Los avances de la tecnología, en general, y de la Inteligencia Artificial (IA), en particular, están muy bien y suponen un gran paso hacia delante en la industria. Sin embargo, también debemos tener en cuenta y valorar los riesgos, como la ciberseguridad o nuestra privacidad. Pensemos, por ejemplo, en los avanzados sistemas de infoentretenimiento actuales de nuestros vehículos.
Coches a los que puedes hablar con un lenguaje natural y que aprenden de tus costumbres. Impresionante, pero no es oro todo lo que reluce. Así lo señala el último estudio de la Fundación Mozilla, el cual afirma que el 84% de las empresas de automóviles estadounidenses comparten nuestros datos, entre otras cosas, con terceros. Las 25 marcas analizadas obtuvieron la calificación «Privacidad no incluida».
No es casualidad su baja puntuación dado el mal tratamiento de los datos de los consumidores. En concreto, todas las marcas analizadas por la fundación recopilaron más datos de los necesarios para ejecutar sus servicios conectados. Eso les permite conocer datos como la velocidad o nuestras canciones favoritas, pero también información como nuestra vida sexual.
¿Y si esos datos se comparten con las aseguradoras?
Seguramente a Mutua Madrileña o Línea Directa no les interesará mucho tu vida sexual, pero sí tu perfil como conductor. El New York Times se hace eco de una fuente anónima que trabajó en General Motors y que asegura que algunos fabricantes de automóviles están vendiendo los datos recopilados a través de aplicaciones como OnStar Smart Driver a empresas corredoras de datos.
Dichos datos son posteriormente facilitados a las aseguradoras, quienes los utilizan para determinar las tarifas a cada cliente. Tal y como apunta la fuente, los ingresos anuales del programa son «de unos pocos millones de dólares«. De hecho, en el propio artículo podemos leer el caso de un conductor de Florida al que siete compañías no quisieron asegurar por su conducción.
Al parecer, este propietario de un Cadillac descubrió que su vehículo había registrado muchas frenadas y aceleraciones bruscas, así como diversos excesos de velocidad. Si bien es preciso tener en cuenta que el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) de Europa es diferente a la normativa estadounidense, eso no quita que en unos meses o años a algún iluminado en Europa le parezca una gran idea.
Al fin y al cabo, el análisis de este tipo de datos es algo que ya hacen los fabricantes de automóviles en todo el mundo. Muchos de ellos incluso te muestran aplicaciones en el cuadro de instrumentos o el sistema de infoentretenimiento con tu puntuación al volante, a fin de lograr que conduzcas más seguro y eficiente. Y cuando aceptar las condiciones del sistema del vehículo, aceptas compartir estos y muchos otros datos…