Cada vez las normas sobre emisiones son más duras, buscando que los coches nuevos sean cada vez más respetuosos con el medio ambiente en lo que a emisiones de CO2 se refiere. Si a esto le añadimos que la mayoría de los compradores consideran los consumos como un factor determinante a la hora de comprar un vehículo con una u otra motorización, no es de extrañar que cada vez más marcas opten por ofrecer modelos con tecnología híbrida, combinando un motor de gasolina y un motor eléctrico.
Además, cada vez es más común que esas baterías eléctricas, no sólo se recarguen aprovechando la energía generada en la frenada, sino que se puedan enchufar a una corriente eléctrica, como haría un coche eléctrico y así su autonomía aumenta considerablemente, como en el caso del Toyota Prius Plug-In Hybrid (ver prueba) o del Mitsubishi Outlander PHEV (ver prueba).
El modelo que nos ocupa en esta ocasión es la última novedad de Volvo, el nuevo XC90 T8, que es el primer Volvo que se ha diseñado desde cero para integrar un sistema híbrido enchufable y del que recientemente os anunciamos sus precios. De esta manera ofrece todo el rendimiento propio de un SUV de lujo, pero con las emisiones propias de otro tipo de vehículo.
Basado en la nueva plataforma SPA y con el exitoso sistema de propulsión de gasolina DRIVE-E, Volvo ha logrado crear un SUV de 7 plazas que entrega una potencia máxima de 400 cv y un par motor de 640 Nm, combinado con unas emisiones muy bajas, 59 g/km y un consumo propio de una scooter de baja cilindrada, 2,5 litros a los 100 km. Es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en tan sólo 5,9 segundos.
El Volvo XC90 T8 cuenta con cinco modos de conducción:
– Hybrid: Es el modo predeterminado, adecuado para el uso diario. El coche, de manera automática va alternando entre el motor de gasolina y el motor eléctrico para ofrecer el mejor consumo en general.
– Pure electric: Es el modo 100% eléctrico, en el que para moverse, el XC90 T8 emplea únicamente la energía proporcionada de la batería eléctrica. En este modo la autonomía es de más de 40 km. Si en un momento puntual necesitamos más potencia, el motor de gasolina se conectaría automáticamente.
– Power Mode: En este modo, el coche emplea el rendimiento del motor de gasolina y del motor eléctrico al mismo tiempo. Arrancando y a baja velocidad aprovecha la fuerza constante y desde abajo que ofrece el motor eléctrico, mientras que a medida que se gana velocidad, se aprovecha de la curva de potencia del motor de gasolina.
– AWD: Al activar este modo de conducción se activa la tracción total permanente,
– Save: Con este modo se puede «congelar» el nivel de la batería para usarla en otro momento posterior, por lo que rodaríamos usando únicamente el motor de gasolina. En caso de que el nivel de carga de la batería sea muy bajo, este modo también permite usar la energía del motor de gasolina para cargar la batería hasta cierto punto, y poder usar el motor eléctrico más adelante.