Cuenta la historia que, a finales de la década de 1950, dos exploradores franceses, Jacques Seguela y JC Baudot, viajaban por el desierto de Atacama (Chile) en un Citroën 2CV cuando, repentinamente, el automóvil se detuvo por falta de aceite en el motor. Según narra un folleto de Citroën holandés de 1967 -que podéis leer en este enlace-, un transeúnte se paró a ayudarles y les dio un paquete de plátanos.
Como los aventureros no tenían muchas más opciones, decidieron tratar de usar los plátanos como lubricante para el motor y, aparentemente, el invento funcionó, pudiendo estos continuar su camino. Y ya sabéis que en esta vida hay mucho loco científico suelto, así que el usuario de Youtube Project Farm decidió comprobar por sí mismo si la historia que contaban era cierta.
Para ello cogió unos cuantos plátanos, los pasó por la licuadora, añadió algo de agua para tratar de conseguir una viscosidad similar a la del aceite de motor promedio e introdujo la mezcla en el motor de un corta-césped. Sin ver el vídeo ya os podéis imaginar los resultados tras apenas cinco minutos de experimento.
Si bien el motor logra seguir funcionando al añadir agua a la mezcla, no tiene pinta de que este «lubricante» (por llamarlo de alguna manera) sea especialmente bueno para las piezas internas del motor. En la imagen inferior se puede ver el interior del cilindro después de la prueba. La bujía está cubierta de residuos, las paredes del cilindro tienen marcas visibles y el pistón muestra mucho desgaste.
Además, en el vídeo cuenta que la compresión baja alrededor de un 25 por ciento respecto al funcionamiento del motor con un aceite convencional. Parece ser que la historia del batido de plátano en el cárter de un Citroën 2CV tuvo gran éxito en su momento, pero desde luego no te recomendamos que hagas el experimento con tu coche…