Aunque en la actualidad el trazado cuenta con 20.8 km de longitud total, 300 metros de cambio de altitud, 73 curvas (33 a la izquierda y 40 a la derecha), y un pico de altura de 617 metros de altura sobre el nivel del mar, este trazado es un auténtico centro de pruebas que ha ido evolucionado a lo largo de sus 88 años de vida abierto al público.
Para que os hagáis una idea del ritmo al que se circula y de las condiciones a las que se enfrentan los probadores y pilotos allí, 1 km en el Infierno Verde, equivale a 18 km de uso en la vida diaria dado que el 10% de los test se hacen en condiciones húmedas y las vueltas al circuito se efectúan al 90% de la capacidad del vehículo.
Su complejidad técnica no sólo queda clara con su longitud, su velocidad o sus curvas sino por las complejas condiciones meteorológicas. Debido a su enorme extensión, mientras unas zonas del circuito pueden permanecer soleadas, otras pueden contar con ligeras lloviznas o con precipitaciones muy abundantes.
El Infierno Verde no es un lugar sencillo para rodar y prueba de ello son los múltiples accidentes que se producen a diario en la pista como el de este Nissan Skyline R34 cuyo conductor que afortunadamente salió ileso, forma parte de los que jugaron muy al límite del líneas rojas del circuito.
Christian Palmer
Andrian Svet muy torpe Pablo Fernández Jiménez
que dolor!
Cristofer Brito