Por si el Grupo Volkswagen no hubiera metido ya la pata suficiente con el ‘Dieselgate’, hoy nos llegan nuevas noticias acerca de los experimentos que el gigante alemán, junto con Daimler y BMW, llevaba a cabo para demostrar al mundo «lo limpios que son los vehículos diésel actuales». Pero lo peor de todo es que hoy no sólo hablamos de un fraude a los consumidores y las autoridades, sino también de un caso de maltrato animal por el cual las marcas han pedido disculpas en sus redes sociales.
Todo ocurrió en 2014, una etapa en la que se incrementaron las evidencias sobre los efectos nocivos de los gases de escape de los vehículos diésel en la salud humana. Es por ello que, los científicos de un laboratorio de Albuquerque (Estados Unidos), llevaron a cabo un experimento un tanto inusual: sentaron a diez monos en cámaras herméticas para que inhalaran los vapores de un Volkswagen Beetle.
Volkswagen Group explicitly distances itself from all forms of animal cruelty. Animal testing contradicts our own ethical standards. The EUGT has been in liquidation since June 30, 2017.
— Volkswagen Group (@VWGroup) 27 de enero de 2018
Para tranquilizar a los monos mientras ‘jugaban’ con ellos, tuvieron el detalle de ponerles dibujos animados, algo que al parecer relaja a estos animales. El objetivo del experimento, financiado por el trio alemán, no era otro que demostrar al mundo que los vehículos diésel equipados con la última tecnología eran más limpios que los modelos de antaño.
Para mantener a los animales tranquilos durante las cuatro horas que respiraron los humos nocivos, los trabajadores del laboratorio instalaron un televisor que mostraba dibujos animados.
Y tiene gracia (por no decir otra cosa), porque el Beetle es uno de los modelos afectados por el ‘Dieselgate’, algo que desconocían los científicos estadounidenses que estaban realizando las pruebas. Es decir, los resultados de este experimento no tienen ningún valor, pues los niveles de contaminación del Beetle eran mucho menos dañinos en el laboratorio que en la carretera.
The EUGT’s approach contradicts our values and ethical principles.
We expressly distance ourselves from the study and the #EUGT.
We condemn the experiments in the strongest terms. #Daimler
👉🏼 https://t.co/JXvXVOaYNo pic.twitter.com/DOLJ2MJmEV— Daimler AG (@Daimler) 28 de enero de 2018
En su día, los alemanes ya tuvieron que admitir el fraude de sus modelos diésel, pero en esta ocasión vamos un paso más allá con un caso no sólo de maltrato animal, sino de un nuevo fraude de manipulación de investigaciones académicas que buscaban influir en el debate político y preservar los privilegios fiscales del combustible diésel. Es más, no es el único caso que podemos encontrar en los últimos años, el New York Times cita unos cuantos más en este artículo…
Ha sido una demanda presentada contra Volkswagen en los Estados Unidos la encargada de sacar a la luz que el Grupo Europeo de Investigación sobre Medio Ambiente y Salud en el Sector del Transporte (EUGT por sus siglas en alemán), recibió todos sus fondos para la investigación de Volkswagen, Daimler y BMW. Lógicamente, esta se cerró el año pasado a causa de la controversia creada por su trabajo, ya que ni siquiera llevó a cabo la investigación por sí misma, sino que simplemente contrató a un grupo de científicos para ello.
Volkswagen, Daimler y BMW no han tardado en defenderse asegurando que el grupo de investigación hizo un trabajo científico legítimo, pues según asegura Daimler en un comunicado «todo el trabajo de investigación encargado a la EUGT fue acompañado y revisado por un comité asesor de investigación formado por científicos de reconocidas universidades e institutos de investigación«. Además, Daimler y BMW declaran que no sabían que el modelo utilizado en las pruebas era víctima del escándalo de Volkswagen.
Para mayor inri, el estudio no proporcionó un hallazgo claro ni a los investigadores ni a la industria, ya que los especialistas tuvieron dificultades para desarrollar un documento que pudieran publicar, lo cual, a su vez, era una condición para recibir el pago completo. En su momento hubo numerosas presiones para que se finalizara el trabajo, en el cual había multitud de controversias, pero entre ellas nunca se llegó a mencionar el software ilegal que hizo al Beetle producir unas emisiones artificialmente muy bajas.
Fuente: New York Times