Cuando hablamos del binomio Volkswagen y Passat, lo primero que nos viene a la cabeza es la palabra liderazgo. Un liderazgo consolidado en un segmento complejo, en el que la calidad de los alemanes y la innovación de los franceses, fundamentalmente, abren un abanico de posibilidades muy amplio. Un modelo con historia propia dentro del mundo del automovilismo, y que lleva recorriendo décadas nuestro asfalto, con la misma denominación, pero con cambios sustanciales, como no podía ser de otra forma con el paso de los años, en su aspecto. Si nos vamos a lo más reciente, la marca germana ponía a la venta en el año 2005 la sexta generación de este exitoso modelo, un diseño que ha durado hasta el recién terminado 2011 (a finales de 2010 ya fue presentado el actual) en el que ha aparecido la nueva caja que hemos podido probar nosotros. Ahora bien, ¿ante qué nos encontramos? ¿Estamos realimente ante una nueva generación del Passat? O por el contrario, ¿es un simple restyling? Bien, la realidad es que la marca alemana ha denominado al nuevo Passat como generación VII, algo que no parece descabellado si nos fijamos en la línea exterior del coche, que abandona las formas redondeadas de su antecesor, añadiendo si cabe mayor sobriedad y elegancia al modelo de la que ya poseía. No ocurre lo mismo cuando entramos dentro de nuestro Volkswagen y percibimos que las novedades brillan por su ausencia y que el salpicadero y los demás elementos del interior del vehículo son exactamente idénticos que los de la generación VI. Es evidente que esto no desmerece la calidad del producto, que está fuera de toda duda, pero a nivel de innovación podríamos decir que es el talón de Aquiles del nuevo Passat.
Por otro lado, la versión probada por Autonoción incorpora la tecnología Bluemotion como ya ocurriese en el Golf que pasó por nuestras manos hace unas semanas. ¿Qué es Bluemotion? Bluemotion es el concepto utilizado por Volkswagen para denominar sus modelos más ecológicos, lo que implica la utilización de una tecnología específica, encaminada a lograr unos consumos moderados y una reducción en las emisiones de CO2 a la atmósfera, así como cualquier otro elemento que se pueda incluir en el vehículo para favorecer el cuidado del medioambiente. Más allá de que evidentemente se nota en el bolsillo a la hora de tener que llenar el depósito, es una manera de ganar adeptos entre los más preocupados por el medio, por lo que aplaudimos la iniciativa de fabricante germano. A nivel de rendimiento, tras probar un Passat VI y un Passat VII Bluemotion, ambos con el motor 2.0 de 170 CV, podemos decir que la diferencia es mínima, y que posiblemente sea achacable única y exclusivamente a que la unidad probada de la generación anterior era manual, mientras que el Bluemotion era automático.
Como ya hemos dicho, los cambios estéticos del nuevo Passat quedan reservados para el exterior del vehículo. En este sentido, el frontal se asemeja más al del resto de últimos modelos de Volkswagen, en ese intento de conseguir una imagen de marca, tan extendido últimamente entre los fabricantes. Desde mi punto de vista es un modus operandi que deja en entredicho la capacidad de los diseñadores, aunque sin embargo estoy seguro de que no responde a su falta de creatividad, sino más bien a la estrategia marcada por la propia marca. Deberían plantearse tal vez que, del mismo modo que hay quien se compra un Volkswagen para distinguirse de quien se compra un Skoda (por aquello de quedarnos dentro del mismo grupo), el que se compra un Passat también quiere distinguirse de quien se compra un Polo o un Golf, y no le vale con tener un Jetta alargado. En cualquier caso es éste un mal endémico de todas las marcas y no es Volkswagen precisamente pionera en ese aspecto.
El frontal, reflexiones al margen, es indudablemente bonito. Más serio que el de su antecesor, se diferencia por una parrilla más agachada y estrecha a cuyos extremos se sitúan las ópticas, también más rectas, al igual que los antiniebla, ubicados en la parte inferior. En los laterales, el nuevo Passat abandona la moldura a media altura de las puertas, dejando paso a una situada en la parte inferior de las mismas, lo que supone a mi entender una línea más elegante, en consonancia con las berlinas premium. Por lo demás, formas iguales a las de la Generación VI. La parte trasera es posiblemente la que más se diferencie del modelo anterior. Un poco más baja, se caracteriza, al igual que el resto del vehículo, por abandonar cualquier forma redonda y buscar ángulos más rectos. Dos molduras, una en la parte baja del maletero y otra abajo del todo, dan al Passat aún mayor sensación de anchura y transmiten una idea de cambio mayor de la que realmente hay.
