresoras 3D para la prueba y el estudio de las piezas definitivas de algunos de sus modelos.
Desde el punto de vista del consumidor, la impresión 3D podría llegar a emplearse para la creación de réplicas de determinadas piezas que puedan necesitar cambiarse con el tiempo por mero desgaste, o que necesiten ser sustituidas después de un accidente.
Las impresoras 3D son por lo general más rápidas, más baratas y más fáciles de usar que otras tecnologías de fabricación, aunque como cualquier proceso industrial, estarán sometidas a un compromiso entre su precio de adquisición y la tolerancia en las medidas de los objetos producidos.
Hoy os mostramos una interesante creación para que veáis la perfección de las piezas fabricadas –ya adelantamos que en realidad es una maqueta y que con una impresora 3D no podrás hacer un motor de combustión interna, al menos por el momento…-
El vídeo muestra el funcionamiento de una réplica de caja de cambios así como el motor Toyota 22R de finales de los 90 que se ha empleado en modelos como el Celica, el Cressida, el 4Runner o la Hilux. Como podréis ver, en el mismo se pueden apreciar los engranajes, su movimiento y sus desplazamientos…
El concepto de la impresión 3D en la industria del automóvil
El concepto es bastante simple y en él debemos de incorporar una máquina que se utiliza para crear un objeto de acuerdo con el diseño de un archivo informático, esta máquina es la impresora 3D. El único límite es la imaginación de la industria del motor, y su voluntad de llevar las cosas adelante y ofrecer, previo pago de su importe, los planos o archivos de los recambios.
Esto puede implicar que en un futuro no muy lejano, cuando vayamos a la ventanilla de recambios del concesionario oficial, no tengamos que solicitar una pieza, sino un archivo, aunque igual con esto de internet, también podríamos llegar a ahorrarnos el viaje y que el taller directamente nos mande el archivo a la impresora.
Si no disponemos del archivo deberemos escanear la pieza que queremos clonar con un scanner 3D, otra máquina que nos permitirá recrear digitalmente la pieza a clonar y que nos creará el archivo digital con las instrucciones para la impresora 3D (medidas y demás)
¿Cómo funciona la impresión 3D?
Durante la impresión 3D, el plástico se funde y se establece en capas sucesivas, cada una tan sólo de 0,25 mm de grosor. El plástico utilizado es ligero, robusto y versátil. Los huecos y salientes son tratados de forma automática con un material de relleno, que luego es eliminado convenientemente en una especie de lavavajillas.
El pequeño número de plantillas requeridas en el montaje final se hizo con anterioridad a mano en un proceso de elaboración usando yeso y resina molida. Gracias a la impresión 3D, los costes de producción de estos elementos se ha reducido hasta en un 90 por ciento.
Además, las herramientas impresas están listas para usar después de sólo unas ocho horas, y son hasta un 70 por ciento más ligeras. Otra ventaja es que estas ayudas pueden ser procesadas mecánicamente y químicamente. Por ejemplo, pueden ser perforadas, fresadas, lijadas, barnizadas y conectadas y combinadas entre sí, incluso entre diferentes materiales. La modificación y el ajuste de estas piezas pueden llevarse a cabo en solo unos minutos a través de un PC.