Una vez en el interior, tal y como hemos dicho encontramos pocas modificaciones, por no decir ninguna más allá del reloj. Sin embargo, ¿supone este hecho que el Passat presenta deficiencias en su interior? Nada más lejos de la verdad. En líneas generales, si no conociésemos el modelo anterior, pensaríamos que nos encontramos en un coche realmente cómodo y funcional, además de moderno y actual. No es un diseño especialmente atrevido, sino todo lo contrario, muy clásico, pero no está anticuado. Así pues, ¿qué problema hay en que no se haya remodelado el interior del Passat? Desde un punto de vista práctico, si funciona bien como en este caso, ninguno; el problema reside únicamente en que de cara a la galería no queda bien dar a entender que sacas un nuevo modelo al mercado, que después resulta ser el mismo con una carrocería ligeramente distinta. No obstante, es una crítica generalizada y como tal la reflejo; ahora bien, prefiero tres generaciones seguidas con este mismo acabado interior y con una línea continuista antes que un cambio radical como resultado del abaratamiento de los costes y traducido en una pérdida de calidades. Porque si de algo no tenemos duda, es de la calidad del Volkswagen Passat. Es una apuesta segura tanto por los elementos que se aprecian a simple vista (buen cuero, costuras bien perfiladas, buen tacto de volante, asientos cómodos) como por lo que no se ve de primeras (motor, electrónica, seguridad, etc.).
Por fin nos sentamos en el asiento del conductor, y como he mencionado hace un momento, el asiento es tremendamente cómodo. Y raro será el que no encuentre su postura, pues la movilidad de asiento y volante permiten adaptar la posición al gusto de cada uno. El volante se regula en altura y profundidad, y el asiento se regula eléctricamente (con memoria conductor y copiloto), pudiendo modificar la intensidad y altura incluso de la ayuda lumbar (también dispone de climatizador y masaje). Toda vez que ya nos hemos acomodado, colocamos nuestros espejos retrovisores laterales (también eléctricos y plegables) así como el central (posiciones día/noche). Disponemos de una bandeja central en la que depositar los artículos que llevemos encima con capacidad además para dos latas o botellas pequeñas, así como un inmenso cajón bajo el reposabrazos (regulable sólo en altura). Otro hueco que nos llama la atención es la guantera. Su tamaño no es espectacular, pero posee conexión USB, así como cargador para IPod con su correspondiente compartimento para llevar el móvil. De esta forma podemos cargar nuestro móvil mientras estamos en el vehículo o escuchar las canciones que tengamos en el teléfono directamente en el coche, aunque esto también lo podemos hacer sin necesidad de conectarlo mediante cable.
La unidad probada dispone de mandos en el volante para poder manejar con mayor facilidad y seguridad tanto el ordenador de abordo como el bluetooth una vez emprendida la marcha. Sin embargo, no dispone de navegador por lo que no pudimos comprobar la precisión en las indicaciones del mismo, ni su dificultad de uso. Nos pasamos a las plazas traseras y descubrimos un asiento dividido 60/40 con reposabrazos central que incorpora dos posavasos extraíbles (a partir de la versión “Advance”). Además de cómodos proporcionan suficiente espacio para las piernas gracias a una distancia considerable con respecto a las plazas delanteras. Es un coche ideal para viajar, y en el campo de la amplitud se hace especialmente fuerte.
Por último, el maletero, como se puede apreciar en las fotografías, es bastante grande y aún se puede ampliar su espacio abatiendo uno o los dos asientos traseros de manera individualizada. Para los amantes de la nieve, la zona del reposabrazos comunica con el maletero por si se quisiera viajar con esquís (para versiones “Advance” y “Highline”). Como novedad, el maletero del Passat puede abrirse pasando el pie por debajo del paragolpes trasero mediante un sensor que detecta el movimiento siempre que pidamos el arranque sin llave. El de la versión berlina ofrece un increíble volumen de 565 litros por lo que anillas de sujeción cromadas y ganchos para bolsas aseguran la carga (con rueda de repuesto se queda en 475 litros). Uno de los detalles que refleja el alto nivel constructivo del nuevo Passat son las bisagras del portón trasero integradas discretamente fuera del maletero. Además, éste puede desbloquearse desde dentro y abrirse completamente pulsando un botón. El triángulo de emergencia se guarda en la tapa del maletero para garantizar su accesibilidad incluso al tope de carga.